A mis casi cuarenta años de vida he padecido numerosos resquemores en las tripas por culpa de la poesía. Por culpa o gracias a la poesía, debería decir. Nunca he sabido describir qué es lo que me pasa entonces. Siempre he recurrido a los tópicos más encendidos de mis amigos los poetas. Quizá es ello lo que determina realmente la pasión que se siente por algo, el desconocimiento, la ignorancia absoluta acerca del origen remoto y primigenio de las pasiones, de las encendidas pasiones que no tienen realidad más allá de lo absurdo o lo incomprendido. El amor, por poner un ejemplo, es una pulsación que nace del alma, pero, ¿qué alma es aquella que no muere?, o ¿qué muerte es esa que no siente el alma empobrecida de fe? A riesgo de mostrar mi locura he de decir que es esa misma locura la que me hace tremendamente feliz, y apasionado, sobre todo si descubro en otras plumas lo que mi “yo” siente y es incapaz de describir con palabras.
Yo no soy crítico literario, ni siquiera un entendido de literatura, y mucho menos de poesía. No soy nadie. Pero padezco de una enfermedad incurable, la honestidad. Tengo la suerte, y la desgracia a veces, de saberme predestinado a no callar cuando devora la emoción mis entrañas. Ahora tengo esa necesidad. Tengo que decirles a todos que he descubierto a un poeta. Que he vuelto a sonreír al leer poesía. Que nada está perdido. Que aún hay esperanza en esta sociedad truculenta e intimidada. Que nunca dejará de haberla mientras existan poetas como Carlos Zanón en este mundo. Que es un escribidor limpio con lo que escribe. Que es poeta. Que no miente, nos guste o no.
Hoy os escribo para recomendar con honestidad su último libro editado hace muy poco: “Yo vivía aquí”, de la nueva y prometedora editorial Playa de Ákaba, en él recoge poemas que abarcan desde su primer poemario “El sabor de tu boca borracha” (1989) hasta su última obra en poesía “Tictac Tictac” (2010), tal como otros inéditos.
En una entrevista que leí en el suplemento cultural del mundo.es, Carlos Zanón dijo que él vivió en esos poemas, que lo hizo también en “las gentes” que están dentro de sus versos y que, a su vez, “las gentes” vivieron dentro de él. Yo añadiría que esos poemas viven ahora dentro de todo aquel que los haya leído.
La poesía, los poetas que leen, los que no, los artistas, los náufragos, los soñadores, los que mantienen la esperanza en la humanidad, los revolucionarios, los compasivos, los amantes, los amados, todos ellos y los demás, todos, deberían dejarse seducir por este bello poemario. Bello y honesto.
(…) No sé por qué pero los náufragos
siempre tenemos una caja de cartón bajo la cama
donde guardamos toda la lluvia caída,
las cartas que nunca nos atrevimos a enviar.
Dorados los cabellos,
esta indolente luz de domingo
parece ser la única verdad tras la tormenta.
Es la misma lengua que ayer
bañó en azufre la noche,
que selló nuestros labios con besos de esparto,
aquélla que se vistió de mujer siendo hombre,
fumadora de los cigarros más largos que existen.
Golpear todas las puertas, abrir todos los ventanales,
romper el horizonte hasta obtener una respuesta…
Diamantes de sal resbalan
por tu cuello de cisne ensangrentado
hasta la cuenca de tus pechos, grandes y negros.
Estás dormida para ver pasar los pájaros de largo,
para acercarte a la muerte, volver y no mirar atrás. (…)
Extracto de “El sabor de tu boca borracha (1989)”, Carlos Zanón
Del Carlos Zanón novelista, reconocidísimo autor de novela negra, poco puedo decir que no se sepa ya, acaso advertirles a los que no leen poesía que quizá el alma de esa Barcelona de “Tarde, mal y nunca” (RBA, 2010), o la mísera esperanza que rezuma en “No llames a casa” (RBA,2012), se encontraron perdidas en un primer momento entre los cientos de versos de la memoria del Zanón poeta.
Grande poeta. Grande Zanón poeta.
José Antonio Castro Cebrián
Escritor, autor de “El Cementerio de la Alegría”
YO VIVÍA AQUÍ , de Carlos Zanón
Editorial: Playa de Ákaba
Primera edición: 2012
Páginas: 181
ISBN: 978-84-940400-7-8