1992.
Magnífico año.
Sobre todo si eras culé. O fan de Mr. Big. Menudo gol que marcó Tintín Koeman. Y vaya disco que editaron los americanos. Tras seis años de espera tras la fatídica final de Sevilla, Wembley fue como un viejo sueño cumplido. Dos meses después Barcelona sería conocida internacionalmente como sede de los Juegos de la XXV Olimpiada.
Desde el 25 de julio, día de la inauguración, hasta el 9 de agosto, día en que se puso fin al evento con una ceremonia de cierre más luminosa que la de apertura, Barcelona fue el ombligo del mundo. Todo el mundo quería estar en Barcelona. Menos los barceloneses de pro. Sabían que aquello era pura fachada.
Que en Sevilla estuvieran con la Exposición Universal no ayudó tampoco. Nubes negras se cernieron sobre el país al año siguiente con una consabida crisis.
La ilusión de un país en transformación alcanzó su punto álgido con ambas efemérides y nos hizo creer que lo teníamos todo ganado. Pero qué equivocados estábamos. Ese verano muchos jóvenes descubrieron las sombras que se ocultan en todo aquello que reluce.
Enrique Llamas (Zamora, 1989) cuenta en Lo nuestro, su última novela, la realidad de algunos de esos jóvenes.
Protagonistas desarraigados que huyen de la periferia madrileña buscando una oportunidad, un sueño o simple y llanamente aquello que sus progenitores no tuvieron y que a ellos sí se les prometió. La cantinela de estudia y tendrás un porvenir fue un mantra que hizo mucho más daño que la violencia con la que nuestros padres nos trataban años atrás.
Polo tiene treinta y un años. Es periodista. Aunque sus padres hubieran querido que fuera abogado como su hermano pequeño para así tener un porvenir asegurado. Vive con un amigo desde hace cinco años. Lo conoce desde hace más de quince años. Jaime es su nombre. Y está a punto de jugársela.
Polo es destinado junto con Miguel a Barcelona. Trabajan para una televisión privada y hacen todo lo que les piden. Tener que pasar el día en las Ramblas preguntando a los extranjeros si conocen a Arantxa Sánchez Vicario no es lo que más les estimula. Ellos quieren entrevistar a la joven en profundidad. El verano de 1992 fue caluroso y húmedo. Para alguien venido del extrarradio madrileño, Barcelona tenía un color especial, ni mejor ni peor que Sevilla, distinto, la luz del mediterráneo es lo que tiene. Ambos jóvenes buscarán la noticia con ahínco.
Ese mismo verano, Clara, a sus catorce años, quiere cumplir su sueño. Ver a Arantxa Sánchez Vicario. Su corta edad no le impedirá llegar a la ciudad Condal y por casualidades del destino, podrá ver a su heroína jugar el primer partido de la competición contra la rumana Irina Spîrlea.
Clara descubrirá por sí sola lo que es madurar antes de tiempo. Se convertirá en mujer una tarde en la estación de tren de Barcelona y conocerá de primera mano todo aquello que las familias esconden y volverá asustada, aunque feliz por el reencuentro, a casa de sus padres, su refugio, con sus necesidades y sus faltas, pero segura.
Llamas describe la ilusión y la desesperanza de una época magníficamente, al igual que la pérdida de inocencia de una joven Clara.
Lo nuestro mantiene nuestra atención por dos razones, la primera y primordial por todo aquello que cuenta, no fue fácil salir de la burbuja en la que se encontró Barcelona durante aquel verano de 1992, y segunda, por la forma en que el autor intercala en una misma discusión dos épocas diferenciadas de una forma admirable.
Sí, tal vez ese sea el punto ganador de la novela.
Lo nuestro acaba siendo un baño de realidad, la derrota y el desengaño después de una ilusión, de un sueño logrado.
SALVA G.
Título: Lo nuestro
Autor: Enrique Llamas
Editorial: AdN
Edición: 1ª edición, septiembre de 2023
Número de páginas: 263
I.S.B.N. 978-84-1148-409-1
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