Sara Grissom, con esta nueva entrega nos acerca una aventura en que supuestos poderes en la sombra quieren dominar el mundo. En contra de ello, la joven pareja Allison y Marc se enfrentarán como pueden sin sucumbir. En una novela en la la que la piramide de Keops toma especial relevancia.
Ha trabajado en el sector del automóvil, informática, gastronomía ¿Cómo le nació la pasión por escribir novela?
Creo que es algo que siempre lo llevé dentro. En mis tiempos de adolescencia escribí una novela a dúo, quiero decir que lo hice con una compañera de instituto, de tal manera que cada una escribíamos un capitulo sin saber qué consecuencias llevaría el cambio en la historia, fue un ejercicio muy divertido. Naturalmente nunca pensamos en publicar, ni nada de ello, era solo un juego.
En el año 2007, a partir de un parón profesional por culpa de una enfermedad, pude dedicarme a leer y escribir full time. Escribí relatos cortos, pero en mi mente ya se descomponía y recomponía la novela una y otra vez.
¿A partir de que idea se le ocurrió esta trama llena de crímenes e intriga al más alto nivel?
Me basé principalmente en la ‘Teoría de la conspiración’. Para aquellos que nunca hayan oído hablar de ella se trata, muy resumidamente, de que el mundo está gobernado por una elite de personas de los cuales desconocemos su entidad, capaces de controlar mercados, gobiernos, instituciones, religiones etc.
Su lema desde su fundación en el año 1776 fue: ‘Crear un nuevo orden mundial’. Que es lo mismo que decir: nada de gobiernos, monarquías, o religiones. El dinero y solo el dinero gobernaran.
Esta frase la habréis escuchado por ejemplo a George Busch padre o a David Rockefeller.
Para documentarme sobre ello leí libros sobre masonería y uno titulado ‘Iluminatis’ del periodista alemán Paul Koch, que actualmente vive en Viena, donde detalla desde la fundación hasta el mundo actual, la jerarquía y el poder de esta organización.
Aparte de intentar denunciar a través de una novela de ficción un mundo sometido a tales personajes, me centré en otros enigmas que a día de hoy están sin descubrir, como son las pirámides de Keops. Cuanto más leía sobre el tema, más fascinada me tenían, y al final encajaron perfectamente en mi historia.
Esta es una novela globalizada porque sucede en muchos escenarios geográficos ¿Quería demostrar que está todo implicado en el mundo?
Quizás si, pero básicamente el cambio de escenarios fue un reto que mi impuse a mí misma. Son lugares, todos, a excepción de Washington, donde he estado alguna vez de mi vida, y algunos, más que otros, me dejaron gratos recuerdos. Quería que el lector captase también esas sensaciones, de que en ciertas partes del mundo hay gente interesante y lugares llenos de encanto como por ejemplo Finnmark (una región del norte de Europa comprendida entre Noruega, Finlandia y Suecia), lo que comúnmente se llama Laponia, pero que en realidad a los habitantes de allí no les gusta que se les nombre de ese modo, ellos se consideran SAPMIS y así quieren que la gente les conozca. Me gustó su amor por la tierra, algo que intenté transmitirlo en la novela.
Además, mis personajes me pedían ese cambio de entorno, unos pertenecían al lado caribeño de Costa Rica, Allison y Mark eran de Toronto, y el personaje principal viajaba para conocer nuestro mundo desde su perspectiva. Creo que el contraste al final favorece a la historia.
¿Se ha tenido que documentar mucho para hablar de la construcción de Keops?
La verdad es que si. Me he pasado horas en la biblioteca, leyendo sobre las posibles teorías de su construcción, o leyendo sobre Reisner un importante egiptólogo. El resultado final fue constatar que nadie a ciencia cierta hoy en día, sabe cómo se pudieron construir unos monumentos tan perfectos, con un enclave especial, con unas medidas exactas. Solo un dato: Las pirámides están compuestas de más de 2 millones de bloques de piedra que pesan entre 2 y 15 toneladas cada una, si la construcción duro 20 años, tal como indican los arqueólogos, supondría que debían transportar, tallar y colocar un bloque cada 2,5 minutos, las veinticuatro horas del día, durante los veinte años.
Allison y Marc son una pareja valiente que no se amilanan en conseguir justicia ¿Quiere con ello dar ejemplo a una juventud pasiva en los tiempos que corren?
No creo que nuestra juventud sea pasiva. La verdad es que pensé en ellos para añadir su frescura y una pizca de inocencia, la mínima que todavía puedan conservar unos adolescentes, algo que ayudaría a acompañar al lector en el descubrimiento de que nuestro mundo no es lo que parece.
Y dentro de la trama ha puesto bonitas situaciones de amor...
El amor está presente en toda la novela, de distinta forma, incluso universal. Fue otro de mis retos. El mayor de todos: que los lectores se enamorasen de Yrfo, igual que yo me enamoré de él.
¿Habrá futuras entregas con esta pareja como protagonistas?
Estoy escribiendo la segunda parte. Mucho más dura, incluso podría resumirla como más cruel. Ahora los personajes tienen vida propia y casi me guían a donde quieren llegar. Espero sorprender y hacer disfrutar al lector, aunque solo fuera una pequeña parte de estas horas solitarias viajando con los personajes, luchando, y amando, que es la esencia de la novela.
¿Cuáles son sus influencias literarias?
Me gusta Steig Larsson por su rapidez, Lucia Etxebarria por su frescura, por supuesto a los clásicos como Flaubert, algunos de ciencia ficción como Isaac Asimov, o Wells, en novela policiaca y sicológica Patricia Highsmith, y al que más, al que le tengo más cariño de todos es a Leo Tolstoi, de quien me quedo con una de sus frases:
“Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir”.
Xavier Borrell
Título: El hombre que nunca lo fue.
Autor: Sara Grissom.
ISBN: 978-84-92826-40-7
Formato: Rústica con solapas 21,6 x 15 cm - 304 Págs.
Año 2013