¡Pinches jipis!, la nueva novela de Jordi Soler (Veracruz, 1963), primera dentro del género negro, bien podría haber sido un cómic, por su trepidante acción, su brutalidad, su humor y sus personajes, con nombres tales como el Espectro, Vacota, el Tucumano, Urracarrana, el Filósofo, el Tapir, la Libélula o el propio comandante de policía, absoluto protagonista de la historia: Conejero.
Pero para mala suerte de los fans del cómic y para buena suerte de los amantes de las pequeñas joyas literarias, ¡Pinches jipis! no solamente es una novela, si no que es una muy buena novela.
Una serie de asesinatos están asolando la Ciudad de México. Todos ellos tienen un denominador común: los cadáveres aparecen asfixiados con una media de nailon de color azul y sus ojos arrancados de cuajo con una cucharilla de café y metidos en la boca del muerto. Una nota visible para la policía deja claro que día tras día el asesino de la media azul cometerá otro crimen.
Tito Brito es una estrella radiofónica del noticiario que ve como la primera víctima era una amiga íntima de su mujer, ambas dedicadas a hacer el bien a la sociedad, en una asociación vinculada a los legionarios de Cristo, ayudando a adolescentes sin recursos a dejar las drogas o haciéndose cargo de menores embarazadas para que en lugar de abortar dieran sus hijos en adopción; luego, la segunda víctima aparece en los estudios radiofónicos siendo esta vez un colaborador del propio Brito.
Cuando el comandante se entera que la primera víctima no era otra que la amante de Brito todas las sospechas recaen en él.
Mientras el locutor arremete contra la policía en general y el comandante en particular, su pasado no ayuda mucho, problemas con el alcohol y las drogas que aun no representando un gran problema tras su paso por desintoxicación hoy en día sigue bebiendo más de la cuenta y metiéndose de tanto en tanto, hacen que esas arremetidas sean brutales dejando incluso al comandante en constante ridículo desde las ondas radiofónicas.
Soler consigue una trepidante novela, corta pero directa, y con un final que sorprende, tanto por su desenlace como por su singularidad. También consigue con pocas líneas trazar y perfilar a la perfección unos personajes poco comunes, mostrando las razones de sus actos, sean estos buenos o malos. Tal vez la única pega de estos personajes sería la del hijo del comandante, un chaval de diez y seis años que aparece como si contara con diez.
Del resto poco o nada se puede decir en su contra. Al igual que un buen concierto de grandes éxitos de nuestra banda favorita, uno tras otro se suceden los capítulos que nos mantienen en lo más alto de la montaña rusa. Y sí, utilizamos un símil musical porque al igual que el comandante Conejero, que cada día al subir a su vetusto Galaxy de ventanillas tintadas, escoge al azar uno de sus cassetes, para que a modo de oráculo lo orientara en sus investigaciones, desde Jethro Tull, hasta Metallica, pasando por Santana, Ten Years After, Bon Jovi, America o Wings, nosotros también escribimos estas crónicas con música de fondo acorde con nuestro estado de ánimo particular, en este caso radiante y vivo como el día que hace, así que no dudamos en poner en nuestro reproductor de CD la copia japonesa del nuevo álbum de Hey! Hello!.
Conejero es un policía típico y tópico, cincuentón, con un pasado de mejor gloria, divorciado con un hijo adolescente y una novia que lo atempera, bebe Cutty Sark, primero de su nalguera, después directamente de la botella aguantada entre sus muslos mientras conduce, viste con gabardina y sombrero y usa unas gafas de sol que ora le hacen parecer a Thalía, ora aLady Gaga ora a Chavela Vargas. El comandante Conejero es un policía a la antigua, pero toda una leyenda.
Resumiendo: vibrante, excéntrica, brutal y desconcertante (por su final)
Un aplauso para Soler.
SALVA G.
Título: ¡Pinches jipis!
Autor: Jordi Soler
Editorial: Malpaso
Edición: 1ª edición, septiembre de 2016
Número de páginas: 154 pp.
I.S.B.N. 978-84-16420-21-6
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