dilluns, 6 de juliol del 2020
'Tibu, memorias de un mánager' - Carlos Vázquez
El Tibu del título de esta biografía no es otro que Carlos Pancracio Vázquez Moreno (Madrid, 1959) bajista vocacional y mánager profesional que acabó con sus huesos en la cárcel de Soto del eal, un frío día de enero de 2015 a las 20 horas con el fin de cumplir una condena por apropiación indebida y deslealtad societaria tras la denuncia por parte de El Canto del Loco que interpuso contra su propio mánager. La cantidad ascendía a 222.000 euros. La denuncia databa de 2010. Dos años antes, en 2008, decía la banda que Tibu se había quedado con ese dinero, parte de los beneficios de la gira de ese año.
Tibu pasó más de cuatro años, en un módulo compartido con Eduardo Díaz Ferrán, ex presidente de la CEOE o el ex banquero Mario Conde (mucho tuvo que ver el abogado con la libertad de Tibu) que le sirvieron para redactar al más puro estilo Oscar Wilde este libro que tenemos en nuestras manos, un recorrido por la vida tanto profesional como personal del otrora bajista de entre otros Banzai, Orquesta Mondragón, Ramoncín, Jerry Lee Lewis y hasta los mismísimos Scorpions, que se despacha a gusto desde el confinamiento carcelario.
En 1986 cuelga definitivamente el bajo y comienza su andadura en un sello discográfico para acabar ejerciendo de mánager de músicos (él mismo se niega a llamarles artistas) tan dispares como Hombres G (él fue quien consiguió que se reunieran tras años de separación), El Canto del Loco, Luís Eduardo Aute (él fue quien consiguió la gira conjunta junto a Silvio Rodríguez) José Mercé (sus mayores éxitos vinieron de su mano), Vicente Amigo (él se esconde tras la colaboración del guitarrista junto a Sting) y hasta de esa explosión/fenómeno musical llamado Aserejé de Las Ketchup y la sombra que se esconde tras el mundial éxito de La Macarena mix versión.
Así que habiendo ejercido más años como mánager que como músico (también resulta cuanto menos curioso que tenga el título de Director de Orquesta en el Conservatorio) no es de extrañar que su autobiografía se concentre más en esa etapa de su vida que en la de músico propiamente dicha.
Tibu cuenta sin pelos en la lengua las auténticas historias que se esconden tras esos músicos que idolatramos, su cara más oculta, y como el mismo dice al inicio de su obra a modo de defensa por lo que pudiera pasar con sus palabras: “Guardo en el despacho de un notario, fotos, correos, mensajes de texto y todo tipo de escritos de muchos personajes conocidos que romperían familias, empresas y hasta algún que otro partido político. No tengo intención de sacarlos a la luz, salvo que un juez o mi propia necesidad me obliguen a ello.
Sí señor, al más puro estilo mafioso. No en vano la primera frase que leemos en el libro la dice Michael Corleone en la tercera padre de El Padrino: ¿De qué me sirve confesarme, si no me arrepiento?
Entre las palabras escritas encontramos mucho odio y rencor, lógico, la figura del mánager es la peor vista en la industria discográfica de este país, y más si te acusan de un robo, pero también ilusión por lo pasado y lo futuro. Los primeros años en la vida de Tibu resultan toda una aventura. Tras la muerte de Franco, que supo días antes de la fecha oficial, emigra a Venezuela para continuar con sus estudios musicales y aquella época es recordada como algo grande.
El autor vivió rodeado de lujo, negociado contratos millonarios, ha sido confesor y amigo de sus músicos en principio clientes, pero acabó convirtiéndose en demonio y cabeza de turco por todos los males habidos en la industria musical de este país.
Pocos músicos quedan bien retratados, si no es por una (sexo) es por otra (droga) siempre tienen algún tipo de adicción, amén del amor inenarrable por el dinero que tienen todos (Las Ketchup y José Mercé se llevarían la palma) y que llevó al protagonista de esta historia a la cárcel.
Actualmente Tibu ya está en la calle. Tuvo que cambiar de barrio, estaba harto que sus antiguos vecinos le mirasen mal y quiere seguir con su vida tras haber cumplido, primero su condena y después 60 años en este mundo.
Tibu, memorias de un mánager de un libro osado, sin pensar qué consecuencias puede traer en su vida, lo hizo porque quiso y pudo, contó su versión, aquella que los jueces no le dejaron y con la que podría haber salido inmune, y consigue con él sin quererlo, o no, despojar a todos esos músicos de la pátina de glamour que les hace brillar. Es posible que todo no sea verdad, ni que él sea tan bueno y ellos tan malos, pero es su verdad, su historia, y él la cuenta así, a pequeñas pinceladas unas veces y a grandes brochazos otras.
No dejará indiferente a nadie, levantará ampollas y nacerán odios, aunque mucho me temo que no tendrá el éxito que debería tener, dado la mala fama que tienen todos y cada uno de los mánagers de este país.
SALVA G.
Título: Tibu, memorias de un mánager
Autor: Carlos Vázquez
Editorial: Lince ediciones
Edición: 1ª edición, mayo de 2020
Número de páginas: 301 pp.
I.S.B.N. 978-84-17893-58-3
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