Escritor. Crítico. Tuitero. Hater. Lover. Deslenguado. Transgresor. Hombre. Blanco. Privilegiado.
De todos los adjetivos con los que Bret Easton Ellis (Los Angeles, 1964), el enfant terrible de las letras americanas y adalid de la Generación X se define, eligió posiblemente la más neutra de todas ellas, blanco, para titular a su último libro. Un libro que tiene el privilegio, no solo de ser, el primero de no ficción del autor, si no que resulta ser el primero en casi diez años del autor.
Y con todo, no resulta lo que podríamos denominar un libro nuevo.
Blanco no es más que, primero, un encargo por parte de, tanto el editor como el agente del autor, segundo, un compendio de las introducciones de los podcast del autor y tercero una especie de autoretrato del autor, más allá de que estos ocho capítulos que componen el libro puedan parecer autobiográficos o ensayos sobre su obra y/o el mundo en el que vivimos.
Y sí, Ellis, a sus 56 años, sigue vivo. En Blanco también encontramos todos los adjetivos que aparecen tanto en el inicio de este texto como en la portada del libro.
Aunque en ocasiones tenga que apoyar a Trump y odiar a los Millenials para transgredir las opiniones generales.
No creo que se le escape a nadie de sus lectores, fans en muchos casos, parece ser que a Ellis o lo amas o lo odias, y ciertamente no creo que nadie que le odie lea su libro, que el interés decae cuando sus comentarios versan sobre la política estadounidense y se crecen cuando sus notas pasan a ser lo que coloquialmente se suele denominar una autobiografía. Como aquel inicio demoledor de Lunar Park (Mondadori, 2006), y que tras la lectura de Blanco entendemos la razón de aquellas palabras.
No puedo esconderlo, Ellis me parece la mente más lúcida de su generación, dice aquello que piensa, y no piensa aquello que dice, habla con sinceridad, cuenta su verdad, que en muchos casos se torna La verdad, y todo ello lo hace desde la perspectiva del conocimiento. Un dato: su crítica a los millenials tiene base y fundamento, él tiene por pareja a uno de ellos desde hace años y su pasión es observarle. Extrapolar sus actitudes a toda la generación puede resultar exagerado, pero sin duda cuando el río suena es que agua lleva.
Blanco no son las memorias de su autor, por mucho que el fajín del libro lo predique, hay que vender, eso está claro, son más sus recuerdos y como todo recuerdo puede ser modificado al gusto del instante y ahora señores míos estamos en pleno siglo XXI.
También resulta altamente probable que Ellis, convertido en un personaje en sí mismo, tenga que mantener una reputación y se dedique a polemizar con cualquier tema que se le proponga, y esto hace que, no quiera, si no que deba, provocar con cada una de sus palabras y esto acabe saturando al más escéptico. Pero sinceramente creo, después de haber seguido la obra de este hombre desde su primer libro, Menos que cero (1985), editado en nuestro país en 1988 por Anagrama, que él es así, real, directo, contemporáneo, un observador, que sí, pone constantemente el dedo en la llaga, pero que también intenta sanar esas mismas heridas con sus opiniones, por mucho que estas en ocasiones puedan doler.
Ya lo dice el dicho: la verdad duele y Blanco resulta por momentos muy doloroso.
SALVA G.
Título: Blanco
Autor: Bret Easton Ellis
Traducción: Cruz Rodriguez Juiz
Editorial: Random House
Edición: 1ª edición, marzo de 2020
Número de páginas: 251 pp.
I.S.B.N. 978-84-397-3662-2