En 2003 un joven Hernán Migoya entró en la literatura por la puerta del escándalo con Todas putas. Los custodios de la moral arremetieron contra el libro, su autor y su editora, acusando el volumen de machista y solicitando su retirada de las librerías. Aquel debate obligó a salir en defensa de la lib Molina, Pere Gimferrer o Elvira Lindo. Diez años después, su autor vuelve a sorprender al público con una edición de Todas putas que pretende ser definitiva e incluye todos los relatos que ha escrito hasta el momento, muchos de ellos ya recopilados en el volumen Putas es poco y otros de ellos aún inéditos en libro. Polemista, ácido, crítico, mordaz, Hernán Migoya, vuelve a intentar remover las conciencias con su mal ejemplo y a demostrar que la literatura también puede sacudir conciencias, reírse de la sociedad y soprender, sobre todo sorprender en momentos donde ya casi nada causa sorpresa.
Lo primero que me atrajo del libro fue su portada: el dibujo sugerente de una pinup tatuada de mirada sensual sentada sobre un almohadón. Lo segundo fue su título. Una vez dejado seducir por estas premisas, al comenzar a leer uno ya se va dando cuenta de porqué ha sido un libro que ha levantado tantas ampollas. «Desde entonces, hago lo mismo con todas las cosas que amo: les propino un puñetazo en el estómago» es la frase con la que cierra el autor el prefacio a esta obra que en realidad son dos más un extra inesperado: Todas putas, publicado por primera vez en 2003; y Putas es poco, publicado cinco años después. Esta es una reedición con todos los cuentos del autor, muy bien editada, por cierto, por Rey Lear y muy bien acompañada por las breves, pero no por ello menos encantadoras, ilustraciones. Después del prefacio se nos aviene, y sin avisar, una de esas frases que trastocan, la primera con la que abre el libro y el relato que tan polémica suscitó en su primera publicación: El violador. Cuesta digerir las palabras de este cuento en primera persona, desde el punto de vista de ese violador desalmado, pero cuesta más aún ver cómo eso provocó que casi se prohibiera esta obra y, con ello, se censurara la libertad de expresión. Estoy de acuerdo en que es duro. Precisamente, imagino, esa fue la intención del autor al crearlo y recrearse en esa ficción.
Pero no hay que olvidar que se trata de eso, por mucho que haya una realidad en la que se manifiesta esa ficción, si cabe con mayor fuerza o virulencia. Da la impresión, una vez superado este primer mal trago, de que aquellos que lo criticaron no siguieron leyendo sus páginas, asqueados o escandalizados, tal vez, por lo leído, pues en pocas ocasiones más se nos presentan imágenes tan duras como en este primer relato. Hernán Migoya escribe bien, muy bien. Al menos, a mí me lo parece. Con un lenguaje propio y bien cargado de palabras malsonantes pero que son las que son y que no se molesta en disfrazar por no maquillar esa ficción teñida de realidad. Puede que esa destreza en su prosa sea la que haya llevado a muchos de sus admiradores a confundir su proceder ficticio, como personaje o narrador, con el de su propia vida o su pensamiento.
Algunas analogías me han parecido fuera de serie, simplemente geniales, suscitando envidia sana en un humilde servidor. A pesar de los momentos duros y crueles, es una lectura que se disfruta. Eso sí, advierto que es una lectura que hay que tratar con perspectiva y, en ocasiones, con cierta distancia para no inmiscuirse demasiado y no salir tocado; sobre todo para aquellas almas sensibles que se atrevan con Todas putas. Estoy de acuerdo con el autor en que este primer libro, del que no ha tocado ni reescrito nada desde su primera edición del 2003, goza de mayor «frescura y osadía» que el posterior. Que su pluma provocara tanto revuelo en nuestra democrática sociedad y que algunos políticos y escritores se revolviesen en sus asientos, hasta el punto de tratar como caso de estado su prohibición, son buenas excusas para acercarse a la literatura de Hernán Migoya, con la mente abierta y curiosidad, sin censuras ni prejuicios. ¡Cuidado!, su lectura puede ser incómoda y remover conciencias.
Víctor Morata Cortado
Todas putas
Autor: Hernán Migoya
Editorial: Rey Lear
384 páginas
ISBN: 9788494092510
1ª Edición (definitiva): Abril 2013
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