En la novela quedan bien diferenciados los personajes malos de los buenos. Aún así, también se les dedica algún capítulo a explicar su historia y esto provoca al lector lástima y comprensión. ¿Cuál es el objetivo?
-Es sabido que no hay en este mundo buenos absolutos ni malos absolutos. Sólo hay etapas de la vida y situaciones concretas. En algunas ocasiones, todos nos comportamos de un modo erróneo y en otras, pues de un modo correcto. Nosotros queríamos enseñar a los chavales que, detrás de una mala persona, siempre suele haber una circunstancia trágica. No creemos que la gente sea mala por naturaleza, sino que la vida les ha conducido hacia la maldad. Por eso quisimos explicar la biografía del antagonista de la novela: para mostrar que hubo un tiempo en que fue buena persona.
¿Qué papel juega la numerología en la trama?
Dado que la novela tiene un componente informático muy presente, Antonio Lozano y yo consideramos que la numerología tenía que estar igualmente presente en la trama. La informática está basada en códigos binarios, pero la vida normal y corriente también puede ser reducida a una concatenación de números. Los números ocultan cosas y las cosas ocultan números. La ciencia actual, tan reduccionista, intenta explicar el Cosmos a través de fórmulas matemáticas, como si la Vida fuera una simple ecuación o, más interesante, un programa de ordenador.
La trilogía nos lleva hasta Tokio, ¿por qué escogieron este escenario?
Antonio Lozano es un gran conocedor de la cultura, la literatura y la gastronomía japonesas. Él me convenció de que, actualmente, todo empieza en Japón. Realmente, las grandes tendencias del siglo XXI se gestan allí, y además la tecnología también está mucho más desarrollada en ese país. Como la novela tiene su razón de ser en la supremacía de la tecnología en nuestra vida corriente, decidimos que la tercera parte de la Trilogía se desarrollara en Tokio.
Los protagonistas de la novela son dos adolescentes que, a modo de detectives, deberán resolver un misterioso caso de desapariciones. ¿Representan un guiño a aquellas parejas que en la literatura vivían grandes aventuras (Sherlock y Watson, Quijote y Sancho, ...) llevados a la actualidad?
Efectivamente, los dos protagonistas (Nerea y Derek) son hijos naturales de otras grandes parejas de detectives: Sherlock y Watson, Carvalho y Biscuter, Neo y Trinity, Tintín y Haddock… Pero, sobre todo, queríamos subvertir el orden de ciertas novelas de detectives que ponen al hombre como el fuerte y a la mujer como la débil. Nosotros queríamos crear una Lisbeth Salander de la literatura juvenil, y por eso hicimos que el protagonista varón (Derek) fuera un chico con agorafobia, y por tanto incapaz de salir de su casa, y la protagonista hembra (Nerea) fuera la chica que tenía que enfrentarse a los malos físicamente. Es, por tanto, una chica fuerte, valiente, ágil. Ella es el cuerpo y él, de alguna manera, la mente.
Dicen que dos mentes creativas son mejor que una pero escribir tres libros entre dos personas no debe de ser fácil. ¿Cómo se organizaron para escribirla?
Antonio Lozano y yo también somos periodistas y, en ese sentido, sabemos escribir de un modo estándar. Lógicamente, cada uno tiene sus peculiaridades estilísticas, pero somos perfectamente capaces de aplicar un estilo universal a nuestros textos. Eso nos sirvió para unificar estilos. Por otra parte, estructuramos el periodo de escritura de un modo muy simple: cada uno escribía un capítulo y después, cuando ya hubimos alcanzado el final de la novela, cada uno corregía el capítulo del otro. Y así sucesivas veces, hasta conseguir unificar los dos estilos.
Los tiempos han cambiado y los peligros, también. Terror en la red invita a la reflexión sobre el mal uso de las nuevas tecnologías y sus consecuencias. ¿Cuáles son los objetivos de esta lectura?
'Terror en la red’ fue concebida con un ánimo lúdico, claro está, pero también puede ser leída como una advertencia a los chavales sobre los peligros de la red. Internet es una fuente de peligros y muchos usuarios lo usan para hacer el mal. Nuestra trilogía arranca con el secuestro de un chaval que ha agregado en Facebook a alguien que no conoce y que resulta ser un criminal. La pregunta es: ¿cuántos de nosotros tenemos agregadas a personas de quienes no sabemos absolutamente nada?
La trilogía está enfocada hacia los adolescentes, pero ¿va dirigida solo a ellos o también para los padres sería una buena lectura?
Nos ha alegrado mucho comprobar que la novela está siendo leída no sólo por jóvenes, sino también por adultos. Nos han escrito bastantes padres agradeciéndonos que hayamos lanzado un mensaje tan importante para sus hijos, pero también diciéndonos que ellos mismos han disfrutado la lectura. Hay que tener en cuenta que Antonio Lozano y yo no consideramos que la novela juvenil merezca un lenguaje distinto al manejado por los adultos. Nosotros no consideremos que un chico deba ser tratado de un modo distinto a un adulto. Tal y como decía Juan Ramón Jiménez, no existe la novela infantil o juvenil. Sólo existe la novela, y luego el lector elige lo que más le interesa.
La ilustración de los libros es muy original y llama mucho la atención. ¿Ésta fue la primera idea o les costó encontrar una portada que se adecuara a la obra?
A este respecto, debemos reconocer la labor realizada por el equipo de diseño de la editorial Edebé. Ellos son los responsables de la portada y de la grafía de la novela. Ciertamente, es un libro físicamente muy original. Intenta reproducir el aspecto de una tablet o un teléfono móvil, que es el formato en el que leen los llamados ‘nacidos digitales’. Además, el argumento gira en torno al mundo digital, así que el aspecto del libro tenía que ser semejante al de una plataforma digital.
Yoli García
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