Me pregunto qué hubiera hecho Bob Dylan en el caso de que le
dieran un premio en una gala tan insustancial como la del pasado premio Nadal
que convoca ediciones Destino. Como es habitual, a las 21h somos citados en el
Hotel Palace de Barcelona, recibidos amablemente por el editor Emili Rosales y
conducidos al hall, lugar tradicional de los correveidiles de la actualidad
literaria de cada uno de los presentes.
Comienza una cena tanto o más insípida que la sala de la
ceremonia, en la que los periodistas de poco caché tenemos que ver a Lídia Heredia,
la presentadora, por pantalla ir eliminando a los nominados con la desidia de
que todos sabemos ya quienes son los ganadores desde media tarde.
Tras conversaciones con los colegas de cada año y el equipo
de organizadores en nuestras mesas, presentadora incluida, vemos el minuto a
minuto del ceremonial y su organización, pasar por el pasillo contiguo a
nosotros, capeando la sensación de la duda sobre qué hace uno allí.
Al final, satisfacción por la noticia del ganador del Josep
Pla, Xavier Theros, hombre que nos hizo disfrutar del mundo de la Sexta Flota
en Barcelona, del que Rosa Ribas se documentó para su gran novela Azul Marino,
esta vez con una ficción negra sobre los bombardeos del general Espartero desde
Montjuic; y dicotomía sobre la ganadora del Premio Nadal, Care Santos,
excelente escritora, pero que no consigue vendernos la novela con su sinopsis y
posterior rueda de prensa.
A esta acudimos cada vez menos periodistas, seguramente
porque ya se han repartido los tiques de las copas posteriores, pero la profesionalidad
de la presentadora hace ameno escuchar a los premiados.
Una copa y marchamos, pensando una vez más si regresaremos el
año que viene, pero con el convencimiento interior que será que sí.
Xavier Borrell
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