El mismísimo Stephen King, lo tuiteó a principios de año cuando devoró la novela en su edición original americana: “Corrupción policial es un triunfo. Pensad en El Padrino pero con policías. Es así de buena”.
Suponemos que por culpa de los famosos ciento cuarenta caracteres de Twitter el señor King no pudo explayarse más en sus palabras.
Pero por suerte, nosotros estamos aquí para remediarlo.
Don Winslow (Nueva York, 1953) comenzó a ser conocido en nuestro país gracias a su, seguramente, obra maestra, El poder del perro (Mondadori, 2009); años después editaría El Cártel (RBA, 2015) segunda parte de aquel lejano primer éxito. En ambas, las bandas de narcos eran los protagonistas. Entre ellas, Mondadori, editaba la serie de novelas protagonizada por el detective Neal Carey entre las que se encontraba el primer libro escrito por Winslow, Un soplo de aire fresco (Mondadori, 2013), y las dos obras con el trío más loco de la historia: Chen, Ben y O: Salvajes (Martínez Roca, 2011) llevada al cine magistralmente por Oliver Stone, y Los reyes de lo cool(Mondadori, 2012).
Sí, el pasado de Winslow habla por sí solo.
Ahora nos llega la que dicen es la mejor obra contemporánea sobre La policía.
Podría recordar a Serpico, la obra de Peter Maas que llevó al cine Sidney Lumet, pero sin duda Frank, el protagonista que daba nombre a aquella, no tiene nada que ver con Denny, el protagonista de esta.
Dennis John Malone es un veterano sargento de la policía de Nueva York.
Un héroe de la policía.
Al igual que su difunto padre.
Dirige la unidad de élite más importante del Departamento de Policía de Nueva York: La Unidad Especial de Manhattan Norte.
Junto a Russo, Billy O, Big Monty y el nuevo Levin.
Las calles eran suyas. Ellos eran los reyes. Ellos saben dónde están escondidos los trapos sucios de la ciudad que nunca duerme. Lo saben perfectamente. Ellos mismos los enterraron.
Dieciocho años prestando servicio al cuerpo.
Un hermano muerto el 11 de septiembre. Un divorcio a punto. Dos hijos viviendo con su madre. Una novia negra y drogodependienta con una relación difícil en un ambiente hostil.
Sí, Malone no lo tiene fácil. Pero él siempre gana. Es El Rey.
Hasta hoy.
Ahora está sentado en una celda en el Centro Correccional Metropolitano de Park Row, sin su pistola, sin su placa y sin nada que deje entrever qué y quién es, qué y quién era.
A partir de este punto, el frío y cortante Winslow, se adentra en la cara oculta de la ciudad, en las altas esferas, donde la corrupción campa a sus anchas.
Si un policía acepta una taza de café, una copa o un sándwich, es un policía corrupto, pero si algún alto cargo, alcaldes, comisarios, agentes especiales, abogados, jueces o quien sea aceptan regalos, viajes, comidas gratis, billetes de ciudadanos ricos para quitarles multas, citaciones e incluso violaciones, lo que hacen es su trabajo, cuando en realidad son más corruptos que los agentes que se dejan el culo pateando las calles. Como diría el a veces malhablado Malone.
Cinco años tardó Winslow en recabar la información para completar esta monumental obra, que aunque no llegue a la altura de El poder del perro, aquella sorprendió, emocionó y sentó las bases de la escritura de Winslow, sí que marcará seguro un antes y un después en las novelas policíacas.
Winslow no escribe con una estilográfica al uso, lo hace con un estilete afilado, con frases cortantes, que hacen sangrar al texto. Una vez tras otra. Marcando un ritmo sincopado, que delata una acusación grave por parte del narrador, en nuestro caso, siempre Malone.
Sí, Corrupción policial, gustará a los amantes del autor, pero también a los amantes del género, policial of course, y a los lectores de novela negra, pero sobre todo gustará a aquellos que crean en las teorías conspiratorias de corrupción, tanto policial como política.
Para todos aquellos que no les guste leer, siempre podrán ver la película. Por supuesto los derechos ya están vendidos, Ridely Scott los compró (también se hizo lo mismo con los de El Cártel) y se habla de James Mangold como director, pero desde Propera Parada Cultura os animamos a que si tenéis que comprar un libro para este largo y cálido verano (Faulkner dixit) sea este, pasaréis un verano excitante, conociendo la historia de Malone y sus compinches, las tramas de corrupción de la mayor ciudad americana, los entresijos de la política y finalmente nos daremos cuenta que la corrupción está presente en todos los niveles de la sociedad.
Sé que un servidor devoró el libro en pocos días, no más de cuatro, pero también sé que los mortales en general se lo harán durar todo el verano, del primer al último día de playa.
Corrupción policial es algo grande, tanto por su contenido, giros argumentales imposibles, y el dedo en la llaga por parte del autor en boca de Malone, como por su escritura, Winslow sigue demostrando su valía a la hora de afrontar una obra tan titánica como esta.
No dejaremos pasar por alto que la novela está dedicada a todos aquellos policías que murieron en acto de servicio mientras el autor redactaba el texto. En cinco años de investigación para el mismo, Don conoció a infinidad de policías de los cuales se hizo amigo.
Según él, en el cesto no hay una manzana podrida, todo el cesto está podrido.
Una afirmación contundente. Sus razones tendrá para asegurarla.
SALVA G.
Título: Corrupción policial
Autor: Don Winslow
Traducción: Efrén Del Valle
Editorial: RBA
Edición: 1ª edición, junio de 2017
Número de páginas: 574 pp.
I.S.B.N. 978-84-9056-776-0