Aunque la final de Wembley se haya jugado siete veces en el mítico estadio inglés, y equipos como el Fútbol Club Barcelona, el Manchester United o el Bayern de Munich la hayan disputado, en Cómo llegamos a la final de Wembley, cuarta obra de J.L. Carr (Yorkshire, 1912-Northamptonshire, 1994) publicada originalmente en 1975 y predecesora de su obra más conocida, Un mes en el campo (1980), llevada al cine en 1987 por Pat O`Connor, no aparece la historia de ninguno de esos equipos. Ni tan siquiera el título del libro se está refiriendo a la UEFA Champions League, conocida comúnmente por todos como la Copa de Europa, final jugada en el renovado estadio londinense.
FA Cup es la final referida, Football Association Challenge Cup y el Steeple Sinderby Wanderers el club biografiado equipo perteneciente a la población de Steeple Sinderby con 547 habitantes.
Joseph Lloyd Carr se inspiró en sus propias experiencias durante el año 1930 cuando daba clases en la escuela de primaria de South Milford y se involucró en el equipo amateur de la ciudad para contar la historia de este ficticio equipo que desde lo más bajo, se dan con un canto en los dientes si el terreno de juego no queda sumergido varios centímetros bajo el agua, llega a lo más alto, jugar la final en Wembley.
El autor usando todo su humor inglés innato nos envuelve con él en todos y cada uno, no ya de los capítulos del libro, si no de las frases que lo componen.
Ciertamente leer sus declaraciones me resultó tan hilarante como escuchar al gran Michael Robinson dejando perlas en las retransmisiones de los partidos de la Liga española en Movistar +. Estoy convencido de que Cómo llegamos a la final de Wembley es un libro amado por el ex jugador metido ahora a comentarista deportivo y presentador televisivo.
Deberíamos explicar que la grandeza de dicha copa radica en que es a partido único, así que cualquier equipo puede matar a un grande en una mala noche y llegar a la final. En este caso el Steeple Sinderby Wanderers lo hace con el Aston Villa y con el Glasgow Rangers a quién contra todo pronóstico gana la final.
Para ello poco a poco y con la capacidad de sus jugadores y de sus mandatarios, entre ellos el imprescindible Alex Slingsby o el Mono Tonks en la portería, Joe Gidner, cuyo trabajo se limita a escribir poesías para postales de felicitación, acaba contándonos la epopeya de dicho equipo desde el primer día que deciden presentarse a la copa hasta los días después de haber conseguido tal hazaña.
Contado como si de un primer borrador de la historia del equipo se tratase, para acabar convertido en libro histórico, J.L. Carr por voz del susodicho Gidner cuenta con pelos y señales, en muchas ocasiones más pelos que señales, incluso llega a comentar que esa parte en la edición final de libro tendrá que suprimirla, nos divierte nos entretiene y nos engaña con dicha historia que aunque real en ningún momento llegó a ocurrir.
En la más pura tradición humorística británica encabezada por Wodehouse, Sharpe, o Dahl y finalizada por Adams, McEwan o mi adorado Hornby, J.L. Carr despliega esa fina ironía y ese sentido del absurdo tan inglés que fue la punta del iceberg que hizo a Monty Python ser lo que son a día de hoy.
Cómo llegamos a la final de Wembley gustará a los amantes del fútbol, sin duda es una novela que no se explica sin él, pero también a los amantes del humor británico y aquellos que prefieren una buena comedia antes de un drama, aunque para la risa final deban pasar un auténtico drama.
SALVA G.
Título: Cómo llegamos a la final de Wembley
Autor: J.L. Carr
Traducción: Puerto Barruetabueña Diez
Editorial: Tusquets
Edición: 1ª edición, enero de 2017
Número de páginas: 203 pp.
I.S.B.N. 978-84-9066-480-3
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