La novelista, dramaturga y periodista Vanessa Montfort (Barcelona, 1975) nos presenta la que posiblemente sea la obra más personal que jamás escribió, así como la más apegada a su persona.
Cuenta Montfort que la obra partió de un cambio absoluto en su vida hace ahora dos años, igual que Marina, la protagonista absoluta de esta novela coral (Casandra, Gala, Aurora, Victoria y Olivia son el resto de protagonistas, esas mujeres que compran flores), incluso, como Marina, que debe llegar a Tánger en el Peter Pan, el barco de su difunto marido, para esparcir sus cenizas en el mar, Montfort comenzó la escritura del libro navegando en un barco (de ahí la claridad y la técnica con la que la protagonista cuenta esos ocho días en él, algo por cierto que para los no iniciados llega a resultar cargante y cansino)
Marina pierde a su pareja y tras ello se pierde ella misma. Siempre había sido el copiloto, ese era su síndrome. La llevaban, le hacían, le decían, hasta le ordenaban.
Casandra es su opuesto. Sabe que no necesita a nadie, tan solo su trabajo y el éxito que conlleva. Su síndrome es el de la superwoman.
Gala por supuesto tiene el síndrome de Galatea: cree que la mujer de hoy en día tiene todos los derechos. Excepto el de envejecer.
Aurora vive para sufrir. Cuanto más dolor le produce el amor, más enamorada se siente. Confunde amor con obsesión y vivir con un parásito no le sienta bien. Su síndrome es de la bella sufriente.
Victoria puede con todo: sus hijos, su marido, su trabajo, sus padres, su presunto amante…es más que una superwoman, es de esas mujeres que tienen el síndrome de la omnipotente. Hasta que petan, claro.
Ellas, junto a Olivia, que regenta una pequeña floristería en un céntrico barrio de Madrid llamada El Jardín del ángel al cual se accede tras pasar bajo un cartel que reza: No dejes de soñar, representan varios de los arquetipos de la mujer contemporánea, la misma que le tocó seguir con la revolución feminista que nació en los sesenta, ahora transmutada en una revolución femenina, que cambia más rápido que la sociedad con lo cual ésta no está aún preparada. Nuestras mujeres buscan su independencia.
Escrito bajo el punto de vista de Marina, narra con saltos de tiempo su particular viaje en el Peter Pan y su encuentro con esas otras mujeres que quieren dejar a tras sus síndromes. Cada una de ellas deberá lidiar con sus propios fantasmas, romper esas cadenas que las retienen y mirar hacia delante, y hablando de una forma marinera, levar anclas, izar velas, y dejar que el viento de su vida les lleve hacia otro lugar, preferiblemente lo más alejado del que se encuentra ahora mismo.
Bien podríamos estar hablando de la famosa crisis de los cuarenta ya que todas las protagonistas rondan esa intimidante edad, pero creo firmemente que es una simple coincidencia de las protagonistas ya que cada una de ellas debe asumir su problema personal que dista entre ellos un mundo.
Montfort cuida hasta el mimo a sus personajes y por ende a sus historias personales, aunque lo que más destaca de la misma son sus diálogos: escasos pero concisos.
Mujeres que compran flores es una novela de mujeres, para mujeres y hecha por una mujer, pero que por supuesto puede atraer a un público masculino ávido de conocimiento sobre el sexo femenino. Aunque personalmente opino, como decía el poeta: a las mujeres no hay que entenderlas o comprenderlas, si no simple y llanamente hay que quererlas y amarlas.
Cinco sueños, cinco historias, cinco personajes, cinco momentos vitales, de cambio, eso es Mujeres que compran flores.
SALVA G.
Título: Mujeres que compran flores
Autor: Vanessa Montfort
Editorial: Plaza Janés
Edición: 1ª edición, octubre de 2016
Número de páginas: 438 pp.
I.S.B.N. 978-84-01-01730-8