dilluns, 9 de març del 2020
'Más rápida que la vida' - Celia Santos
Lo confieso, aunque tenga carnet de conducir, hace ahora 33 años que aprobé el examen, a la primera, por la cuenta queme traía, nunca conduje, por suerte para la población, no al menos coche propio, siempre me moví en transporte público en mi ciudad, y aunque mi propio padre sea un verdadero amante de los coches y en su mejor época poseyera todos y cada uno de los carnets posibles de conducción, maldita sea, lo diré, odio el coche y conducir.
Efectivamente, la pregunta que se hace todo el mundo, es: cómo me pude leer un libro que habla no solo de una mujer piloto, la primera en Inglaterra, sino que además cuenta las virtudes de los coches en general y de los usados por Dorothy Levitt, la susodicha conductora en particular.
La respuesta es sencilla.
Por un lado, mi afán de conocimiento, adoro estas viejas historias basadas en hechos reales que por una causa u otra son desconocidas para el gran público, ello fue lo que me hizo empezar a leer el libro, y por otro lado, la calidad abrumadora del mismo. Fue comenzar su lectura y literalmente en menos de 24 horas acabar de leerlo, buscando más y más en cada uno de sus rápidos, frescos y efervescentes capítulos.
Celia Santos (Bergara, 1972) continúa adentrándose en la historia pretérita para no solo poner en primera línea a esas mujeres empoderadas antes del empoderamiento actual del género femenino, sino también para demostrar con su escritura que ella también en un futuro, bien podría ser una de esas historias reales de mujeres excelentes. Como bien dice Camille Du Gast (1868-1942), en uno de los capítulos, quien fuera la segunda mujer en competir en una carrera automovilística internacional: el secreto no está en hacer las mismas tonterías que los hombres, sino tener las mismas oportunidades que ellos para poder hacer las cosas a nuestra manera.
Londres, 1903. Dorothy Levitt está en todas las portadas de los periódicos ingleses tras convertirse en la primera piloto de carreras del Reino Unido. Sus fotografías al volante de su automóvil, un De Dion ocupan la primera plana de los rotativos. Es bien cierto que Selwyn Edge (1986-1940) un hombre de negocios ligado al mundo del automóvil, vio en Levitt un filón y apostó por ella desde que la conoció, pero no deja de ser menos cierto que la propia Levitt puso mucho de sí misma para conseguir llegar donde llegó, aun con las trabas de una sociedad machista, en la que destacaba lord William Somerset, miembro del partido conservador y contrario a cualquier mínimo movimiento que hiciera destacar a las mujeres.
No solo aprendió a conducir, sino que rompió con todos los prejuicios de la época, inventó el espejo retrovisor, no es la única mujer en el mundo que inventase algo que mejoró los coches, al final del libro aparece un listado de esas mujeres y sus propios inventos, se codeó con la realeza, no solo enseñó a conducir a la reina Alejandra, sino que también dio clases a las aristócratas británicas de la época, se relacionó con el movimiento sufragista, y trabó amistad con Candela Ríos, andaluza de Riotinto y amante de lord Somerset que a la postre es quien le pone en contacto con el movimiento sufragista.
Aunque la novela cuenta la vida de Levitt, y por ello no conoce género alguno más allá del histórico, también encontramos una subtrama cercana al género negro, mas cuando desaparece Kiran, hermano de Mohinder, el asistente indio de Levitt, y la culpabilidad de esa desaparición cae sobre lord Somerset.
No me gustaría acabar esta reseña sin hablar del final de la novela, en donde H.G.Wells (1866-1946) tiene un papel fundamental para la resolución del secuestro junto con un mago español de nombre Felipe y su mujer, de nombre Julia.
Estamos ante uno de los libros más sencillos, pero a la vez más compuestos de este año. Sencillo por su sintaxis narrativa, eficaz y directa, pero compuesto por todos esos personajes que van apareciendo y que son fundamentales en la historia, además del gran trabajo de documentación que tuvo que hacer la autora para poder plasmar así un fresco de la historia tan vívido, y es que acabamos la lectura del mismo oliendo a gasolina, sintiendo el aire en nuestro rostro, pisando a fondo y aplaudiendo los inventos de esas pioneras: espejo retrovisor, pastillas de freno, intermitentes y luces de freno, limpiaparabrisas, calefacción para coches, Kevlar para los neumáticos y esas líneas divisorias que separan los carriles en todas y cada una de las carreteras del mundo.
Pongámonos en pie y demos un cálido aplauso, primero para Dorthy Levitt y su pasión: el automóvil en general, las carreras en particular, y segundo y más fuerte, para Celia Santos por esta excelente novela recreando la vida de una mujer excepcional.
Rezo para que mi admirada Isabel Coixet lea la novela y con su maestría la lleve a la gran pantalla al igual que Elisa y Marcela o Nadie quiere la noche, ambas películas historias reales sobre mujeres que lucharon contra el mundo para conseguir algo que ellas querían.
SALVA G.
Título: Más rápida que la vida
Autor: Celia Santos
Editorial: Ediciones B
Edición: 1ª edición, enero de 2020
Número de páginas: 301 pp.
I.S.B.N. 978-84-666-6698-5
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