No es la primera, ese honor tal vez lo tenga Philip Roth y su El mal de Portnoy (1969), en poner a hablar en un monólogo a un personaje frente a un doctor, sea del ramo que sea, aunque el monopolio de ello esté en manos de Woody Allen, ni siquiera es la primera en utilizar la figura siniestra y terrible de Adolf Hitler con irreverencia, sátira y un poco de mala leche, últimamente hay autores que también lo han usado, Timus Vermes en su Ha vuelto (Seix Barral, 2013), llevada al cine en 2015 por David Wnendt o Christine Leunens en su El cielo enjaulado (Espasa, 2019) que sirvió como inspiración a Taika Waititi para realizar la cómica Jojo Rabbit en 2019 pero sí que puede ser la primera en dar voz a todo un país lleno de frustración, traumas y preocupaciones de identidad, tanto nacional como sexual.
Katharina Volckmer (Alemania, 1987) demuestra en su primera novela, La cita, no tener pelos en la lengua, ser arrebatadoramente sincera, visceral y subversiva, tanto como lo puede ser alguien en pleno Siglo XXI.
La protagonista de la novela no tiene nombre, ni siquiera encontramos el de su pareja más allá de una letra, siempre aparece como K. tan solo el doctor que atiende a nuestra protagonista tiene nombre, el doctor Seligman. Judío para más señas.
En un intenso y despiadado monólogo, la protagonista cuenta a nuestro inmutable doctor, creo que tan solo en un momento se le escapa lo que podría ser un conato de sonrisa, su vida, llena de traumas y su indignación por cómo sus compatriotas alemanes, aunque ella viva en Londres, manejan su pasado.
Sobre el verdadero motivo de la visita médica de la protagonista, debemos advertir que en las primeras páginas ya podemos imaginarlo, es difícil en 140 páginas mantener un tema oculto hasta el final pero resulta cuanto menos divertido comprobar la manera en que la protagonista tiene para pasar factura por todos los crímenes cometidos por sus compatriotas en la guerra contra los judíos.
Puede que muchas de sus palabras acaben ofendiendo a alguien, tal vez esa sea la razón final de las mismas, excitarse con una foto de Hitler y eyacular sobre ella puede que no siente bien a alguien o asegurar que nadie se folló a la Virgen María también, pero dentro del contexto global de la diatriba de la protagonista no resulta tan escandaloso.
La cita bien podría convertirse en una obra de teatro, tiene todos los ingredientes para ello, un único escenario, un monólogo mordaz y una única actriz, rizando el rizo me permito mandar un aviso a cualquier productor que esté interesado, un servidor utilizaría un muñeco para el papel del doctor, ya que siempre está con la cabeza entre las piernas de la protagonista es innecesario ponerle cara y sin duda será mucho más corrosivo así.
Roth lo consiguió con su mal de Portnoy: ser tenido en cuenta y convertirse en lo que es a día de hoy, un escritor de éxito, el mismo le llegó con aquella novela llena de pensamientos inaceptables, opiniones desagradables, quejas despiadadas y acosado por una implacable lujuria, quién dice que Volckmer no lo conseguirá también con su personal y extraña cita.
Por cierto, el subtítulo de la novela, que solo se puede ver en su interior es (o: La historia de una polla judía)
SALVA G.
Título: La cita
Autor: Katharina Volckmer
Traducción: Inga Pellisa
Editorial: Anagrama
Edición: 1ª edición, junio de 2021
Número de páginas: 142 pp.
I.S.B.N. 978-84-339-8095-3
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