Madrid, 1969. Serafín Leal y su amante recordarán la noche de la
llegada del hombre a la luna... por un motivo que hubieran preferido evitar.
Una tras otra, las mujeres importantes en la vida de Serafín Leal se
hallarán en peligro por un secreto atesorado durante varias décadas. El
detective privado encargado del caso descubrirá que su cliente esconde un
pasado oscuro y que se encuentra en marcha una venganza de consecuencias
imprevisibles. ¿Qué ocurrió durante la noche de las medusas? ¿Hasta dónde
llegará la espiral de violencia y venganza?
Tengo sentimientos encontrados
respecto a esta novela. Por un lado, debo reconocer que he disfrutado con ella.
No creo que sea una novela negra y tampoco me atrevería a llamarla thriller.
Más bien, una novela ligera. Un thriller ligero, se podría decir. Tiene un
ritmo muy ágil, favorecido por unos capítulos cortos que no dejan un momento de
respiro, diálogos muy naturales y una claridad narrativa que hace que las páginas
pasen rápidamente. La recreación histórica, los ambientes, son descritos con
habilidad y nos transportan al lugar donde se encuentran los personajes, ya sea
Tánger o Madrid, creando la atmósfera necesaria para captar toda la atención
del lector.
Por otro lado, una serie de
pequeños defectos no la dejan acabar de ser una magnífica novela. Voy con ello.
En primer lugar, los personajes
son lo que son, buenos muy buenos y malos muy malos. No tienen dobleces, no te
sorprenden en ningún momento. No hay un rastro de humanidad en los villanos ni
un destello de maldad, aunque solo sea por el dolor que les han causado, en los
buenos. Demasiado planos, totalmente previsibles. Hay público al que le gusta
este tipo de personajes, pero uno espera algo más de una historia de este tipo.
Me ha sorprendido el asesinato
que, descrito de forma muy eficiente, tiene lugar en las primeras páginas. Ya
saben, en un esquema clásico del thriller, ese que será el eje en torno al cual
se desarrollará toda la trama. Pero es que aquí, a no ser que yo me haya
perdido algo, ese crimen no sirve para nada, aparte de presentarnos a uno de
los villanos de la película. Y ni siquiera eso, ya que lo único que sabemos es
que dos balas acaban con la vida de un abogado en su villa de Roma.
Cambiamos
entonces de ciudad, de personajes y de subtrama, y uno espera que, más
adelante, se explique la relación del finado con todo lo demás, pero eso no
llega a ocurrir nunca. Simplemente, no existe tal relación. Eso sí, como decía
antes, es una novela que se lee muy fácilmente, de modo que llegué a olvidar
totalmente este asunto hasta que en los días que suelo dejar pasar entre la
finalización de una lectura y la elaboración de su reseña para que así se
asienten las primeras sensaciones o afloren otras nuevas, me vino de nuevo a la
cabeza. He repasado la novela por encima y no, no he encontrado nada más. Es un
primer capítulo que, sencillamente, no aporta absolutamente nada.
Es curioso también el hincapié
que el autor hace sobre la llegada del hombre a la luna. Se menciona varias
veces en los primeros capítulos y los personajes están especialmente atentos a
ello. Cierto es que toda la población del planeta estaba pendiente de aquel
impresionante momento histórico, pero después de tanto énfasis en el tema, el
lector espera que aquello tenga algún peso en la trama. Nuevamente, no es así.
Solo sirve al autor para situar la historia en el tiempo. Una historia que también podría haber tenido
un año antes o después sin ningún tipo de problema. Por otro lado, en tres o cuatro
ocasiones Jacinto Rey parece olvidar que determinado asunto o acontecimiento ya
nos lo ha contado antes, y vuelve sobre ello sin aportar nada nuevo. No es muy
grave, pero no deja de generar un molesto chirrido en la mente del lector.
A estas alturas de la reseña siento
que estoy dejando la certeza de que La noche de las medusas es una mala novela,
y lo lamento, porque no es cierto. Repito: La noche de las medusas se lee y se
disfruta. ¿Qué podía haber sido mejor? Sí. ¿Que no será el novelón de nuestras
vidas? Pues no, pero sientes que no ha sido un tiempo perdido cuando llegas al
final. Un final, eso sí, demasiado almibarado, en el que, a pesar de un último
giro sacado un poco de la manga, todos reciben su merecido: los malos malísimos
su castigo, y los buenos buenísimos su recompensa.
Vaya, vuelvo a dejar un poso de
amargura al final. No me hagan caso. Léanse La noche de las medusas. Mejor en
una de esas épocas en las que está uno estresado por el frenético ritmo de la
vida diaria y necesita algo amable para desconectar de todo un rato. O en
vacaciones. No es una mala novela. Y de igual modo que a determinado público le
gustan los personajes “predecibles”, como decía más arriba, también le gustan
los finales perfectos.
Alberto Pasamontes
La noche de las medusas
Jacinto Rey
Suma, 2018
400 pag.
ISBN: 9788491291985
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