El St Olave’s Hospital se construyó entre 1873 y 1875. Durante la Segunda Guerra Mundial, cinco bombas destruyeron gran parte del complejo hospitalario. El centro fue pasando progresivamente de 687 camas a 515 para posteriormente acabar con 315. En él nació Sir Michael Caine en 1933. Pero ahora estamos en 1954. El hospital tiene déficit de personal sanitario. Debido a ello y al a dificultad de encontrar en Inglaterra enfermeras, se lanza una campaña para conseguir enfermeras extranjeras. Unas 14 nacionalidades respondieron a la llamada. El hospital se convirtió en las Naciones Unidas de las enfermeras: alemanas, italianas, jamaicanas y por supuesto españolas. De ellas salieron unas pocas de Cataluña. Durante años ejercieron la profesión en un país que no era el suyo en una época, año 1955, en la que España estaba bajo el yugo del dictador. Allí esas jóvenes aprendieron un idioma, abrieron sus ojos a un nuevo mundo, vivieron historias inolvidables y levaron como pudieron la lejanía del hogar materno.
Anna Belaure Vidal es una de esas enfermeras que emigró a la fría, gris y húmeda Londres en 1955 para pasar allí tres duros inviernos, los que hace referencia el ´titulo de la novela, que se le marcarían a fuego en su piel.
Tres hiverns a Londres, la nueva novela de Fúlvia Nicolàs (Barcelona, 1964) retrata no solo la peq1ueña pero importante historia en la vida de Anna, si no que homenajea a todas aquellas enfermeras que en un momento u otro trabajaron en el St Olave’s Hospital en particular y en cualquier otro hospital en general como fue la propia madre de la escritora.
Nicolàs comienza su relato cuando Anna recibe una carta en su casa de Barcelona en noviembre de 1960. No quiere abrirla. Lo pasado pasado está. Sabe de dónde viene y sinceramente, no quiere volver. Al menos por ahora, cinco años después de haber llegado.
La novela, compuesta por dos partes bien diferenciadas, la primera ocurre en Londres, la segunda en Barcelona, narra las vivencias de Anna en ambas ciudades, pero sobretodo cuenta no solo la historia de su primer gran amor, Bjorn, debemos tener en cuenta que todo libro es una historia de amor, un noruego que conoce en Londres, casualidades de la vida el nombre de su hospital lo coge del santo patrón noruego, San Olaf, si no lo fácil que resulta modificar nuestro futuro con un pequeño acto en nuestro presente.
Para Anna es dejar esa carta recibida en stand by por temor a encontrarse dentro algo de su absoluto desagrado. Un posterior incendio en casa de sus padres en 1962 le hará pensar que esa carta se quemó y que nada se puede hacer para encontrarla, pero tras la muerte de su madre, esa misiva sale de nuevo a la luz en julio de 2007.
Tres hiverns a Londres habla, sí, del Amor, así, en mayúscula, relacionado con los buenos tiempos vividos, en el caso de la protagonista de la novela en esos tres inviernos en Londres, junto al hombre que bien podría haber sido el compañero de su vida, pero ya se sabe, el amor lo puede todo y nunca es tarde si la dicha es buena, pero también de la familia, de los padres de Anna, de sus hermanas, de su hermano, sus tíos, sus abuelos, y ya se sabe, las familias nunca fueron un terreno plácido.
Para quien se lo pregunte, el St Olave´s Hospital cerró sus puertas definitivamente en 1985, y a día de hoy sus terrenos son una urbanización denominada Ann Moss Way, pero gracias a Fúlvia Nicolàs y su Tres hiverns a Londres podemos conocer la historia de las personas que le dieron vida en un punto de su vida.
Interesante y formativo.
SALVA G.
Título: Tres hiverns a Londres
Autora: Fúlvia Nicolàs
Editorial: Rosa Del Vents
Edición: 1ª edición, octubre de 2018
Número de páginas: 215 pp.
I.S.B.N. 978-84-16930-83-8