Al acabar la lectura de Regreso, la premiada primera novela de la madrileña Elena Hernández Matanza, se alzó con el primer premio en el LXVII Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid, uno tiene la sensación de que se queda a medias, de que ese final no es un verdadero final sino el inicio de algo. Pero cuán equivocado se encuentra uno al comprobar que en realidad sí estamos ante un final, el final de una historia personal, el final de un dolor enquistado 35 años en el alma de Pura, una de las protagonistas de la novela durante todos esos años y más.
Como toda mujer de esa época, Pura se casó con un hombre que con los años cambió radicalmente, sobre todo cuando le llegó el éxito profesional y con él el dinero. Siempre quiso más. Ya lo dice Tita, la hermana de Pura y la segunda protagonista de la historia: fue tan pobre de pequeño que no supo ser rico de mayor. Y que abandonase a los suyos no estuvo bien. Pura tuvo que luchar para sacar adelante a cuatro hijos y para mantener el piso que habían comprado en Madrid.
Ahora Pura vive en un pueblecito tranquilamente. A sus 74 años no tiene preocupaciones, más allá de la posible vuelta sorpresa de Carlos, el hijo drogadicto. En el pueblo tiene a sus amigas Carmen y Victoria. A una de sus hijas, Susana, que junto a su marido Francis regentan la pescadería donde Pura echa una mano algún que otro día. Está inscrita en un Club de Lectura, aunque nunca consigue acabar los libros a tiempo. Y así pasa su vida. Entre cafés con leche, porras, siestas, visionado de programas en la televisión degustando una onza de chocolate y aguantando el dolor de cadera provocado por una operación de la misma.
Hasta el 29 de octubre, día en el cual Segundo, así se llama el marido que la abandonó, se presenta en la puerta de su casa en Robledo de Chavela, el pueblo donde reside Pura, famoso por la base de seguimiento de satélites de la NASA. Es exactamente en este punto cuando da inicio no solo la novela en sí, sino la historia de Pura.
Resulta extraño comprobar como el título del libro, Regreso, solo es el punto de partida de la novela y no el final de la misma, bien podríamos denominarla Encuentro o mejor aún, Reencuentro. Todo tiene una explicación.
Tras el regreso de Segundo, este se queda en el cuarto de invitados bajo la orden de no salir a la calle para nada. Pura no tiene ganas de que sus vecinos vean a quien aún a día de hoy sigue siendo su marido, pero para quien no guarda ni un buen sentimiento, solo alberga odio dentro de ella. Es en este punto cuando Pura comienza a mentir a todo el mundo, a tener comportamientos extraños, su cambio de look es uno de ellos, vómitos y ganas de aventura.
Pero todo ello se acaba en el instante en que Segundo aparece muerto en su habitación de invitados. Pura no sabe qué hacer, más allá de insultar a su marido por lo que acaba de hacer. La decisión de llamar a su hermana Tita es vital para el devenir de los acontecimientos. Ambas emprenden una huida hacia adelante que les llevará a vivir peripecias que jamás hubieran soñado, como dice Tita en un momento de la larga conversación que mantiene con su hermana: una coja y una tuerta viviendo aventuras y a nuestra edad. Con Tita al volante deciden llevar el cadáver de Segundo a su pueblo, Toril, y dejarlo tumbado en la cama como si nada hubiera pasado. Ahí es donde encontramos el reencuentro famoso del que hablábamos unos párrafos más arriba.
Si el inicio de Regreso da como resultado una novela costumbrista, hacia la mitad de la novela, justo cuando las dos hermanas emprenden ese loco viaje a Toril a bordo de la furgoneta de la pescadería de Susana y Francis con el cadáver de Segundo en el refrigerador trasero, esta se convierte en una road movie con tintes surrealistas en una España del pasado, el mismo que ambas hermanas acaban sacando en su larga conversación para mantenerse despiertas en ese viaje nocturno hacia el futuro.
Sin duda lo más destacable de la novela, más allá de la delicada pluma con la que Hernández Matanza dibuja a sus personajes, todos ellos con una pátina real, la vecina de Pura en el barrio de El Pilar en Madrid, Adelina y sus lentejas son tan reales que ese olor que desprende el guiso llega a nuestras fosas nasales durante la lectura del libro, es la sororidad que desprenden ambas protagonistas, Pura y Tita.
No sabemos si Regreso tendrá una continuación, la verdad es que la vida de esas dos mujeres bien daría para una serie de libros, pero sin duda cada uno de nosotros puede llevar a cada uno de los personajes de la historia hacia donde quiera para ponerle un fin más allá del final de la misma.
Sí, Regreso es un pequeño retazo de la historia de las mujeres de este país que dibuja con maestría el lienzo completo de lo que tuvieron que luchar, soportar y tragar. Una novela que sin quererlo ni pretenderlo se erige en el palo de la bandera de la lucha de la mujer contra el patriarcado.
SALVA G.
Título: Regreso
Autor: Elena Hernández Matanza
Editorial: algaida
Edición: 1ª edición, abril de 2021
Número de páginas: 293 pp.
I.S.B.N. 978-84-9189-492-6
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