Así pues, el trayecto exterior por lugares de toponimia mágica y ancestral —Taniñe, Vea, Sarnago, Yanguas— no constituye más que el pretexto gozoso para encender una cerilla que ilumine levemente la oscuridad de otro trayecto interior, punteado por recuerdos que, de modo simultáneo, pueden ser felices como el sol cuando rompe el alba, o bien dolorosos, como la memoria de todo aquello que se nos quebró un día entre las manos: el jardín perdido de la infancia; un diálogo hecho añicos con el padre ausente; la mirada color avellana de una chica tal vez parecida a Francoise Hardy.
No estamos, sin embargo, ante un libro pesimista, pues en medio de la duda entre huir o quedarse, escribir o callar para siempre, Víctor Colden tira sus dados y elige la soledad benéfica de quien sabe que caminar supone la única manera posible de volver a casa.
Por lo tanto, el lector se abandona a una prosa que fluye con la misma transparencia que el agua de un regato, y va creciendo ante sus ojos mientras, «paso a paso», cose y sana en silencio todas sus heridas. Además, el perfil solitario de una iglesia, la tristeza erguida del ciprés, la pureza intacta de la nieve, o el canto dulce de un mirlo, constituyen quizá los últimos vestigios de esa otra vida ajena al ruido del tiempo que pasa, y donde todavía imperan el amor, la cortesía, y la humildad.
En definitiva, quien se adentre en la escritura reparadora de Víctor Colden —nunca gratuita, siempre justa y necesaria—, lo hará con la ligereza del que silba al caminar una vieja melodía de Leonard Cohen, Simon & Garfunkel o Los Secretos, pero también con la hondura misteriosa del que se detiene para escuchar, por un segundo, el retumbar de las palabras dentro de su pecho y, con ello, descubre que todo lo bueno aún es posible.
CARLOS IGLESIAS DÍEZ
Título: Mañana me voy
Autor: Víctor Colden
Editorial: Abada Editores
Edición: 1.ª edición, octubre de 2023
Número de páginas: 120
ISBN: 978-84-19008-68-8
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