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divendres, 8 de juliol del 2011

‘Libre, solo y sin pasta / Lliure, sol i escurat’, Romain Monnery

Libre, solo y sin pasta / Lliure, sol i escurat 
Romain Monnery/ Editorial Rosa dels Vents
Editorial Grijalbo
1ª edición, junio de 2011
240 páginas
ISBN 9788425346422/ ISBN 9788401387807


Una de las preguntas que circula con cierta asiduidad desde que estamos en crisis es qué pueden hacer los jóvenes que han acabado de estudiar y no encuentran trabajo. Lejos de los libros de reflexión que están apareciendo recientemente sobre los indignados, la crisis o las funestas consecuencias del capitalismo descontrolado, Grijalbo en castellano y Rosa dels Vents en catalán acaban de publicar Libre, solo y sin pasta, del francés Romain Monnery, una novela desenfadada con la que el autor propone un modus vivendi de lo más (voluntariamente) vegetativo.
Trasto ha sido expulsado de su casa tras haber aprobado la carrera universitaria y ha descubierto que la vida no le ofrece suficientes alicientes como para verse obligado a buscarse un empleo acorde a sus estudios (a fin de cuentas, solo le ofrecen trabajos de becario mal pagados). Sin embargo, le pone ilusión a un empleo que le han ofrecido en una productora de TV, haciendo fotocopias, llevando café y como extra en un programa que resulta ser un fracaso.
Tras rechazar una oferta indecente del dueño de la productora, es despedido, pero consigue que el Estado le pague una renta mínima, con lo que decide que ya tiene suficiente para llevar una vida como la suya, en un piso compartido, en el que sus otros tres compañeros se mantienen como pueden (uno con un trabajo de poca monta, otro con sueños de empleos importantes y el tercero con la ayuda de sus padres). De ese modo, Trasto llega a apartarse del mundo y se conforma con ver películas, leer novelas de bolsillo, navegar con su ordenador y masturbarse unas cuantas veces al día, circunstancia que, como él mismo declara, no lo considera una pérdida de tiempo.
Leyendo la novela se nota que Monnery sabe de lo que habla o, cuanto menos, se inventa a la perfección un estilo de vida que, con casi toda probabilidad, siguen muchos jóvenes (y no tan jóvenes) de toda Europa. El autor luce un sentido del humor que hace que el lector pueda ponerle ironía a una situación de crisis que cada vez se antoja más seria. Karl Marx dijo que “el trabajo dignifica al hombre”; ahora Monnery propone otra visión muy diferente que si no pone los pelos de punta a más de uno, al menos provocará las risas a unos cuantos.
Xavier Borrell


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