Las chicas, la última novela de la debutante Emma Cline (Sonoma, 1989) está levantando mucho polvo desde su edición. O mejor dicho, mucho antes, ya que se comenta que en la Feria de Fráncfort agentes y editores revoloteaban alrededor de la autora para hacerse con su trabajo, del que se comenta que recibió el adelanto de más de millón y medio de euros por él. Para más Inri ya hay película a la vista, gracias a Scott Rudin, productor entre otras de La red social y El gran hotel Budapest, que compró los derechos antes de que el libro saliera a la venta.
Pero ¿de qué habla Las chicas?
Año 1969. California. Verano.
Evie es una adolescente que cuenta con catorce años. Vive con su madre tras el divorcio de esta. Viven del dinero que su abuela, una conocida artista les dejó en herencia. Casa grande, sin penurias. Pero tanto Evie como su madre no lo tienen todo. A su madre le falta un hombre a su lado y lucha desesperadamente por ello, ligando con todo aquel que se le pone a tiro. Y Evie resulta una adolescente insegura, solitaria y enfadada con el mundo.
Hasta que conoce a las chicas. Helen, Donna, y sobretodo Suzanne.
Juntas vivan en un rancho solitario en una comuna que gira alrededor de Russell, músico y gurú del grupo.
Un acontecimiento marcará sus vidas: el asesinato de varias personas cuando las chicas entran en su casa una noche junto aGuy, otro acólito de Russell.
Todos los indicios nos llevan a que Russell es el mismísimo Charles Manson, las chicas, Helen, Donna, y Suzanne sonPatricia Krenwinkel, Linda Kasabian y Susan Atkins y Guy es Tex Watson. En definitiva, Cline nos está contando el asesinato deSharon Tate y su hijo (la actriz estaba embarazada de ocho meses), su amigo Jay Sebrin, Wojciech Frykowski, guionista amigo deRoman Polanski, novio de Tate y la heredera Abigail Folger, así que como historia no resulta muy original que digamos. Se han escrito infinidad de libros, filmado cientos de películas, documentales intentando vislumbrar la razón de los asesinatos y tratamientos científicos para averiguar si los asesinos estaban bajo los efectos de algo superior a ellos.
Las chicas no profundiza en la historia negra de los hechos, la explicación del asesinato llega en el último tramo del libro y no se recrea en la salvajada que resultó ser, ni siquiera ofrece un juicio para los responsables, lo que la novela quiere destacar es la facilidad con la que una persona normal, venga de donde venga, contando con una clase social alta, media o baja, se puede convertir en un ser despiadado, traspasar esa delgada línea que separa lo angelical de lo demoniaco. Y Evie es ideal para ello.
Contada en dos épocas, el caluroso verano del sesenta y nueve y en la actualidad con una Evie madura que esconde por todos los medios los hechos ocurridos en su adolescencia, Cline nos lleva de la mano de la protagonista, toda la novela está contada en primera persona, a su mundo, un mundo lleno de inquietudes, sueños, fijaciones, odio y terror. Un mundo que confunde, dado que no llegamos a descubrir si la Evie de finales de los sesenta que cuenta su historia es en realidad la Evie de la actualidad puesto que en sus explicaciones de los sesenta habla como si pudiera ver lo que su vida futura le depararía.
Digámoslo alto y claro, y desmintamos lo que el maldito fajín de promoción asegura: el debut más salvaje, magnético y perturbador en muchos años.
La historia no engancha, la principal razón para ello es que ya la conocemos; el relato no tiene nada de salvaje, es más, en el preciso instante en que podría llegar a serlo, la descripción detallada de los asesinatos, no lo es; y la supuesta perturbación que puede llegar a mantenernos en vigilia nocturna tras su lectura consigue todo lo contrario, que durmamos a pierna suelta.
Sí es cierto que la auténtica historia que cuenta Las chicas más allá de uno de los peores hechos ocurridos en América y que cambió el curso de la historia estadounidense tanto o más que lo hizo el once de septiembre años después es retratar a la mujer de aquella época, e incluso de la nuestra (Sasha años después sigue viviendo bajo la opresión masculina) una mujer que vivía bajo el yugo masculino de la sociedad y lo que verdaderamente perturba es comprobar que todas las mujeres que aparecen en el relato resultan tener pocas luces. Todas viven con miedo, por mucho que ir medio desnudas, vivir en comuna y tomar LSD signifique para ellas vivir en libertad.
No nos emocionó tanto como a la crítica generalizada, si bien encontramos en él una técnica depurada por parte de Cline, por momentos críptica, tanto o más que el gran Cormac McCarthy, por momentos tan profunda que Las chicas se torna en un tratado sobre el paso de la adolescencia a la juventud/madurez altamente recomendable. Pero poco más. Suponemos que la búsqueda constante de grandes nombres con mejores obras hace que cuando alguien brilla más de lo normal se ensalce su labor, su nombre y todo aquello que hace y Emma Cline resultó ser esa persona, y Las chicas esa obra.
SALVA G.
Título: Las chicas
Autor: Emma Cline
Traducción: Inga Pellisa
Editorial: Anagrama editorial
Edición: 1ª edición, septiembre de 2016
Número de páginas: 337 pp.
I.S.B.N. 978-84-339-7958-2