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dimecres, 17 de gener del 2018

'Mujeres, rock & heavy metal ¿Quién dijo sexo débil?' - Iván Allué Montilla


Resulta complicado hablar sobre este libro desde un punto de vista personal.

Es cierto que lo devoré en pocas horas, y más estando de vacaciones navideñas como lo estoy. Y disfruté de él. Más por lo que representa que por su conjunto. Pero también es cierto, que en muchos momentos su lectura no solo me aburrió soberanamente, si no que me saturó por completo.

Pongámonos en cuestión.      
   
 Soy hombre y me gusta el Rock. En todas sus vertientes: desde lo más extremo, hasta lo más melódico; desde el rock and roll más básico, hasta el sinfónico más recargado. No daré nombres, pero el que esté en ello, entenderá mis palabras. Desde que tengo uso de razón he asistido a conciertos en mi ciudad. Desde Mabel o Tequila, hasta Rata Blanca con Walter Giardino´s Temple abriendo el concierto, por poner unos ejemplos de los primeros que vi, hasta los últimos a los que asistí. Y nunca jamás vi a la mujer como un mero objeto sexual, ya fuera sobre el escenario o entre la platea. Jamás intenté ligar con ninguna de ellas, ni mucho menos propasarme. Tampoco las invité a una cerveza, ni antes ni durante, ni mucho menos tras el concierto, suelo salir corriendo, literalmente en algunos casos, de ellos, para llegar a casa cuanto antes mejor. Se podría decir que me gusta poco socializar.  Siempre las miré de igual a igual y por supuesto las respeté como seres humanos que son. Es posible que mi educación me haga hacer estas cosas, ser como soy y actuar como lo hago. Mi madre debe tener parte de culpa.   

Su frase siempre fue: respeta a la mujer, por todo y en todo. Y así lo hice, lo hago y lo haré.

Disfruté de The Runaways, de Joan Jett, Cherrie Currie y Lita Ford, de Heart (por Dios, ¿alguien oyó a la pequeña de las Wilson cantar? ¡Lo hace como los ángeles!, de Antiproduct, de Texas Terri (eso sí es espectáculo), de Skew Siskin (esta mujer tiene cuchillas en su garganta), de Doro, de Mia Zapata (descanse en paz), de Girlschool (unas pioneras), Pat Benatar (abriendo camino para muchas y a quien rindo pleitesía), Melissa Auf der Maur (ya fuera con Hole o con Smashing Pumpkins), los propios Hole, con Love al frente, de D’Arcy Wretzky (lo reconozco, la banda de Corgan me llega al alma), la dura Lee Aaron, la melódica Robin Beck, de L7 al completo y todos sus proyectos posteriores o anteriores(¿alguien recuerda a The Shocker y su concierto en la KGB barcelonesa o a The Pandoras?), de Casablanca con Josephine Forsman empujando al grupo tras su kit de batería, siendo el corazón de la banda, una mujer que hasta apareció en un anuncio de agua embotellada, y que también vi abriendo con su vieja banda Sahara Hotnights para The Donnas en la desaparecida sala Garatge, de Beasto Blanco con Calico y Tiffany que muy amablemente posaron conmigo para una foto en la Rocksound mientras el grueso del público lo hacía con el famoso Garric o con Legrow, quien por cierto tocó junto a la gran Nina C. Alice en sus Skew Siskin y fue roadie de guitarra en la banda de Doro hace unos años, creo que les hizo más ilusión a ellas que se lo pidiera que a mí hacérmela, de Vixen, y por supuesto de cualquier cosa que haga Share (el mundo debería descubrir a Bubble), de Baby Animals (Suze llegó a casarse con Nuno de Extreme y dio a luz a dos hijos), de Babes in Toyland, de Linda Perry y sus olvidados 4 Non Blondes (me arrodillo ante la versión de Misty Mountain Hop de Perry junto a Navarro y ¿alguien recuerda un disco llamado America´s sweetheart de Courtney Love? Pues bien, más de la mitad de sus canciones tienen la firma de Linda por hablar un poco de su carrera), de Suzi Quatro (posiblemente la primera mujer Rock Star de la historia y aún sigue dando guerra, acaba de grabar un álbum junto a Andy Scott y DonPowell más que recomendable), de Lisa Dominique (guardo como oro en paño la camiseta de gira que compré cuando su banda abrió para Saxon en Barcelona, así como el poster que me firmó), o de Skin y Sandra Nasic, por no hablar de Wendy O. Williams, Inger Lorre, Lorraine Lewis, Tairrie B., Veronica Freeman, o Janis Joplin, cantantes que jamás vi en vivo que en disco reclaman mi atención al primer segundo y mi admiración al tercer segundo. 

Así que no entiendo muy bien la razón de este libro si me limito a mi persona. Es como si leyera un libro sobre lo malo que es fumar cuando en mi vida lo hice o lo peligroso que es ir a velocidades altas por la carretera cuando ni siquiera tengo coche (y que siga así por muchos años para seguridad del mundo). 

No discuto que sea necesario hacerlo, y que todas las entrevistadas aportan diferentes puntos de vista a doce preguntas que el autor, Iván Allué Montilla, les lanzó, pero también creo que desde la primera hasta la última estamos dando vueltas a un tema que para mí no existe. 

Pero si el punto de vista fuera otro, debo admitir que muchas de las historias leídas en el libro las viví en primera persona y todas ellas me dieron vergüenza ajena (gritos sexistas a músicos, comentarios soeces y hasta tocamientos obscenos). Un porcentaje alto de asistentes a los conciertos de Rock son hombres, este mundo es hombre, como dijo alguna de las entrevistadas en el libro, así que un porcentaje alto de músicos y sus bandas están destinados a los hombres. Esto no cambiará, ya te llames Manowar o Steel Panther, AC/DCGuns n Roses o Mötley Crüe. Lo que sí puede cambiar, debería cambiar y sería una obligación por parte de todos, es la actitud del hombre, tanto en conciertos en particular como en el mundo en general. Queda mucho por aprender. 

Sin duda, darle voz a las mujeres de este país por parte de Allué, es todo un riesgo por su parte, así como un suicidio comercial (si las mujeres no interesan más allá de su apariencia, menos interesará lo que estas tengan que decir) y me alegro que lo haya hecho. No por mí, no tengo nada que aprender de él, si no por el resto del planeta masculino que sí deben aprender cómo tratar a una mujer, sea esta intérprete o no. Respeto ante todo.

Tras su lectura comprobamos que ante la pregunta de si la mujer es el sexo débil, la respuesta, tajantemente, es NO. Y por muchas razones.

Es cierto que por momentos las respuestas a las doce preguntas lanzadas por Allué a sus entrevistadas se entremezclan, y parece que se fusionan una con otras. Esos son los momentos en los que parece que estemos dando vueltas a lo mismo una vez tras otra. Y más cuando lo que cuentan no tiene nada que ver con uno.

En definitiva, Mujeres, rock & heavy metal ¿Quién dijo sexo débil? resulta un estudio necesario sobre la relación de la mujer y el mundo de la música, por qué cuesta tanto admitirlas en nuestro entorno, tomarlas en serio más allá de su imagen, y prestarles atención a lo que hacen, un trabajo minucioso por parte de Allué que se torna en ensayo cuanto más avanzamos en él y que acaba por explotarnos en las manos si nuestro género es masculino (vale, a mí no, por lo contado anteriormente, pero muchos de los potenciales lectores sí que notarán esa sacudida).

Un caluroso aplauso para el autor y para todas aquellas mujeres que tienen  más cojones que muchos hombres y siguen luchando día tras día, no solo por hacerse un hueco en esta sociedad machista, si no por tener que trabajar el doble para demostrar, en muchas ocasiones, lo mismo que ellos e incluso más.                         
               
SALVA G.

Título: Mujeres, rock & heavy metal ¿Quién dijo sexo débil?
Autor: Iván Allué Montilla
Editorial: Milenio
Edición 1ª edición, octubre de 2017
Número de páginas: 189 pp.
I.S.B.N. 978-84-9743-786-8

1 comentari:

  1. A mí lo que me hace gracia es que se hable del papel de la mujer en el metal como algo estereotipado. Señores, hay pocos géneros tan llenos de clichés como el metal. Tanto en la vestimenta como en el resto de elementos. Tanto en hombres como en mujeres.

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