Emmett acaba de salir del correccional de Salina, donde ha pasado algo más de un año recluido por matar a otro chico accidentalmente. Al volver a casa y con su padre ya fallecido, él y su hermano Billy, todavía un niño, deciden ir a Los Ángeles en busca de su madre, que se marchó sin decir adiós un cuatro de julio de hace algunos años. Pero cuando tienen todo listo para partir, aparecen en escena Duchess y Woolly, otros de los internos de Salina, que les pondrán las cosas realmente difíciles para cumplir su objetivo. No me entiendan mal. Duchess y Woolly no son malas personas, pero a veces, casi siempre, toman decisiones sin medir bien las consecuencias de sus actos y sin calibrar el efecto que estos pueden causar en quienes les rodean.
Así, en lugar de iniciar un viaje hacia el oeste desde Nebraska a lo largo de la autopista Lincoln, que atraviesa el país desde Nueva York hasta Los Ángeles, los cuatro jóvenes lo harán en sentido inverso, en dirección a la Gran Manzana, donde todos ellos tienen algún asunto pendiente.
La autopista Lincoln es, sencillamente, una “road novel” memorable. A veces alegre, a veces fatalista; tierna y cruel, y siempre bella y deliciosa hasta el final amargo y dulce a partes iguales. Narrada a través de múltiples voces, no solo las de los cuatro protagonistas, sino también de Sally, vecina de Emmett y Billy y enamorada del primero, aunque este no parece darse cuenta; y también de las voces de aquellos con los que se van encontrando en su camino. Personajes potentes, bien definidos, que ayudarán a los chavales o les pondrán en problemas. Buscavidas, prostitutas, payasos venidos a menos, pastores de almas al más puro estilo del siniestro Reverendo Harry Powell de La noche del cazador. Sobre todos ellos, destaca el personaje de Ulysses, un vagabundo lleno de bondad que purga viajando por el país en vagones de carga la culpa de haberse marchado a luchar de forma voluntaria en la II Guerra Mundial dejando atrás a su mujer con un hijo recién nacido.
Quedan los protagonistas, profundos, complejos, sobrepasados por los acontecimientos que suceden a su alrededor y que dirigen sus vidas sin apenas poder evitarlo, pero al mismo tiempo entrañables y cercanos, hacia los que uno no puede hacer más que sentir una profunda simpatía. No diré nada más para no privar al lector el placer de descubrirlos.
Habría mucho más que decir, pero con esto creo que es más que suficiente. Es una de las mejores novelas que he leído este año, y seguro que lo será también de las que hayan leído ustedes. Un auténtico placer reconocer a Amor Towles como uno de los mejores novelistas de los últimos años.
Alberto Pasamontes
La autopista Lincoln
Amor Towles
Editorial Salamandra
Año 2022
Nº de páginas: 592
ISBN 9788418681158
Traductor: GEMMA ROVIRA ORTEGA
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