Lucy Mwembe es madre de dos niños: Jonah de nueve años y Raff su hermano pequeño. Ambos llaman Mayo a Lucy, así es como se conocen a las madres en Zambia, país originario de la familia de Lucy. Roland es el padre. Inglés. Viven en el sur de Londres. Ahora Roland está en la cárcel. Los hechos ocurridos en el llamado Sábado del enfado dieron con sus huesos entre rejas. Ese día, el padre de Jonah y Raff, arremetió con todas sus fuerzas contra uno de sus vecinos, Félix Curtis en un ataque violento. Aquel día la Yaya Mala, la madre de Roland quiso quedarse con la custodia de los niños. Bueno, en realidad uno de ellos, Jonah, a Raff quería meterlo en un orfanato. De ahí que su sobrenombre sea ese: la Yaya Mala.
La vida no es fácil. Pero hasta ese fatídico lunes de julio de 2013.
Jonah y Raff despiertan ese lunes y comprueban que su madre no está en casa. Jonah sabe lo suficiente de la vida como mantener su ausencia en secreto. Si alguien se entera de que Lucy los ha dejado solos ¿quién sabe lo que les puede pasar a su hermano pequeño y a él? Sin duda lo que más temen es la llegada de la Yaya Mala y que con su celo acabe separando a los hermanos. Nunca quiso a Lucy. Por su raza no era mujer para su hijo. Y Raff salió a su madre.
A partir de ese lunes y hasta el siguiente sábado, la debutante Tamsin Grey nos cuenta bajo la inocente pero a la vez rebelde voz de ambos niños, las aventuras que deberán pasar para conseguir que nadie en el vecindario ni en el colegio se entere de que su madre desapareció.
Por suerte para ambos Saviour, vecino y amigo de la familia junto a su mujer Dora y su hija Emerald acudirán en su ayuda. Parece que el único que sabe algo sobre la desaparición de su madre es él, si descontamos a El Hombre Andrajoso, un mendigo que vive en La Casa Rota, una vivienda abandonada sita al lado de la casa de los niños.
Sin ningún tipo de duda la grandeza de la novela radica en las voces de ambos niños, siendo Raff quien más destaca de los dos, sus malos modales, sus contestaciones y sus salidas de tono sin duda son dignos de un niño de su edad.
Pero Jonah le anda a la zaga. Él será quien intente encajar las piezas del rompecabezas para poder encontrar a Lucy. Buscará su diario, su móvil, su ropa favorita, y poco a poco como un detective profesional intentará llegar al fondo de la cuestión.
Y por supuesto intentará seguir con la vida de él y de Raff como si no hubiera pasado nada. Seguirán yendo al colegio después de almorzar, aunque no tengan nada en casa y deban pedirlo a la vecina, buscará dinero para comprar leche y cereales, aunque tengan que acabar apostando a los caballos como cuando iban con su padre a la casa de apuestas, allí conseguirán su mayor fortuna al apostar por un caballo llamado Ella no está, leerá el diario de su madre buscando más pistas que le lleven a la verdad, e incluso se harán pasar por ella mandando mensajes de texto a los vecinos desde el móvil de su madre encontrado medio enterrado en una maceta del patio trasero de la casa.
Con una introducción cinco años después, en julio de 2018 y una coda que transcurre en esa misma fecha, el eje central del libro son esos seis días de la semana más larga de esos pobres niños que de un día para otro ven como peligra su zona de confort.
Ella no está resulta emocionante, intrigante, con unos diálogos entre los hermanos de lo más divertidos, propios de niños de su edad, la gran baza de Greyen toda la novela, haber conseguido acertar con su prosa el pensamiento de un niño de nueve años, y lo más destacable, no se hace pesada, aun siendo unos niños los que acaban contando la historia.
SALVA G.
Título: Ella no está
Autor: Tamsin Grey
Traducción: Carlos Ramos Malavé
Editorial: Harper Collins
Edición: 1ª edición, julio de 2019
Número de páginas: 430 pp.
I.S.B.N. 978-84-9139-383-2