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divendres, 26 d’agost del 2011

Llueve sobre La Habana de José Luis Muñoz


Llueve sobre La Habana
José Luis Muñoz
Editorial: La página
Colección: Sýnoros
Primera edición: 2011-08-02
Páginas: 287
ISBN 9788493852122

Llueve sobre La Habana es una novela negra en el más amplio sentido de la palabra. Negra, no sólo porque proliferen los crímenes y el más cruel enseñamiento del criminal con sus víctimas, sino porque todo en ella resulta gris oscuro y tiende a negro. No me refiero al estilo que, como es habitual en las obras de José Luis Muñoz es admirable y se adapta a la perfección al entorno que rodea la acción y a la acción en sí misma. Es gris, casi negro, el ambiente en el que se mueve el instructor policial Rodríguez Pachón - castrista convencido y hombre de una moral singular- responsable de la investigación de los salvajes asesinatos de varias jineteras que templan en La Habana a cambio de unas monedas. Asesinatos que Rodríguez Pachón consigue atribuir muy pronto a un norteamericano destinado en la isla y que resulta diplomáticamente hablando un intocable. Un gris-miseria que todo lo empaña y que todo lo enturbia y que tiñe la novela de un velo de sordidez desde la primera a la última página, un gris-duelo por el amor que se ha dejado escapar y que no ha muerto y un gris-sexo de pago que da color a las relaciones frecuentes del protagonista con mujeres que no son la deseada. Un gris omnipresente que conviene a la atmósfera y acompaña perfectamente a la acción y a la reacción.
         Es Llueve sobre La Habana una novela en la que el sexo tiene un papel determinante, tanto en el origen de los crímenes como en la vida privada y marcadamente disoluta del policía; pero el lector no debe esperar una novela erótica en el sentido tradicional. Es un erotismo el de la novela a la habanera manera. Lo que el lector encontrará son bellas y voluptuosas jineteras que se prostituyen habitualmente por pura necesidad, proxenetas acanallados que trafican con menores, sexo ocasional y casi a ráfagas y el perpetuo aroma a miseria y a pérdida.
         José Luis Muñoz ha conseguido lo que, sin duda alguna, perseguía: retratar un pueblo, el cubano, ilustrado y en perpetuo estado de excepción, un pueblo capaz de superar las mayores adversidades – todas ellas de un gris ceniciento- a base de ingenio y sacrificio y de obsequiar al visitante con la mejor de sus sonrisas.  Como en su reciente obra La frontera sur, si algo cabe destacar en el oficio de José Luis Muñoz, es que es un gran creador de ambientes. En Llueve sobre La Habana un mérito añadido es la utilización de un lenguaje, llamémosle habanero, que el autor parece dominar como si hubiera crecido junto al malecón.  

Empar Fernández

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