Lo bueno si breve, dos veces bueno.
Este refrán se adapta como un guante a la duodécima entrega de la serie Bellón del escritor Julián Ibáñez (Santander, 1940), quien para muchos es la figura más interesante y enigmática de la novela negra española.
Este tipo duro, Bellón, buscavidas y acostumbrado a proteger a prostitutas, cobrar facturas impagadas o hacer de guardaespaldas se encuentra con algo nuevo para él, un golpe de suerte en forma de billetes, de muchos billetes que lo desconcierta por completo. Pero, para él, acostumbrado a lo peor de la calle, nada es fácil y mucho menos bonito, así que, en lugar de irse lejos con la pasta, y dedicarse a la vida contemplativa rodeado de lujo, decide tirar por la calle de en medio y encontrar al dueño de este dinero.
Ahí la novela, negra, muy pero que muy negra, juega con un atraco, una trama de policías corruptos y algún que otro cadáver. Y juega con una narración magistral del autor, donde la trama no es lo más importante, si no el ambiente cutre, los personajes secundarios y una pátina de mugre que hace a Bellón único y que mantiene la atención del lector hasta la última frase del libro.
Dos consejos:
El primero, si empezáis a leer el libro no planifiquéis nada en las próximas dos o tres horas porque os aseguro que la novela es adictiva y no la dejareis hasta que lleguéis a la última página y acabéis la historia.
Y el segundo, como dice Maite Uró, el que no haya leído todavía a Julián Ibáñez que deje de leer esto, pero ya, y salga corriendo a buscar un libro suyo y lo lea.
Marcial García Llorente
La noche se llenó de sirenas
Julián Ibáñez
Editorial Cuadernos del laberinto
149 páginas.
ISBN: 9788412207637
Año 2020
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