Si queréis ser de aquellos que tras ver la película comenta: “sin duda el libro es mejor, me gustó más” tendréis que salir a la calle y haceros con este a partir del 15 de marzo cuando llegue a las librerías, así cuando veáis la película protagonizada por Resse Whiterspoon y con guión de Nick Hornby, su segunda incursión para el cine de una obra ajena (“An education” fue la primera, y estuvo nominada a los Oscar como Mejor Guión Original) podréis usar esa manida frase, que en infinidad de ocasiones es cierta, como en el caso que nos ocupa.
Sí, adoro a Whiterspoon y la veo perfecta para este papel, y amo a Hornby (“Alta fidelidad”, ”Fiebre en las gradas”, ”En picado”, “Juliet, desnuda”) y espero mucho de ellos en relación con la película, pero no habrá nada comparable a la intensa lectura que hice de “Salvaje” y ni todas las imágenes del mundo conseguirán hacerme sentir como lo hicieron las palabras de Cheryl.
Cuando ésta contaba con 22 años tuvo que soportar la muerte de su madre de 42 por un cáncer de pulmón. Le dijeron que viviría un año, al final fueron 49 días. Su padre les había dejado, a ellas y a sus hermanos Karen y Leif. Vivían con el novio de su madre. Y eran pobres, por mucho que su madre les intentara convencer de lo contrario.
Corría el año 1991.
En 1995 decidió recorrer un fragmento del Sendero del Macizo del Pacífico (SMF).
En esos cuatro años siete meses y tres días que transcurrieron desde la muerte de su madre hasta su decisión de recorrer el SMF, Sheryl cayó en una espiral de autodestrucción. Fue infiel a su marido, aunque su corazón seguía enamorada de él, algo que la llevó al divorcio. Se distanció de sus hermanos. Del novio de su madre que había ejercido de padre para ella y sus hermanos. Se lio con un yonki y acabó metiéndose hasta en el tobillo.
Sí. La decisión de echarse al monte con una mochila como un Wolksvagen Escarabajo en la espalda ella sola no era la mejor opción, ni la más fácil, resultaba arriesgada, loca y físicamente imposible. Pero Sheryl luchó por una idea, superó duras pruebas físicas (su cuerpo se le llenó de ampollas, perdió su batalla con las uñas de sus pies, ganaron éstas por 6-4, sufrió arañazos, laceraciones, magulladuras), pruebas de ingenio (tuvo que saltar árboles caídos en medio del camino, placas de hielo, avalanchas de nieve), pasó miedo (el camino estaba lleno de serpientes de cascabel, zorros, toros, pumas, e incluso osos que parecían marrones pero que eran negros) y al final lo consiguió. Pasó su mano por el Puente de los Dioses en el río Columbia en Cascade Locks, cerca de Portland y Washington y derramó las lágrimas que tanto había estado aguantando durante los cien días de travesía y sus casi dos mil kilómetros andados.
“Salvaje” es una liberación, una búsqueda, una huída, un canto a la desesperación por parte de Sheryl, pero también es sexy, divertido, peligroso, intenso, enérgico y una auténtica superación. Sobre todo del pasado, pero también del presente y seguramente de un futuro que se preveía incierto y acabó siendo una declaración de principios. Sheryl Strayed está felizmente casada, tiene dos hijos y acabó sentada junto a su familia comiendo un helado en el banco blanco delante de East Wind Drive-In como el que se comió el último día de su periplo explicado con pelos y señales en este “Salvaje”
Strayed quería ser escritora, pero antes debía encontrarse a sí misma. Huir. Salir corriendo. Lo hizo. Y al final de esa experiencia nació este sensacional libro.
Leer “Salvaje” no es solo un pasatiempo, es sin duda una revelación, muy cercana a la de Christopher McCandless perfectamente contada por Jon Krakauer en “Into the wild”, una liberación, un viaje, físico y emocional que hará las delicias de los amantes de la naturaleza, pero que de igual modo conmoverá a los urbanitas.
La prosa de Strayed hará que pases frío cuando leas sus historias en las heladas montañas, que sudes cuando ella se pasee por el desierto, que sientas miedo cuando oigas aullar un lobo, el sonido de un cascabel o un oso aparezca delante de ti, hará que sufras sus dolores musculares mientras carga a Monstruo (a medio camino dejó de referirse a su enorme mochila como un Wolksvagen Escarabajo para pasar a ser simple y llanamente: Monstruo), y que sientas una punzada de dolor cuando le salten sus uñas. Así es su lenguaje, vivo, directo, intenso y enormemente eficaz.
Sí, “Salvaje” es uno de los libros del año. Palabra de urbanita.
SALVA G.
Título: Salvaje / Salvatge
Autor: Cheryl Strayed
Editorial: Roca editorial / Angle editorial
Edición: 1º edición, marzo de 2013
Traducción: Isabel Ferrer y Carlos Milla
Número de páginas: 366 pp.
I.S.B.N. 978-84-9918-575-0 /
ISBN: 978-84-15695-22-6
Muy recomendable. Disponible versión en catalán editado por Angle
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