Aquellos lejanos Tristán, el Capitán Nemo, Alma y El Submarino se tornan en este Simón en: Simón, Rico, Estela y El Baraja, protagonistas absolutos de esta magnífica obra a la que tan solo podemos recriminar su extensión, para gusto personal del que esto suscribe: breve. Ese dibujo de unas tijeras enmarcado no debería haber hecho su función antes de acabar colgado en la pared o bien podría haberse editado la novela en dos o incluso tres tomos, como Vernon Subutex, por poner un ejemplo contemporáneo.
Simón, la novela, inicia su andadura en la Barcelona borracha de olimpiadas del verano de 1992 y acaba 400 páginas más allá, en la primavera de 2018, la que debía haber sido la Primavera Catalana tras las votaciones del 1 de octubre del año anterior.
En esos 26 años conocemos la historia de Simón Rico, el protagonista de esta novela, por algo la misma lleva su nombre en el título, pero también conocemos a su primohermano Ricardo Rico; a los padres de ambos: las hermanas Dolores y Socorro Merlín y los hermanos Lolo y Elías Rico; a la fauna del Baraja: la Chula, el Juez, el Queyalosé, el Lecturas, el Capitán o a Ringo; al misterioso el Sastre; a los amigos de ambos en todos esos años: Betty/Beth, Biel, Ona, Estela o Candela.
“Todo está en los libros”
Es la frase que Rico le dice siempre a Simón cuando este cuenta con ocho años de edad, en ese verano del 92. Rico es para Simón un faro que le guía, la voz de la experiencia, un amigo para sus juegos, un auténtico primohermano. Su vida en el bar Baraja, el bar que regentan sus padres, les unió casi como fueran hermanos, aun siendo primos, por eso ellos se denominan primohermano.
Simón es más que una novela, es una vida, contada de forma magistral por Miqui Otero, que dota a todos sus personajes de vida propia (habrá spin off de alguno de ellos en un futuro) les hace subir y bajar, reír y llorar, pararse y correr y todo ello con una sutileza, un vocabulario, una emoción y una magia que sin duda hace de Simón un clásico contemporáneo.
Poco tiene que ver en que un servidor haya visto pasar su vida en esas páginas. También mi adolescencia tuvo lugar en un bar regentado por mi madre, con todos esos parroquianos de extraños apodos venidos de cualquier parte de la península compartiendo tardes con chatos de vino y noches de Sant Joan hasta altas horas de la madrugada comiendo la famosa coca catalana de Sant Joan y mis primeras copas de cava. También mi vida giró en torno a la vida de mi primo un año mayor que yo, siendo un servidor hijo único tuvo que buscar compañeros de juegos en sus primos, vecinos de toda la vida en un conocido barrio barcelonés hasta que finalmente marcharon de él cuando es que esto suscribe ya se había casado.
No, Simón tiene vida propia y no una, muchas, pero sin duda, en alguna de esas vidas, veremos reflejada una parte de la nuestra. Ahí radica la grandeza de Simón como novela, representa pequeñas porciones de nuestra propia vida. Por eso llega al corazón. Amén del gran trabajo que Otero hace en su redacción, básica para el triunfo final de la misma. Su lectura no dejará indiferente a nadie y con total probabilidad esos personajes y esos lugares que rondan nos llevarán en algún instante a esos tiempos pretéritos que vivimos todos y que nos hicieron llegar al punto exacto en el que hoy en día estamos: invierno de 2021.
Simón, el personaje, representa sin quererlo, ese “héroe” de fábula que todos llevamos, alguna vez, dentro.
SALVA G.
Título: Simón
Autor: Miqui Otero
Editorial: Blackie Books
Edición: 1ª edición, septiembre de 2020
Número de páginas: 447 pp.
I.S.B.N. 978-84-18187-30-8
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