Los primeros en abrir el fuego fueron Saxon, los más jóvenes del cartel, musicalmente hablando, su primer disco data de finales de los setenta. Su repertorio se basó en los nuevos temas de su último disco, “Call to arms”, y una ristra de buenos clásicos, aunque por culpa del tiempo asignado para ello, dejasen muchos de sus clásicos en el tintero.
“Heavy Metal thunder” fue el primero en sonar, tras abrir la noche con “Hammer of the gods”, el mismo tema que abre su último disco.
Uno tras otro fueron cayendo los temas, consiguiendo una buena respuesta por parte del público, que disfrutó más en el tramo final del mismo, con clásicos como “Crusader”, “Princess of the night” y la final “Wheels of steel”.
Cumplieron con una escasa hora de show, y aseguraron que en noviembre volverán por estas tierras para ofrecer un concierto como cabeza de cartel. Esperaremos hasta ese día.
Los siguientes en aparecer en escena fueron Motorhead, con un Lemmy para el que no pasan los años y eso que ya tiene edad para jubilarse. Ellos sí basaron su set en clásicos de su discografía, como las iniciales “Iron fist” o “Stay clean”, o las finales “Killed by death”, “Ace of spades” y “Overkill”.
Por supuesto la banda está presentando un nuevo disco, el mismo que presentaron el pasado mes de diciembre en su concierto del Sant Jordi Club, así que pudimos disfrutar de alguno de sus temas, que para ser sincero, bien se pueden meter en el saco de los clásicos del grupo, como ya dije en mi crónica de diciembre.
Temas como “Get back in line” o “I know how to die” compartieron protagonismo con los viejos temas de la banda.
Motorhead, como bien dice siempre Lemmy al inicio de cada concierto, tocan Rock and Roll y ello es comprobable en temas como “Going to Brazil”, dedicado a los fans brasileños que pudieran haber estado en el concierto o “One night stand”, temas que bien podría haber escrito el mismísimo Chuck Berry.
Motorhead cumplió la papeleta, su inmovilismo musical o lo odias o lo amas, y visto lo visto, parece ser que todos los allí presentes lo aman.
Con un cuarto de hora sobre el horario previsto, cayó el telón que recordaba que este es el “Epitaph Tour”, la gira que definitivamente alejará a Judas Priest de vivir en la carretera día tras día, ahora el grupo se limitará a aparecer en algún que otro festival veraniego, y es que aunque el otro día Halford, alma de la banda, el Dios del Metal, La voz, estuviera a la altura de las expectativas, incluso llegase a superarlas, ofreció el mejor de los últimos concierto vistos por este país, ya tiene una edad y unas carencias físicas que no le permiten, o que le aconsejan descansar más de lo normal, de ahí que ésta sea la última gran gira mundial del grupo.
Una gira que será recordada por muchas cosas. La primera y más obvia es la no inclusión de uno de sus guitarristas clásicos, K.K. Downing. La segunda y posiblemente mejor de todas, el listado de canciones interpretadas, al menos una de cada uno de sus diez y seis discos de estudio y la tercera por la calidad que demuestran los músicos noche tras noche, sobre todo un Halford desmadrado en su papel.
Se vivieron momentos mágicos, como el inicio del concierto, con unas metálicas versiones de “Rapid fire” y “Metal gods”, los dos temas que abrían de forma inmejorable su clásico disco “British steel” editado en 1980; el inmenso karaoke, unas diez mil almas cantando al unísono, durante la interpretación de “Breaking the law”, tema que en ningún momento contó con Halford en sus labores vocales, seguramente lo hizo para tomarse un respiro para poder interpretar después y de forma magistral una brutal “Painkiller”; la interpretación de “Victim of changes” con el pabellón lleno de lasers de color verde y con esas twin guitars tan fantásticas que extraen de sus instrumentos el viejo Tipton y el joven y nuevo Faulkner; la versión de Joan Baez perteneciente al disco “Sin after sin” de los ingleses con un inicio en formato acústico donde pudimos comprobar sin tantos watios de potencia la voz de Halford; sorpresas para los más viejos del lugar como “Never satisfied”, del primer disco del grupo, editado en 1974 o “Blood red skies”, que tiño como era de suponer de un rojo infierno el pabellón.
En definitiva, una gran noche de Metal que les sirvió de bautismo de fuego para muchos y que transportó a los más viejos del lugar a un tiempo pasado mejor que nunca volverá.
Texto: SALVA G.
Fotos: SALVA G. y MÓNICA GARGANTÉ
Judas Priest + Motorhead + Saxon
Pavelló Olímpic de Badalona02.08.2011, Badalona
Promotor: rock n rock
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