“Algo para lo que sirvas”. Así de sencillo. Ese fue el consejo que recibió Harry Hole de su abuelo, y, muy a su pesar, para lo que realmente sirve este héroe del departamento de Delitos Violentos es para dar caza a asesinos en serie que actúan en Oslo, aunque en su interior odie ese trabajo. Sin embargo, en La sed Hole ha dejado atrás su lado más oscuro para iniciar una nueva etapa en su vida: ahora es un hombre casado –tras diversas idas y venidas dio el paso con Rakel Fauke– y dedica su tiempo a dar clases en la Academia de Policía y a ejercer de padre de Oleg. Todo muy idílico, si no fuera por los fantasmas que siguen visitándole noche tras noche, aquellos a quienes no consiguió salvar, y la amenaza de la presa que hace años se le escapó, por lo que será cuestión de tiempo que deba reemprender el oficio para el que vale de verdad.
En la que es la entrega número 11 de la serie, Jo Nesbø (Oslo, 1959) demuestra que tiene perfeccionada la fórmula Hole, una estructura narrativa que ha ido puliendo especialmente en las últimas cinco novelas y que ha consolidado a su personaje más icónico como la estrella de la literatura policíaca nórdica que es. Nesbø sabe muy bien lo que busca su lector fiel, y en La sed le ofrece gustosamente esos ingredientes: un asesino sin escrúpulos a la altura del protagonista –capaz de degustar un batido de sangre tras cometer un crimen–, una arma de características similares a un instrumento de tortura medieval, elaboradas puestas en escena de las víctimas, cantidades ingentes de sangre, buenas dosis de humor negro y misterio, el eterno conflicto interno de Harry entre lo que desea y lo que debe hacer, etc. Además, la nueva situación de Hole despierta en él nuevos miedos, temores que cualquier persona puede reconocer: la felicidad le resulta tan extraña que le convierte en un ser vulnerable, sufre constantemente ante la posibilidad de perder lo que tanto le ha costado conseguir, la familia y ese bienestar que hasta ahora le era esquivo.
Así, el escritor noruego retoma sus personajes habituales tres años después de los hechos narrados en Policía; ahora la comisaria de Delitos Violentos es Katrine Bratt, que capitanea un equipo en el que siguen Bjørn Holm y Magnus Skarre, y en el que se incorporan un novato admirador de Hole (Anders Wyller), el especialista en informática Tord Gren y Truls Berntsen, a quien Mikael Bellman ha impuesto en el grupo. Nesbø firma un relato sanguinario que consigue mantener la tensión hasta la última página –ese cliffhanger final insinúa que la próxima entrega volverá a ser apasionante–, una historia en la que muestra el lado más perverso de las redes sociales –Tinder es aquí la puerta de entrada de un asesino literalmente sediento de sangre y con la habilidad de asaltar los apartamentos de sus víctimas sin dejar rastro– y donde comparten protagonismo el denominado “síndrome de Otelo” (los celos como estímulo principal para matar) y el “síndrome de Renfield” (o “vampirismo clínico”, una patología que lleva al afectado a sentir la necesidad imperiosa de beber sangre), además de poner en tela de juicio el papel de los medios de comunicación, útiles en su función de herramienta política siempre y cuando reciban una contraprestación en forma de carnaza que les permitan vender más periódicos.
Robert Martínez
Título: La sed / La set
Autor: Jo Nesbø
Editorial: Reservoir Books / Proa
Colección: Roja y Negra
Fecha de publicación: Marzo de 2017
ISBN: 9788416709779
Páginas: 573 páginas
Precio: 19,90 €
Y los traductores, ¿dónde están? ¿El libro se ha traducido solito al castellano y catalán? Me interesa más saber sus nombres que el número de ISBN. Gracias
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