divendres, 11 de desembre del 2015
'El crimen de Orcival' - Émile Gaboriau
De nuevo nos encontramos a vueltas con la paternidad de la novela policiaca y la creación del detective moderno.
En 1841, E. A. Poe publica Los asesinatos de la calle Morgue y establece las normas fundacionales del género. En 1868, Wilkie Collins escribe La piedra lunar y abona el terreno. En 1887 aparece Sherlock Holmes y sienta cátedra. Con ellos, la novela policiaca adquiere definición y peso propio al tiempo que moldea un personaje, el investigador, que desarrollará una más que prolífica carrera a lo largo del siglo XX y, por lo que parece, lo continuará haciendo en el XXI por más que el intrusismo aficionado cause furor entre escritores y lectores.
Pero, a pesar de la común aceptación de la trinidad primigenia, el baile de atribuciones y fechas no deja de moverse cada vez que se descubre, publica, traduce o se lee una nueva obra fechada en los orígenes del misterio. Y dÉpoca vuelve a ofrecer nuevos argumentos para el movimiento de atribuciones con este curioso caso que aúna lo mejor de la trama detectivesca con la novela costumbrista y el folletín.
El crimen de Orcival se publica en 1866 y parece equilibrar la resolución del crimen entre el investigador casual (en este caso, el padre Tabaret) y el detective profesional, Lecoq (que, no en vano, rima con Vidocq), del mismo modo que se desarrolla entre las escenas de la vida parisina y su facilidad para el pecado y la destrucción y los placeres de la dulce existencia rural.
Un crimen brutal sacude la aparentemente bucólica vida en Orcival . Las fuerzas vivas de la localidad pronto dan con el culpable sin salir de los límites de la propiedad aunque no todos los habitantes del pueblo aceptan este arreglo doméstico. El episodio es mucho más profundo y oscuro de lo que parece y, para poder seguir su origen y desarroyo, hará falta alguien más versado en seguir rastros más tenues y razones más ocultas. A la perspicacia local (Père Tabaret), pronto se unen las capacidades capitalinas, poniendo en común su sagacidad, su capacidad para la captación de indicios y su conocimiento de la naturaleza humana. Lecoq ya es un detective tal y como lo conocemos: se disfraza, se infiltra, husmea, sigue rastros, busca señales...y tras sus pasos se lanza el lector en una vorágine de sucesos que apenas le deja separar los ojos del libro.
En muy pocas ocasiones 130 años pesan tan poco sobre una obra. Su interés y ligereza (dicho como un cumplido) conseguirán enganchar incluso al lector más resabiado y, por lo menos, divertirle. Algo que, no por ninguneado, no deja de ser dificilísimo.
SAMEDIMANCHE
Título: El crimen de Orcival
Autor: Émile Gaboriau
Traducción: Eva María González / Introducción: Juan Mari Barasorda
Editorial: dÉpoca
Edición: 1ª edición, octubre de 2015
Número de páginas: 452 p.
ISBN: 978-84-943634-3-6
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No me ha quedado muy claro de que va la novela, como está escrita, si es o no es una buena novela... Aquí el tal SAMEDIMANCHE se ha limitado a tirar de "wikipedia" y de las solapas del libro y poco más.
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