Tras años descatalogado, Umbriel reedita El circo de la noche, la novela que supuso el debut literario de Erin Morgenstern (Marshfield, EEUU, 1978) un libro que aunque sacudió el panorama editorial en su país (fue best seller del New York Times) por nuestros lares no tuvo tan buena acogida.
Y no es de extrañar.
Sinceramente y con toda seguridad esto acabe resultando ser lo más lógico que se pueda decir sobre el libro: o te gusta o lo odias.
Si entras en el mundo mágico de Morgenstern, sus personajes, sus situaciones y su historia de sueños (no en vano el nombre del circo es Le cirque des rêves) sin duda este será tu libro, más allá de la omnipresente historia de amor que todo libro debe esconder entre sus líneas. Pero como no aguantes ese mundo caótico, desquiciado, sobrenatural y la lógica historia de amor de sus dos personajes, Marco y Celia, sin duda no aguantarás ni hasta que la acción llega 24 años después del inicio de la historia (las primeras páginas datan de 1873 y saltan a 1897, la friolera de 24 años en tan solo 57 de esas páginas) a Concord, Massachusetts, tras pasar primero por Nueva York y después por Londres.
El circo llega sin previo aviso. Ningún anuncio lo precede. De pronto está allí, en el lugar donde el día anterior no había nada. Un cartel negro que cuelga en las puertas dice lo siguiente en letras blancas:
ABRIMOS AL ANOCHECER.
CERRAMOS AL AMANECER.
¿Qué clase de circo abre solo de noche? Se pregunta la gente. Infinidad de carpas a rayas blancas y negras llenan la explanada, el olor a palomitas dulces, manzanas asadas bañadas de caramelo y a chocolate caliente llena el recinto, la gente accede a un mundo de sueños, de magia, encantamientos, trucos inimaginables, mundos indescriptibles, pero también de acróbatas, trapecistas y equilibristas, una adivina y una enigmática contorsionista entre otros seres que pueblan ese misterios, mágico y por momentos delicioso mundo. Bien se podría hacer un paralelismo entre Le cirque des rêves y El País de Nunca Jamás que creó J.M. Barrie para su Peter Pan acompañado de Wendy. Un mundo donde todo es posible.
Pero todo esto tan solo resulta el envoltorio de lo que realmente ocurre en el circo: un duelo a muerte.
Marco y Celia son dos jugadores, y el circo su tablero de juego. Y aunque el amor los une, para ganar dicho juego macabro uno de los dos debe morir.
Un terrible duelo entre dos jóvenes magos entrenados por el hombre de gris el primero y por su propio padre la segunda.
Aunque por momentos nos encontremos confusos durante su lectura, no en vano cada uno de sus capítulos transcurre en un lugar concreto y en años distintos, cuando su lectura avanza acabamos entrando en el juego de la autora y salimos vivos de cada uno de sus locas historias. También es bien cierto que por momentos no entendemos qué nos está intentando contar Morgenstern, y más cuando aparece en escena Bailey, un niño que jugando con su hermana y sus amigos a Verdad o desafío, debe acceder al circo y traer una prueba de que estuvo en él, lógicamente, mientras este está cerrado (un niño no debe deambular por la noche solo), pero cuando todas las piezas se van uniendo entendemos perfectamente quién, es, qué hace, y su rol en la historia.
El circo de la noche es toda una declaración de amor al mundo del circo, es obvio, pero también al mundo de los sueños, ese lugar donde todo es posible, donde la magia impera y donde el espectador de a pie vive experiencias que no podrá vivir jamás, no al menos hasta que el circo vuelva a la ciudad, sin previo aviso.
Si te gusta Mathias Malzieu y todo su universo, sin duda El circo de la noche es tu libro.
SALVA G.
Título: El circo de la noche
Autor: Erin Morgenstern
Traducción: Eleonora González Capria
Editorial: Umbriel
Edición: 1ª edición, mayo de 2020
Número de páginas: 441 pp.
I.S.B.N. 978-84-16517-28-2
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada