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dimecres, 4 de març del 2015

'La Ley de los Justos / La llei dels justos' - Chufo Lloréns



La primera sensación al tener entre las manos estas más de mil páginas es impactante.  Por el volumen, por la propuesta histórica, por la cantidad ingente de información que hay que digerir. Pero vencido este temor inicial, uno se zambulle bien pronto en este relato con el jolgorio de un largo y hermoso día de playa o de montaña  en perspectiva, donde las horas se van a caballo de las vicisitudes de  los Ripoll y los Bonafont.

Pero vayamos por partes. Estamos en la Barcelona de finales del siglo XIX.  Eso equivale a decir que estamos en los albores de la leyenda que forjó esta ciudad y sus lugares comunes. Tengo la impresión de que La ley de los Justos es un paseo  por un mapa de calles, lugares de moda, edificios y monumentos emblemáticos en el que Chufo Llorens nos guía de la mano, nos obliga a detenernos, nos explica  historias  con la pasión de quien ama apasionadamente la  geografía cambiante de la Ciudad Condal  y nos hace reparar en los detalles. Minucioso hasta el extremo, nos sumergimos en una fotografía en color sepia, en un daguerrotipo que muta ante nuestros ojos.

El mérito es lograr que, al pasear por sus calles actuales, puedo ver, puedo escuchar, puedo intuir cómo se forjó esta ciudad que nace del conflicto. Conflicto entre la alta burguesía catalana enriquecida gracias al comercio colonial, a los negocios poco edificantes a veces como el de la trata de esclavos. Conflicto con las clases obreras en un tiempo que, sin llegar a ser una verdadera revolución industrial, deja atrás las formas tradicionales de trabajo y ve nacer formas de explotación que serán el caldo de cultivo del anarquismo urbano. Conflicto entre una España que muere ante la pujanza de Estados Unidos, una sociedad vieja que ya no es un imperio y una élite culta, masona, sin Dios, que aspira a la modernidad que encarna la transformación de la Exposición Universal de 1888.

En cuanto a la estructura, mucho se ha escrito sobre este período y desde diferentes perspectivas. Tengo la sensación de que el gusto decimonónico por el folletín literario, el lenguaje cuidadosamente adaptado a los usos de entonces, la moral y la ética de ese tiempo, están cuidadosamente reconstruidos aquí. Ello proporciona una verosimilitud incuestionable a la historia, pero bien es cierto que la ralentiza, que exige del lector la complicidad para aceptar que la lentitud es un mérito necesario. Podríamos leer del mismo modo La Regenta de Leopoldo Alas Clarín, y sentiríamos esa misma fascinación. Novela costumbrista, desde luego, novela que pretende reflejar un estado de ánimo social, colectivo, de inquietud, de desasosiego, de efervescencia. Novela que bascula  hacia el realismo, hacia la crítica social sin ser panfletaria. Novela que, a mi modesto parecer, se inclina por la fuerza de la misma narración hacia una cierta simplificación para hacer comprensible el conjunto del cuadro.

Porque, no me parece a mí que aquí lo fundamental sean los personajes, múltiples, sino que lo primordial es la historia (así, con minúsculas) para contar la gran Historia. Cada personaje tiene un papel asignado, ciertamente estereotipado, y no se desborda de sus márgenes. Son engranajes que deben hacer funcionar la trama. Así, desde los Bonafont (Juan Pedro, Máximo, Luisa, Amelia) a los Ripoll (el patriarca Praxedes, Adelaida, Germán el bon vivante, Antonio –nuestro pequeño San Manuel ) pasando por el elenco de virtuosos secundarios (Silverio, Teresa, Carmen, el parásito Fredy)…etc, todos y cada uno encarnan un clixé propio de la novela romántica.

 Y digo con cuidadosa intención novela romántica porque lo que debe prevalecer aquí es el amor virtuoso entre Romeo (Juan Pedro y su sensibilidad de artista) y Julieta (ese precioso espíritu libre femenino que encarna Candela). El amor romántico que se ve vapuleado, zarandeado por un tiempo en descomposición, por violencia inusitada mientras la vida sigue para algunos como si nada.

Diré, para terminar, que Chufo Llorens es un conocedor profundo de aquellos resortes que mueven a las élites (el gusto y la complacencia de la noche lujosa, el interés por la cultura y la ópera, los buenos licores, las mujeres bellas, el poder, el comercio, el dinero, la influencia política). No le es ajeno tampoco el caldo de la rebeldía política, las penurias, la humillación del pobre, la facilidad para caer prisionero de la demagogia cuando la miseria ahoga.

Quien haya leído a Llorens va a descubrir una faceta distinta, puesto que el contexto de La Ley de los Justos lo es. Quien ame la información en forma de ficción aquí encontrará su deleite. Un fresco asombroso y panorámico.

Novela para lectores pacientes. Porque a veces, lo bueno debe paladearse sin prisa.  La recomendaría a los amantes del género, sin duda. Y también a los que quieran mirar sin prejuicios el pasado para entender muchas de las claves de la sociedad catalana de hoy en día. Una sociedad que adolece de los mismos defectos y encarna las mismas virtudes. Porque el tiempo solo muta las apariencias. Pero eso ustedes ya lo saben.

Víctor del Árbol

La Ley de los Justos / La llei dels justos
CHUFO LLORENS 
GRIJALBO / ROSA DELS VENTS, 2015
ISBN 9788425352904
Nº de páginas: 1152 págs.
ISBN: 9788425352904

2 comentaris:

  1. Excelente reseña. ¿Me podrías comentar algo acerca de la elección del título de la novela?

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  2. Només començar a llegir, ja he trobat una errada garrafal. Una jove promesa de la lírica fa un recital a una festa i canta un parell d'aries de Madama Butterfly (al llibre diu Madame!) al 1888, quan aquesta òpera es va estrenar a l'Scala de Milà el setembre de 1904! Comencem be...

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