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dijous, 23 de juliol del 2015

'Yo fui Johnny Thunders' - Carlos Zanón (Premio Hammett y Novelpol 2015)


I cant get no satisfaction… La frase y el riff (para algunos, el mejor de la historia de la música) me traen la imagen del autor. Abrir un libro de Zanón es dar comienzo a un juego de imanes con la magia del sonido que se produce al entrar en contacto la aguja con el vinilo en un viejo tocadiscos. Eso es lo que recrea Mr. Thunders. Se hace difícil entrar en el universo literario de Z sin tener la música presente, porque es sus propias palabras, lo único que importa es el rock & roll y lo demás son tonterías. ¿Te podría convencer el Smoke on the water de Deep Purple sin una Gibson Les Paul?

     Una vez escuché a uno de los gurus noir dar la definición perfecta de quién es Z: Después de tres novelas para nosotros Carlos Zanón se parece a Carlos Zanón. Un autor capaz de hacer una gran novela con materiales de derribo. ¿Expectativas altas?

     ¿El apego? Ninguna vía a la imaginación, ni a sueños e ilusiones. Todo en Yo fui Johnny Thunders es real, y la realidad duele. Su primera novela la tituló Nadie ama a un hombre bueno. Quizá porque la maldad y la supervivencia, si es que hay diferencia, son  indisolubles o la primera es el arma para alcanzar la segunda. Calles turbias, miseria moral, bingos rescoldos de un pasado quemado o la espera en paradas de “autobuses”. Gente corriente, que no debía serlo. Tipos zanonianos que, como decía otro de los grandes: Habla de gente que vive el presente, porque el pasado les ha dejado sin futuro. El espejo de la realidad que se resume en una palabra: Supervivencia.

     Seguimos con otro flash que resume donde inserta Mr. Thunders su narrativa: ¿Su literatura comienza con un acorde y termina en el género negro-criminal o es negro criminal como una excusa para escuchar buena música? Sus capítulos son como canciones de un Long Play que te atrapa y no te suelta. La vinculación con un acorde, esa línea sagrada que nos une con los hechos rutinarios del día a día que son importantes sin que nos demos cuenta de su valía hasta que los perdemos.

     La unión del autor es distante con su ciudad, esa Barcelona a la que fotografía literariamente, porque su verdadero compromiso es con todos esos bichitos que pululan por el hormiguero. Pero… siempre hay un momento para la ternura. Y nada sabe tan dulce como unos labios, aunque sea el sabor de una boca borracha. Y esa esperanza es que el rock & roll tiene un territorio y es el de la lealtad. Y en este momento delante de mis ojos está él y lo que representa: Serpico… ¿Verdad, Z?

     ¿Qué de perdedor tenía el genuino Johnny Thunders? ¿Qué dosis de derrota, entre la rabia, la confusión y el dolor hay en Yo fui Johnny Thunders? La obra de Zanón goza de tintes de justicia poética. Especialmente en unos finales en que está presente la redención. Una absolución que opera como un juego para seguir sufriendo. Z nunca dejará a su suerte a los protagonistas de sus novelas, siempre habrá un rayo de esperanza, aunque esa luz que se asome a lo lejos sean las llamas del infierno.

     El boom Noir se asemeja mucho al boom inmobiliario. Y cuando pase la tormenta buscaremos en la playa a los supervivientes del tiempo y la memora. Y allí abrazado a una Fender Stratocaster encontraremos a Z. Fuera de géneros, atemporal como el Train in vain de The Clash. Así que sube el volumen, deja entrar al boy of the summer y comienza la lectura, porque todos, en algún momento hemos querido ser Carlos Zanón.

Javier Hernández Velázquez

Yo fui Johnny Thunders
Autor: Carlos Zanón
Detalles del libro:
ISBN: 9788490560082
Tamaño: 14 x 21,3
Presentación: Rústica con solapas
Idioma de la edición: Español

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