La escritora barcelonesa Care Santos ha querido superar un reto con esta novela sobre una acaudalada saga familiar, los Lax. Con la obra más ambiciosa de su carrera, sobre una ciudad Condal tumultuosa que se está expandiendo fuera de sus murallas con personajes como El Santet y los Almacenes El Siglo. Ya se ha anunciado que se va a traducir a diez países debido a su buena acogida entre el público.
¿Por qué un personaje como el Santet todavía no tenía novela?
Es un personaje muy interesante, se llamaba Francesc Canals Amorós murió muy joven con 22 años y trabajaba en los almacenes El Siglo. Según se cuenta tenía el don de adivinar cuando se iba a morir la gente. Falleció en 1899, cuentan que sus excompañeros de trabajo iban en peregrinación a su tumba para llevarle ramos de novia u otras cosas, así que se fue creando el mito de que hacía milagros, todo al margen de la iglesia. Personalmente di con él paseando por el cementerio de Poble Nou, me llamó la atención su tumba al ver que estaba llena de flores, de velas y de papelitos con deseos. Al investigar sobre su biografía descubrí que había trabajado en los almacenes El Siglo y como coincidía con lo que tenía ya pensado de la trama, decidí añadirlo a la novela.
Dicen que incluso han tenido que dejar libres los nichos de al lado para hacerle sitio, debido a las cosas que le trae la gente.
Hice una investigación casi detectivesca, me costó mucho encontrar dar con datos reales, pero encontré cosas curiosas sobre él. Al principio la tumba estaba mucho más alta, en un quinto piso, claro era un lugar muy dificultoso para hacerle culto. Así que en 1908 la cambiaron a un lugar más accesible y curiosamente también la exoneraron de pagar tasas municipales. Es como si Barcelona reconociera que aquel era un lugar de peregrinaje, de hecho los vigilantes más antiguos del cementerio recuerdan a muchas generaciones que llevan yendo a visitarlo. Recomiendo a la gente que si puede pase a ver la tumba, es un lugar muy curioso.
La novela está ambientada en una Barcelona que se abre al Eixample. La familia Lax se traslada a una nueva casa en el Passeig de Gràcia.
Sí, en el momento en que se caen las murallas, se abre una ciudad nueva que es la que conocemos en la actualidad, vertebrada por el Passeig de Gràcia. De hecho esa es la Barcelona que conocemos y de la que quería hablar, de los inicios de la ciudad que ahora tanto fotografían los turistas.
Asimismo, el incendio de los almacenes El siglo de las Rambles da mucho juego y también ha pasado desapercibido por la literatura.
Ese establecimiento necesitaría una serie propia, porque es un mundo apasionante. Hace tiempo que le sigo el rastro comprando catálogos antiguos y mirando publicaciones sobre esos almacenes tan glamourosos. Fue una historia muy bonita hasta que la nochebuena de 1932 lo destruyó de arriba abajo, no quedaron ni los cimientos. Se han escrito muchas cosas sobre Barcelona, pero faltaba hablar de esto, por eso he querido aprovechar la ocasión. Lo más fuerte es que ahora es una calle, ocupaban desde el teatro Poliorama hasta el edificio de Tabacos de Filipinas, allí se aprovechó para abrir un acceso a una calle. De tal manera que el que pase por la calle Pintor Fortuny esquina Rambles que sepa que allí estaba la sección de vajillas y porcelanas finas de El Siglo, no hace tantos años.
Parece que Barcelona todavía tiene episodios por explorar o cuanto menos recuperar, ¿no?
Y tanto, la Barcelona de la época reclamaba una novela como esta que sacara pasajes ocultos, da mucho gusto revisitarla mil veces e intentar escribir sobre ella, además creo que es la misión de un novelista descubrir estas historias.
En el texto hay varios estilos de texto según se escriben cartas o e-mails ¿Quería hacerlo distinto?
Quería que la novela fuera ágil, ya que sabía que sería un poco espesa por los tiempos en que transcurre, pensé que una forma de hacerlo mas llevadero sería poner diversas formas de escritura. En definitiva, una técnica creativa para dar agilidad y no cansar al lector.
Sorprenden los encuentros que hacía la alta sociedad barcelonesa en torno a los espíritus de los muertos.
El espiritismo tuvo su gran momento a finales del XIX y principio del XX, pero la iglesia se encargó de que eso acabara pronto. Eran muy modernos, creían en la vida después de la muerte de una manera muy metafísica y pedían libertad de culto para poder dedicarse a la parapsicología sin restricciones, no solo en Catalunya también en el resto del estado español. Siento por esa gente mucha ternura y admiración, pues eran avanzados en su tiempo, por eso quise reflejarlos en esta novela. Di con ellos en la investigación de otro libro, pero no era el momento adecuado, en cambio en esta he aprovechado para ponerlos.
Has querido hacer una novela muy ambiciosa y lo has conseguido ¿Por qué has hecho este cambio de registro?
Yo me considero una escritora variada, me clasifican como escritora juvenil y no me veo mal con esa etiqueta. No sé si seguirá haciendo novela infantil, pero juvenil y adulta seguro. No quiero sacar una novela cada año, por eso me va bien seguir haciendo cosas para un público más adolescente.
¿Para la figura de Amadeo Lax en que pintores te has inspirado?
Uno de los sitios donde pasé mi juventud era el antiguo museo que de arte había en el parque de la Ciutadella, me pasaba horas y horas mirando pintores de aquella época. Entonces era todo muy tumultuoso, hay que tener en cuenta que convivían: Joaquin Mir, Modest Urgell o Ramón Casas con Picasso o Dalí. Me gusta mucho la pintura e hice una ensalada con todos ellos para crear este Amadeo Lax, pero no en su personalidad que este es un poco diabólico.
Xavier Borrell
Lee aquí la reseña de 'Habitaciones cerradas'
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