Extensa, aburrida y sinceramente, innecesaria.
En octubre de 2005, Anne Rice (Nueva Orleans, 1941) en una entrevista aseguraba que a partir de ese momento “solo escribiré sobre Jesús, nuestro señor” un acto de fe tras su conversión al cristianismo más radical. Incluso en un post afirmó: “¡Sí, no hay más Crónicas (Vampíricas)!, ¡Gracias al Señor!”
Pero hete aquí que tras sus novelas sobre la vida de Jesús, la llamada Trilogía El Mesías los años 2005 y 2008, el tercer volumen aún no se editó, y sus Crónicas Angélicas en 2010 y 2011 más el regalo de las Crónicas del Lobo en 2012 y 2014, la autora retomó en contra de su palabra la vieja historia de Lestat el vampiro, convertido ahora en Príncipe de los no-muertos en el libro El Príncipe Lestat (2014), una novela que ya nos pareció floja, y que sirvió para, tal vez, presentar a toda una nueva saga de lectores de vampiros a su mayor éxito, el archi famoso Lestat.
Así por sus páginas aparecían todos los personajes de sus novelas vampíricas, y el libro acababa siendo un grandes éxitos editorial, donde lo mejor de cada libro hacía su aparición.
Pero sinceramente la trama era bastante floja.
En este nuevo libro, El príncipe Lestat y los reinos de la Atlántida, La Voz, ahora con nombre propio, Amel, sigue atormentando a Lestat y sus acólitos, y estos solo quieren acabar con él, algo a lo que el propio Lestat se opone, su amor por Amel es recíproco y demasiado grande como para querer su muerte.
En estas aparece una nueva tribu, venida de Bravenna. Son replimoides creados para un fin. Kapetria, Welf, Garekyn y dereck son sus nombres. Y debían viajar a la Tierra, concretamente a Atalantaya para encontrarse con El Magnífico. Eran la Gente del Propósito. Su viaje a la Tierra tenía un propósito, acabar con todo, pero una vez en ella se enamoraron de todo e hicieron caso omiso a los Padres que les enviaron para completar una misión.
Siglos después, los cuatro replimoides conviven con los humanos sin siquiera levantar sospechas. E incluso con los vampiros. Kapetria trabaja para Gregory Duff Collingsworth, conocido antiguamente como Nebamun, amante de la reina Akasha y propietario de un poderoso imperio farmacéutico del cual se aprovecha Kapetria para su uso y disfrute. Busca la auténtica fórmula de la luracastria, un compuesto químico que había sido descubierto, desarrollado y perfeccionado por Amel.
El huraño Rhoshamandes tiene encerrado en su castillo a uno de los replimoides, causándole dolor sin necesidad, y eso divide a los vampiros. Cuando Derek se escapa engañando al personal del castillo con su hijo nacido de una de sus extremidades seccionadas de su cuerpo y se encuentra con sus viejos hermanos inicia lo que podría ser la novela, la historia de los replimoides y su propósito.
Pero eso ocurre cuando ya hemos leído más de 300 páginas. Demasiadas para lo poco que se explica en ellas.
Y sinceramente, si esa primer parte resulta tediosa y demasiado extensa, no vemos qué puede llegar a pasar entre los replimoides y los no-muertos, esa segunda y esperada parte, la verdadera historia de Kapetria y los suyos, se hace aburrida y cuando el final está en la siguiente página y acabamos su lectura, recapacitamos y observamos que su lectura y lo que es más preocupante, su escritura, resultó innecesaria.
Anne Rice mató sus Crónicas Vampíricas de un plumazo, introduciendo tramas sin sustancia firme que las avale, tras más de seiscientas páginas admitimos que la misma historia en la mitad de ellas hubiera tenido el mismo efecto: aburrir, pero en un tiempo menor y creando personajes carentes del atractivo que tuvo en su momento Lestat o Louis.
Sinceramente, esperaba mucho más de la vuelta de Rice a sus viejos vampiros y tras su fallida anterior incursión con El Príncipe Lestat y esta nueva entrega, peor aún, no creo que levante el vuelo nunca más. ¿Sería un buen momento para desenterrar a Las Brujas Mayfair? Sin duda.
SALVA G.
Título: El príncipe Lestat y los reinos de la Atlántida
Autor: Anne Rice
Traducción: Manuel Manzano
Edición: 1ª edición, julio de 2017
Editorial: Ediciones B
Número de páginas: 601 pp.
I.S.B.N. 978-84-666.6165-2
No estoy de acuerdo. La vuelta de Lestat el príncipe fue una de las mejores, ya que en un solo libro tiene la capacidad de resumir toda la historia de Lestat y darle sentido y propósito a toda la historia entendiendo por fín cuál era la escencia de Amel nada menos el que había sido el origen de toda esta historia. Amel se transforma en destrucción al igual que Akasha en su momento pero con una razón más fundamentada ya que comprende que su existencia se ve en peligro al ser debilitado su poder por ver su espíritu escindido en multitudes de vampiros. Pero lo verdaderamente asombroso es que se critique a Mnemoch el diablo, siendo que ésta fue su mejor obra. Desde el punto de vista filosófico la biblia estaría mejor fundamentada si tuviera este argumento genial: Dios nos hace sufrir porque desconociendo lo que significaba el dolor y el sufrimiento, no podía comprenderlo hasta que se hizo carne. Y el diablo al tener conciencia de ello, se opuso a Dios. El diablo no era el malvado, sino el "OPOSITOR". ¿Y a qué se oponía? al sufrimiento sin lógica del género humano, al que Dios se mostraba y se muestra indiferente. Esto tiene mucho más sentido, que un rebelde sin causa, que busca por egoísmo su propio beneficio.
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