Tras el thriller escrito por María
Zaragoza que tenía como escenario principal la otrora brillante
Avenida de la luz barcelonesa, ahora la oculta avenida lretorna de la mano de
Sílvia Tarragó (Barcelona, 1968) y su El tiempo de
la luz, primera novela para adultos tras su paso por la literatura juvenil.
Con
sus 175 metros de largo por 10 de ancho, y sus 2000 metros cuadrados, en sus
inicios, a finales del año 1940, albergabó un total de 75 locales durante su
efímera vida, entre los que destacaban la tienda de galletas Pam-pers,
con sucaracterístico muñeco vestido de baturrico que
escanciaba de forma continua un chorro de Montroy y que confería el
característico olor a barquillo que inundaba las galerías, la bombonería
Cataluña (¿estará basado el personaje de Rosita en algún
familiar de dicha bombonería?), el cine Avenida de la luz, reconvertido en 1984
en sala X, diferentes tiendas donde se vendían máquinas de coser, relojerías,
salones recreativos (estos se pueden ver en películas como Sinatra o Bilbao),
la no menos famosa oficina de anuncios de La Vanguardia que
años después acabaría instalada en la calle Vergara, lavandería, baños, duchas,
muchos de nuestros familiares venidos de cualquier parte de España a buscar
trabajo en la ciudad utilizaban aquellas duchas para su baño semanal, locales
de apuestas: para caballos y galgos, e incluso una churrería, amén de bares,
que a la postre fueron los que más aguantaron abiertos hasta la decadencia del
recinto.
Sí,
Barcelona tiene un pasado preolímpico que no parece recordar nadie y mucho
menos importar, como decía aquel: quien pierde sus orígenes, pierde su
identidad, excepto en contadas ocasiones como la que nos ocupa, el libro
de Tarragó, ahora o como Loquillo, un personaje
que aunque alejado de la ciudad, tiene su residencia en Donostia, sigue ligado
a la ciudad de una u otra forma, suya es la canciónAvenida de la luz grabada
y editada en 1984 en el disco ¿Dónde estabas tú en el 77? y
aún lejos de ella, resulta el máximo defensor de la misma, aunque esté
completamente en desacuerdo en lo que se convirtió la ciudad. Simplemente
perdió su alma.
Pero
aquí, como decía aquel, hemos venido a hablar de un libro. Un libro
llamado El tiempo de la luz. Editado por Columna y escrito
por Sílvia Tarragó.
Julia cuenta
con 16 años y está a punto de entrar a trabajar de miñona en una casa del
barrio alto barcelonés. Un día después de su inauguración el 31 de octubre de
1940 pasea por primera vez por la Avenida de la luz antes de coger el tren que
le llevará a la zona alta de la ciudad. Allí conoce a Rosita, una
chica más joven que ella, hija del pastelero instalado en uno de los locales de
dicha avenida.
Rosita es
amiga de Coral, hija del perfumero que también posee uno de los
locales del centro comercial y una edad parecida a la hija del pastelero.
Durante la vida comercial de la avenida
de la luz, conoceremos los vaivenes en la vida de las tres amigas, desde la
posguerra barcelonesa hasta el cierre de la galería en 1990, casualmente, hace
hoy, 21 de mayo, día en que escribimos esta reseña, 26 años.
La novela, estructurada en tres partes
perfectamente diferenciadas, más un epílogo, comienza su andadura el día
después de la inauguración de las galerías, cuando Julia pasea por ellas. En
esta primera etapa, Tarragó nos cuenta los primeros tres años
en la vida de nuestras protagonistas, para saltar después en la segunda parte a
finales de los años sesenta y acabar en la tercera parte diez años después. El
epílogo cierra la historia con el cierre de las galerías en 1990.
Amores Imposibles, embarazos indeseados
y ocultados, celos, odios, amistad, asesinatos, venganzas, despecho, mentiras y
la pátina de la época en la que transcurre la historia desde la posguerra
barcelonesa hasta la pre olímpica, contiene El tiempo de la luz, contado todo con un excelente sintetismo que nos
ahorra las posibles 1000 páginas que podría haber tenido la novela y que en un
esfuerzo por parte de su autora se quedan en unas más que asequibles 275 en su
edición en catalán.
Poco más se puede contar de El tiempo de la luz sin desvelar los giros inesperados que ofrece la
novela con los caminos en los que discurre la vida de las tres
protagonistas: Julia, Rosita y Coral,
pero todas ellas fácilmente reconocibles, identificables y sobre todo verídicas
al cien por cien. Creemos que eso es el as del libro, la veracidad de todo
aquello que cuenta, más que una novela histórica, debido al envoltorio de la
vida acaecida alrededor de la avenida de la luz, es una novela costumbrista,
contando la vida de tres personajes con una veracidad fuera de toda duda.
Sí, junto con el Gran Casino de la
Arrabassada, tal vez, la Avenida de la luz sea uno de los sueños no cumplidos
de esta ciudad y las dos construcciones que despiertan más interés en el
que estas líneas suscribe. No olvidemos que dicha avenida debía convertirse en
La Ciudad de la Luz con el paso del tiempo, algo que jamás vio la luz,
irónicamente.
SALVA G.
Título: Temps de llum / El tiempo de la luz
Autor: Sílvia Tarragó
Editorial: Columna / Umbriel
Edición: 1ª edición, mayo de 2016
Número de páginas: 275 pp. / 256 pp.
I.S.B.N. 978-84-664-2090-7 / 978-84-929-1586-6
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