En estado salvaje es una novela difícil.
Difícil de escribir, pero sobretodo difícil de leer.
Diez mujeres jóvenes aparecen tras haber sido drogadas, prisioneras en un particular campo de exterminio: están encerradas en barracones sucios. Desprovistas de sus posesiones y vestidas todas igual: túnicas de basto algodón, botas viejas y el pelo rapado, tendrán que sobrevivir a sus tres captores, dos hombres, Boncer y Teddy, y una mujer, Nancy, que se hace pasar por enfermera, durmiendo en celdas como perreras y dentro de un terreno cercado por una valla electrificada.
Durante tres temporadas climáticas: verano, otoño e invierno, nombre de cada uno de los capítulos de la novela, las reclusas intentarán averiguar la razón de su cautiverio, su final, y resistir a todos los ataques externos hacia sus cuerpos.
Una cosa tenemos clara durante su lectura, todas tuvieron un escándalo sexual con gente importante y parece ser que los altos estamentos políticos o sociales las quiso quitar de en medio.
Vera: secretaria de un parlamentario; Yala: mujer del mundo del espectáculo; Isobel: azafata; Hetty; Maitylynd: favorita del director de la escuela; Barbs: la corpulenta; Rhiannon: la mascota con la que se pajeaban los pervertidos aficionados a los videojuegos del país; Lydia: la pobre chica del crucero; Leandra: la oficial del ejército; y por último la pequeña asiática Joy de la última temporada de PerforMAXX.
Cada una de ellas tendrá su rol mientras dure el cautiverio, y cada una de ellas mantendrá sus sueños para poder llegar al día de su liberación sin traumas.
Las páginas pasan una tras otra y como espectadores de la crueldad sexista que denotan cada una de las palabras de los captores, sentimos piedad por las chicas y odio hacia los amos. Pero sentimos una dificultad de lectura en cuanto no pasa nada relevante en la novela, si tomamos el significado de esta palabra al pie de la letra: no hay nada que sobresalga por su importancia o significación, más allá del abuso de poder que ejercen los captores para con las reclusas. Tal vez sea eso, y solo eso, lo que Charlotte Wood (Cooma, Australia, 1965) quiera revelar en su obra: abuso de poder sexista.
Wood rehúye las escenas sexuales, pensémoslo, diez mujeres jóvenes y guapas solas ante dos captores masculinos llenos de testosterona dan para mucho, de las torturas, o de las escenas escabrosas, estas últimas tal vez solo vengan dadas por el maltrato animal de conejos y canguros, pero sus palabras no dejan indiferente a nadie, cada acto resulta doloroso, inhumano, y salvaje.
La manera natural de las cosas, su título original es verdaderamente cómo ocurre todo. Los hombres dominan a las mujeres, las someten, las vejan, y se sienten superiores. Guste o no este es un mundo masculino, por mucho que existan más mujeres en la tierra. En estado salvaje es como realmente se encuentran las chicas capturadas.
Y el final no resulta nada halagüeño. Al contrario, resulta peor. El final se torna en el principio del fin.
Sí, como dijimos al inicio de esta reseña En estado salvaje resulta difícil de leer, pero sin duda también resultó difícil de escribir y por supuesto resultó difícil de reseñar.
Esperemos que nuestras palabras hayan puesto algo de luz a la historia.
SALVA G.
Título: En estado salvaje
Autor: Charlotte Wood
Traducción: Miguel Temprano García
Editorial: Lumen
Edición: 1ªª edición, septiembre de 2017
Número de páginas: 249 pp
I.S.B.N. 978-84-264-0420-6
Me imagino que la trama es dura de leer aunque los apuntes iniciales la hacen interesantes y da curiosidad pero estas novelas son necesarias para no perder la humanidad.
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