Irrumpe en el panorama literario Ana Lena Rivera con 'Lo que callan los muertos' una novela premio Torrente Ballester y hemos tenido la suerte de charlar con ella sobre este fantástico debut.
¿Cómo surgió la idea de esta novela?
Lo que Callan los muertos está inspirada en las historias las historias que escuchaba de niña sobre la vida de mis padres, su infancia, su juventud, su madurez.
La novela refleja la evolución de la sociedad española desde la posguerra a la actualidad y lo hace mediante contrastes entre sus protagonistas que pertenecen a diferentes generaciones. Una parte de ellos representan a la generación de la posguerra: nacen en una época donde el hambre rondaba a muchas familias, en la que no había baños en las casas y enfermedades como la tuberculosis eran mortales. Crecieron con una moral impuesta, con restricción de libertades y de información. Ni siquiera tenían televisión y cuando llegó estaba controlada por la dictadura. Hoy, ya jubilados, viven una sociedad en la que tienen cabida distintas ideologías, con distintos modelos de familia, donde el rol de la mujer es completamente diferente a cuando ellos nacieron y además la tecnología ha inundado sus vidas: acuden a las clases de informática para mayores de 65 o charlan con sus nietos por Skype.
Cuando las decisiones que algunos de las protagonistas tomaron en esa época de restricciones y sometimiento, tienen consecuencias en el presente, empiezan la trama de esta historia, que no podrá desenmarañarse sin entender los motivos de lo que ocurrió décadas atrás.
¿Es Gracia San Sebastián más valiente y atrevida de lo que pueda parecer a primera vista?Gracia San Sebastián es una mujer muy valiente en uno de los peores momentos de su vida. Se enfrenta al más terrible miedo que tenemos la mayoría de las personas: ella pierde a su único hijo y busca el coraje de seguir adelante, de buscar de nuevo su camino y de intentar ser feliz. Lo deja todo, cambia de trabajo, de ciudad y busca dar un nuevo sentido a su vida dedicándose a una profesión con la que contribuir a la justicia social, mientras recompone sus pedazos e intenta salvar su matrimonio, que ha quedado herido con la pérdida. Se refugia en la gente que quiere y encuentra incluso la forma de pasar buenos ratos en su compañía. A veces llora y otras veces se ríe. Hay muchos puntos de humor en la novela de las que ella suele ser partícipe aunque luego tenga momentos de sufrimiento.
¿Qué sintió al saberse ganadora del Premio Torrente Ballester y finalista de Fernando Lara?
Emoción, ilusión, incredulidad. Hay muchísimas novelas compitiendo, muchos autores reconocidos con carreras literarias consolidadas que se presentan a los premios literarios, así que no pensé que fueran a fijarse en la novela de una autora novel. Yo gané la edición 29 del Torrente Ballester. La lista de nombres de las 28 ediciones impresiona, son escritores con muchísima trayectoria y muy conocidos por los lectores.
Si ya ser finalista del Fernando Lara había sido una inyección de optimismo, que un jurado del calibre del Premio Torrente Ballester, le diga al mundo «Ey, lectores, leeros esto, que es bueno!» produce una descarga de adrenalina difícil de imaginar hasta que no la vives. Debe ser algo similar a que te toque la lotería, que todos la compramos con la ilusión de que nos toque, pero nadie cree que realmente vaya a ser él el afortunado.
¿Cree que poner voz a los inspectores de la Seguridad Social daría para historias de todo tipo?Seguro. Cada equis tiempo vemos una noticia en el periódico de un fraude mantenido durante años: las pensiones que se cobran treinta años después de que el beneficiario haya muerto son muy llamativas y cada poco nos encontramos con una, que es un pequeño porcentaje de la realidad. Vivimos en el país del Lazarillo de Tormes, la picaresca está arraigada en la sociedad y despierta más sonrisas que rechazo. Todos sabemos que robar al Estado es delito y que el Estado somos todos, así que es como si nos robaran a todos un poquito, pero culturalmente lo perdonamos mucho mejor que el que roba al vecino. Influyen en esta percepción los casos de corrupción política que cada dos días inundan los periódicos, al final muchos piensan: pues para que se lo lleve el político de turno…
¿Quiere denunciar que hay todavía entre personajes del franquismo una patente de corso que no hemos sabido superar como sociedad?
La novela intenta reflejar distintos aspectos de la sociedad de la España franquista y los enormes cambios que se han producido en las últimas décadas hasta llegar la sociedad actual. En la novela no hay juicios ni denuncias solo se mencionan hechos que cualquiera puede reconocer. En este caso, Gracia San Sebastián investiga el cobro fraudulento de la sustanciosa pensión de un alto mando del ejército franquista, Don Marcelo Pravia, que da origen a toda la historia que viene después. Durante muchas décadas existieron esas elevadas pensiones que tenían como beneficiarios a los militares franquistas que combatieron al lado de Franco, lo que ocurre es que por ley natural fueron desapareciendo porque, como dice el refrán, «nadie pasa de viejo».
Cuando era pequeña conocí a la viuda y a la hija de un militar franquista muerto en la guerra y tenían pensiones altísimas, vitalicia incluso para la hija. Eso, a mí, no me habría llamado la atención si no hubiera sido por comparación con otras historias que escuchaba en boca de descendientes de hombres que murieron combatiendo en el lado republicano y su viuda se veía con siete, ocho o nueve hijos, sin dinero, sin trabajo, marginadas socialmente, pasando hambre y sin opciones… Los derechos de esas viudas no fueron reconocidos hasta la década de los 80, no tuvieron carácter retroactivo y los huérfanos nunca tuvieron nada.
Mi mente infantil no entendía esas diferencias entre familias de un mismo país y cuando intentaba buscar explicaciones haciendo preguntas, me encontraba con una confusión todavía mayor al enterarme de que la mayoría de los hombres que habían ido a la Guerra Civil fueron obligados a ir al frente y ni siquiera escogieron bando, lucharon en el que les tocó.
Yo no era capaz de entenderlo, supongo que por eso esas historias se fijaron en mis recuerdos, porque ya de aquella me habían enseñado que es al vencedor al que le corresponder tender la mano al vencido y, con mucho más motivo, pensaba yo, en esas circunstancias, en las que, me contaban que vencedores y vencidos eran vecinos siempre y familiares en muchos casos.
Entonces me parecía demencial y hoy sé que no eran hechos puntuales, sino que ocurrieron en todos los rincones de España. Por eso los utilizo en Lo Que Callan Los Muertos como parte de una trama, cuyos pedazos, a los lectores les resultan familiares porque también ellos, como yo, pueden rescatarlos de sus recuerdos.
¿Qué aporta de diferente la ciudad de Oviedo para el mundo literario?
Oviedo no es un escenario habitual de las novelas de intriga y en Lo Que Callan Los muertos no solo es el lugar donde transcurre la novela, es un personaje más, uno de los protagonistas: sus calles peatonales, su zona antigua, su historia, el área eclesiástica, sus restaurantes, las confiterías que dan fama dulce a la ciudad, las costumbres de la gente, la gastronomía, el clima cambiante que se permite un sol brillante, llovizna y bochorno bajo un cielo encapotado todo en el mismo día… Oviedo envuelve la historia y condiciona la investigación: Lo Que Callan los Muertos cuenta una historia que necesita una ciudad de ese tamaño, suficientemente grande para que el fraude que hila la trama pueda ocurrir, y suficientemente pequeña para que la investigación pueda avanzar por el viejo método de preguntar y tirar del hilo hasta encontrar a alguien que conoció a alguien que a su vez recuerda...
Háblenos de la relación entre Gracia San Sebastián y su compañero Rafa Miralles
Gracia San Sebastián llega con el propósito de quedarse y de seguir siendo una inspectora de fraudes financieros. Rafa Miralles es comisario de policía, marido de una amiga de la infancia, y es él quien va a posibilitar la intervención de Gracia en nuevos casos policiales en las siguientes entregas.
Rafa Miralles, al igual que Gracia, no se corresponden con el prototipo del detective o el policía amargado y desencantado de la vida, sin vínculos familiares y sin capacidad de relacionarse de forma positiva con sus semejantes más allá del trabajo. Rafa es un tipo corriente, simpático, felizmente casado, con dos niñas preciosas y un perro juguetón al que le gusta cocinar y celebrar cenas en su casa, sin que eso le impida ser un líder nato en su trabajo y un profesional brillante. Lo Que Callan Los Muertos es el inicio de este equipo de trabajo Gracia – Rafa que nos traerá nuevas historias emocionantes.
¿Por qué decidió meter diferentes tramas dentro de la novela?
En la novela hay muchas historias, tantas como personajes, y una única trama, de la que surgen diferentes hechos que no empiezan a casar hasta que la investigación no avanza. Igual que en la realidad un mismo acto tiene distintas repercusiones en diferentes personas, en Lo Que Callan los Muertos sucede lo mismo: estamos ante diferentes consecuencias de los mismos hechos. Esto le da mucho ritmo a la novela, que va muy rápido, los hechos se suceden uno de tras de otro sin que haya momentos de parada. Incluso las emociones que la novela suscita en el lector se suceden al mismo ritmo, pasamos de la risa a la tristeza o a la tensión a la vez que cambiamos de página.
¿Habrá más entregas de estos personajes?
Seguro, la segunda está ya preparada y verá la luz en unos meses. Y después, tantas como los lectores quieran. Mi intención es que sean muchas, Gracia evoluciona con cada novela y yo misma tengo muchísima curiosidad por saber por dónde la va a llevar a vida, porque en este momento no lo sé. A ella y también al resto de personajes estables de la serie.
Xavier Borrell
‘Lo que callan los muertos'
Ana Lena Rivera
Editorial Maeva
IDIOMA ORIGINAL: Castellano
Nº DE PÁGINAS: 312
ISBN: 978-84-17108-77-9
AÑO: 2019
GALARDONES: Premio Torrente Ballester
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