Paseando por Oslo, y sin saber noruego, los componentes de Tricicle descubren por casualidad Forever Young. Impactados por las risas de los espectadores y atraídos por la música, deciden adaptar el musical para traerlo a nuestro país. Al día siguiente compran los derechos.
El espectáculo sigue la pauta del original pero, con aportaciones locales. Se interpretan hits como la propia Forever young, You can leave your hat on o I will survive, junto a pinceladas de Sisa y Serrat.¿Qué harás en el 2050?
Con esta pregunta se inicia la obra y adivinas por los gestos de tus compañeros de fila que, la mayoría de de forma automática, realizan el cálculo mental para saber su propia edad en esa fecha.
Sí, con suerte seremos ancianos, es la respuesta a la operación matemática, como la mitad de la población europea. Y tras la aceptación de esta aplastante realidad, empieza la función.
Seis artistas jubilados y casi centenarios entre los que se encuentran indignados, okupas y rockeros, aparecen en escena. Conviven en un geriátrico donde una enfermera con mal carácter, se encarga de su atención.
Con su increíble voz, interpreta canciones donde les recuerda su senectud, canta sobre la muerte, el suicidio. Los ancianos callan, tiemblan, refunfuñan por lo bajo, mientras las cenizas de Pepe Rubianes descansan sobre el piano.
La enfermera desaparece en varias ocasiones de la escena, momentos en que los artistas jubilados, a pesar de sus limitaciones, exteriorizan al joven que llevan en su interior. Se suben al sofá, cantan, bailan, sienten celos, se enfadan, ríen.
Llegan al clímax de su euforia y deciden salir a la calle, ocupar los organismos oficiales, iniciar una revolución social y cuando la enfermera los reprime, le disparan con un arma que María Adamuz lleva escondida en una caja durante toda la representación.
El público llega a pensar que los jubilados han llevado a cabo su rebelión, se escuchan sonrisas del público, se contagia el entusiasmo de los centenarios, pero, la enfermera se levanta, dice que es tarde, que deben volver al geriátrico y nos damos cuenta que todo ha sido ficción dentro de la ficción.
Diversión mezclada con melancolía se destila en esta obra que nos recuerda algo tan evidente como relegado en nuestra consciencia: Todos envejecemos.
Con esta pregunta se inicia la obra y adivinas por los gestos de tus compañeros de fila que, la mayoría de de forma automática, realizan el cálculo mental para saber su propia edad en esa fecha.
Sí, con suerte seremos ancianos, es la respuesta a la operación matemática, como la mitad de la población europea. Y tras la aceptación de esta aplastante realidad, empieza la función.
Seis artistas jubilados y casi centenarios entre los que se encuentran indignados, okupas y rockeros, aparecen en escena. Conviven en un geriátrico donde una enfermera con mal carácter, se encarga de su atención.
Con su increíble voz, interpreta canciones donde les recuerda su senectud, canta sobre la muerte, el suicidio. Los ancianos callan, tiemblan, refunfuñan por lo bajo, mientras las cenizas de Pepe Rubianes descansan sobre el piano.
La enfermera desaparece en varias ocasiones de la escena, momentos en que los artistas jubilados, a pesar de sus limitaciones, exteriorizan al joven que llevan en su interior. Se suben al sofá, cantan, bailan, sienten celos, se enfadan, ríen.
Llegan al clímax de su euforia y deciden salir a la calle, ocupar los organismos oficiales, iniciar una revolución social y cuando la enfermera los reprime, le disparan con un arma que María Adamuz lleva escondida en una caja durante toda la representación.
El público llega a pensar que los jubilados han llevado a cabo su rebelión, se escuchan sonrisas del público, se contagia el entusiasmo de los centenarios, pero, la enfermera se levanta, dice que es tarde, que deben volver al geriátrico y nos damos cuenta que todo ha sido ficción dentro de la ficción.
Por haberse portado bien durante la semana, la enfermera los lleva a un teatro abandonado para que interpreten la obra, los sueños de una juventud que nunca más volverán a tener oportunidad de convertir en realidad.
Forever Young es un musical que reivindica el Carpe Diem. Vive el instante porque no hay vuelta atrás.
Xavier Borrell
Durada:
100 minuts
Idioma:
Català
Castellà
Direcció:
Tricicle
Repartiment:
Rai Borrell
Marc Garcia
Llorenç González
Irene Jódar
Mercè Martínez
Marc Pujol
Lucía Torres
Autoria:
Erik Gedeon
Adaptació:
Tricicle
Libreto:
Erik Gedeon
Direcció musical:
Marc García Rami
Veus en off:
Joël Mulachs
Escenografia:
Paula Bosch
Il·luminació:
Luis Martí
So:
Eudald Gili
Caracterització:
Helena Fenoy
Vestuari:
Leo Quintana
Producció musical:
Manuel Villalta
Fotografia:
Haidé Costa
Producció executiva:
Pilar Mir
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