dijous, 8 de novembre del 2012
Entrevista a José Miguel Gaona Cartolano, autor de ''Al otro lado del túnel'
José Miguel Gaona Cartolano Doctor en Psiquiatría, en los últimos años ha trabajado en el campo de la neuroteología, ciencia que estudia los fenómenos místicos y espirituales desde una perspectiva neurológica. En esta línea, dirige el Proyecto Túnel, un sitio de encuentro para personas que han sufrido experiencias cercanas a la muerte (ECM) y que desean compartir dichas experiencias o abordarlas desde un punto de vista terapéutico. En la actualidad es uno de los directores de IANDS España (International Association of Near-Death Studies) y participa en trabajos en el campo de las ECM junto con el Dr. Bruce Greyson de la Unidad de Estudios Perceptuales de la Universidad de Virginia Occidental y la Dra. Holden de la North Texas University.
Es autor de los libros El síndrome de Eva y Endorfinas, las hormonas de la felicidad, y uno de los coautores de Ser adolescente no es fácil, todos ellos en La Esfera de los Libros.
Gaona anda desbordado estos días ante el éxito de su último libro: Al otro lado del túnel que en pocas semanas ha requerido una segunda edición. Un trabajo que narra con rigor científico pero de forma divulgativa el denominado fenómeno de Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) y que responde a muchos interrogantes sobre qué han visto en las puertas de la muerte muchas personas que han estado muy cerca de ella.
¿Qué dice la ciencia sobre las ECM?
Hoy por hoy, la ciencia tan solo puede dar explicaciones parciales a las ECM. Por ejemplo, se ha especulado mucho acerca de que un aumento del dióxido de carbono puede producir una visión tuneliforme, pero dicha intoxicación no produce ni encuentros con seres ya fallecidos ni, menos aun, un estado de claridad de la conciencia como el que ha experimentado gente cuyos testimonios recojo en el libro.
¿Cuáles son las características más coincidentes en este tipo de experiencias?
Los relatos son semejantes independientemente de la formación religiosa o creencias culturales. Incluso niños de corta edad que han sufrido escasa influencia mediática repiten el patrón de paz, túnel, luz brillante, encuentro con otros seres, etc.
Sorprenden aquellas ECM que han sido acompañadas de experiencias extracorpóreas, ya que la persona abandona momentáneamente su cuerpo físico y relata lo que sucede alrededor. Por ejemplo, un quirófano durante la anestesia o, por el contrario, cuestiones que suceden a kilómetros de distancia.
¿Es positivo todo lo que se percibe en este tipo de experiencias?
En una minoría de casos, alrededor de un 15%, nos refieren relatos que he denominado ‘infernales’, ya que la persona sufre un verdadero calvario durante la misma. Aparecen seres desagradables que salen a su encuentro y todo tipo de situaciones negativas. Estas experiencias no relación ni con intentos de suicidio ni con personas con conductas reprobables.
¿Por qué no todo el mundo sufre este tipo de experiencias cuando está a punto de morir?
Se ha especulado mucho con esta cuestión y no hemos concluido una respuesta clara, aunque sí hemos observado que parece existir una correlación entre una ECM y la propia percepción de encontrarse a las puertas de la muerte. También hemos apreciado la dificultad que presentan otras personas para recordar en detalle aspectos de su ECM.
¿Qué consecuencias supone el transcurrir por una experiencia de este tipo? ¿Cómo se sienten las personas al “regresar”?
Las consecuencias son múltiples. La primera es un aumento de la espiritualidad que no siempre coincide con la religiosa y, quizás en consecuencia, un desapego hacia los bienes materiales. Otra consecuencia es que, más que una pérdida de miedo a la muerte, lo que suele generarse es una pérdida de temor hacia la propia vida, hacia esos miedos que al común de los mortales nos limitan, por ejemplo, a la hora de cumplir nuestros sueños o de tomar decisiones. Suelen haber casos de divorcios después de que uno de los miembros de la pareja haya vivido una ECM. La razón: un cambio en la escala de valores provoca una asimetría en la relación, teniendo que ajustarse la misma o, por contra, acabando con ella. A menudo, las personas que han pasado por esta experiencia pasan años antes de contarlo incluso en su entorno más inmediato por miedo a que no se les crea o que les califiquen de trastornados. Además, la experiencia es tan extraordinaria que se acompaña de una gran inefabilidad, esto es, dificultad para encontrar las palabras adecuadas para expresarla.
¿Va a continuar su investigación?
Así es, nosotros mismos en el Instituto Neurosalus estamos colaborando en un estudio, junto con las universidades de Virginia y de North Texas, con el objeto de comparar las características de las ECM entre el mundo anglosajón y el hispano. Otras líneas de investigación, como las dirigidas por el doctor Sam Parnia, en Inglaterra, intentan demostrar que la consciencia puede mantener su existencia durante las experiencias extracorpóreas, siendo el individuo capaz de ‘visualizar’ señales ocultas al campo de visión en las salas de resucitación cardiopulmonar.
Margarita Espuña
Lee la reseña del libro aquí
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