La venganza es un plato que se sirve frío.
La venganza no tiene fecha de vencimiento.
La mejor venganza, como el sexo, se realiza lentamente y con los ojos abiertos.
De estas tres sentencias, sin duda, me quedo con la última, no solo por ser una descripción fehaciente de Los nombres epiceno, la última novela editada en nuestro país de Amélie Nothomb (Kobe, 1967) sino más por pertenecer a Gregory David Roberts (Melbourne, 1952) autor posiblemente la última gran novela editada en el pasado siglo: Shantaram (Umbriel Editores, 2006).
Sé que la primera de ellas corresponde a Pierre Choderlos De Laclos (1741-1803) y aparecía en su famosa novela Las amistades peligrosas (1782), pero qué queréis que os diga, ni compré el libro cuando se editó y sinceramente, prefiero su versión en película, si en ella aparece Michelle Pfeiffer (Santa Ana, 1958) no hay más que hablar (por cierto, apunte: ganó un BAFTA por su papel en dicha película)
Sí, estamos aquí para hablar de, en general, Amélie Nothomb y en particular de Los nombres epicenos su nueva novela, pero quería hacer una pequeña introducción al libr(it)o. Con sus 125 no se puede denominar de otra forma, aunque si hablamos de su calidad deberíamos entonces usar un adjetivo calificativo aumentativo y llamarle librazo.
Los nombres epicenos son aquellos que pueden utilizarse tanto en masculino como en femenino.
Claude y Dominique son los protagonistas de esta novela. Claude es él. Dominique es ella. Reine y Jean-Louis son los otros dos personajes que sin quererlo se tornan protagonistas de la trama.
Claude enamora a Dominique. Su empeño hace que esta caiga rendida a sus pies. El regalo de un frasquito de Chanel nº5 obra el milagro tras infinidad de noes por parte de Dominique.
Tras la boda, aún pone más tesón en dejarla embarazada, convirtiendo un placer en una obligación. Tras lograr su resultado, nace Épicène, la hija de ambos. Pero en ese instante Claude no solo deja de lado a Dominique, sino que también hace lo propio con su deseada hija por la que siente un desprecio solo comparable al odio que la propia hija acaba teniendo para con su progenitor.
Instalados en Paris, en el lado correcto del Sena, Claude insiste a su mujer en que entable amistad con Reine, mujer de Jean-Louis, un matrimonio de la alta burguesía francesa para el buen funcionamiento de la empresa de Claude.
Cuando Dominique, arrastrada por el amor que siente por Claude consigue entrar en el círculo de la pareja conoceremos la verdadera cara de Claude, un marido lleno de maldad, que solo busca ejecutar su venganza, aun con el paso de los años.
Nothomb despelleja a la burguesía parisina, la que solo busca el lujo, las amistades por conveniencia, aquella que está obsesionada por el dinero, que vive de caprichos y que solo piensa en sí misma, como Claude, que solo piensa en él.
La autora, con cuatro pinceladas de la vida de ambos protagonistas consigue dibujar unos perfiles completos de ellos con los que entender no solo sus actos sino sus pensamientos. Con unos diálogos cortos, directos, intensos y tensos a la vez, consigue mantener una escritura depurada, despejada de toda paja, donde tan solo encontramos el grano, un grano integral.
Siempre digo que todo libro esconde una historia de amor. Pues bien, en Los nombres epicenos no es así, aquí lo que se esconde es una historia de odio, cocinado a fuego lento que finalmente acaba quemándose.
Sí, Los nombres epicenos, vuelve a demostrar por qué Nothomb es una de las escritoras más queridas de nuestro tiempo.
No sabemos si aquí hay algo de ella, como sí lo había en Estupor y temblores, Ni de Adán ni de Eva o La nostalgia feliz por citar algunas, y si lo hubiera sin duda su personaje sería la dura Reine y no la maleable Dominique.
Tal vez el único fallo de la novela sea su duración: 125. Mientras en la televisión se sucedían imágenes una tras otra del TN vespre y un servidor se encontraba a la espera del inicio del partido de fútbol que debía enfrentar al Fútbol Club Barcelona con el Club Deportivo Leganés se acabó el libro de una sentada.
Aunque eso sí, lo breve si bueno, dos veces bueno.
Y un refrán más para acabar esta reseña igual que la empezamos: la buena confitura está en el pote pequeño, y Los nombres epicenos es eso.
SALVA G.
Título: Los nombres epicenos
Autor: Amélie Nothomb
Traducción: Sergi Pàmies
Editorial: Anagrama
Edición: 1ª edición, abril de 2020
Número de páginas: 125 pp.
I.S.B.N. 978-84-339-8063-2
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