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dimecres, 1 de juliol del 2020

'El Solitario' - Lorenzo Silva y Manuel Marlasca


Jaime Giménez Arbe (Madrid, 1956) tuvo en jaque durante 14 años, primero, a la Guardia Civil y su Unidad Central Operativa (UCO) y después a la Policía Nacional y su Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid, mientras en ese lapso de tiempo atracaba uno tras otro Cajas de Ahorro y algún Banco de los cuales llegó a sustraer en total un botín de más de 740 mil euros, más de 120 millones de las antiguas pesetas. Su mejor botín ascendió a 111 mil euros, en Calas parra, Murcia, despidiéndose de los empleados del banco con un: “gracias por su colaboración”. Su peor atraco solo le proporcionó 800 míseros euros, en Sarria, Lugo, lo que con toda probabilidad provocó su enfado, hasta tal punto de dispararle en una pierna a un empleado del banco con munición calibre 45 GECO.

La sangre fría con la que actuaba en sus primeros asaltos, sus milimétricos procedimientos, su temple, su destreza en el manejo de las armas, la confianza en sí mismo y la facilidad con que cometía los atracos, hicieron de él el enemigo público número uno en 2004 cuando la policía emitió un cartel de “Se Busca”, un modus operandi rara vez utilizado para localizar a delincuentes comunes (sí se había hecho para miembros de ETA, Grapo o los terroristas del 11M) amén de matar a balazos a dos Guardia Civiles (previamente un Policía Nacional había resultado muerto en una refriega entre un grupo de agentes y Giménez Arbe a la salida de una oficina bancaria, aunque todo apunta que dicho agente murió por el fuego amigo.

El Solitario, así se le empezó a conocer a Giménez Arbe no se tenía por un vulgar ladrón de bancos, él era más un expropiador de bancos, una especie de Robin Hood moderno, lástima que todo lo robado fuera para él y su novia brasileña y no para el pueblo oprimido.

Los periodistas Lorenzo Silva (Madrid, 1966) y Manuel Marlasca (Madrid, 1967) junto al ilustrador Cristóbal Fortúnez (Santiago de Compostela, 1980) dan forma a esta oscura historia de la España negra de forma matemática, arrebatadora y concisa, en una novela psuedo gráfica (no es un cómic propiamente dicho, hay más letra que dibujo, pero las ilustraciones pueden llevar a esa interpretación) que atrapa desde la primera página.

Tras su lectura conocemos la vida de Giménez Arbe: no vivía debajo de un puente para necesitar robar; tenía su propia visión del mundo en el que habitaba; aun viendo la frialdad de sus actos parece ser que todo lo hacía por amor; era minucioso con todo lo que hacia, hasta el punto de guardar en su casa el DNI robado a un empleado en Viveiro en el segundo de sus robos allá por el año 1994.

El 23 de julio de 2007, en Figueira da Foz, ciudad costera perteneciente a la Región de Coimbra en nuestra vecina Portugal, miembros de la Policía Judiciária portuguesa en colaboración estrecha con los cuerpos de la Policía Nacional y la Guardia Civil española, llevaron a cabo la detención de El Solitario justo cuando este tenía previsto realizar un último atraco con el que poder viajar a Brasil y contraer matrimonio con su novia de entonces, Iris Roberta Martins, poniendo fin con ello a 14 años de delitos continuados, tres muertes y tener en jaque a los cuerpos de seguridad del estado.

Giménez Arbe no era un recién llegado al mundo criminal. Su primera detención databa de 1972, cuando sólo tenía dieciséis años. Fue arrestado junto a su hermano Álvaro y a José Antonio Martín Gardoqui, el que fuera batería de la exitosa banda madrileña Burning. Entre 1976 y 1977 fue detenido en Londres y en Malmö (Suecia) por tráfico de drogas. Y se cree que varios de sus viajes a Suecia, Noruega y Finlandia fueron para introducir ilegalmente anfetaminas en el norte de Europa, trabajo que realizaba con su primera esposa. En 1978 la Brigada de Investigación Criminal le detuvo con trescientas recetas falsas de Maxibamato. En 1982 fue detenido por un presunto apuñalamiento en un pub durante una bronca. Tenía denuncias de sus vecinos de Las Rozas por pequeños conflictos: peleas e intentos de atropellos.

No, Giménez Arbe no resultó ser un santo y el tiempo lo puso en su sitio.

A día de hoy se encuentra en la prisión de Zuera. Con sesenta y tres años sus múltiples condenas son una garantía de que no saldrá en libertad hasta cumplir, como mínimo, los setenta años. Siempre que tiene la oportunidad, sigue interpretando el papel de su vida, el de El Solitario, histriónico egocéntrico con delirios de grandeza, aunque el paso del tiempo desdibujó su personaje hasta el punto de desaparecer de la vida cotidiana, hasta hoy, cuando Silva, Marlasca y Fortúnez lo reviven en esta magnífica obra de orfebrería policial y lo ponen así en conocimiento de las nuevas generaciones.

SALVA G.

Título: El Solitario
Autor: Lorenzo Silva y Manuel Marlasca
Ilustraciones: Cristóbal Fortúnez
Editorial: Random Cómics
Edición: 1ª edición, marzo de 2020
Número de páginas: 185 pp.
I.S.B.N. 978-84-17247-65-2

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