Era cuestión de tiempo que la jodida pandemia causada por el virus chino apareciese en la literatura. Es normal, al fin y al cabo, es un acontecimiento histórico. Igual que vemos con naturalidad novelas ambientadas durante la caída del Imperio romano, la peste negra, la II Guerra Mundial, la Guerra fría, la aparición del SIDA… Yo mismo usé la tragedia de Chernóbil en mi novela La muerte invisible. ¿Por qué no? Lo que ocurre es que aún no hemos salido de esta pesadilla que tanto dolor ha causado, así que algunos lectores quizás no tengan ganas de enfrentarse a la novela de Eugenio Fuentes, especialmente si han perdido por el camino a algún ser querido. Estén tranquilos, porque la historia que cuenta Perros mirando al cielo no podía haber caído en mejores manos.
Fuentes trata la pandemia con naturalidad. Con toda la
naturalidad que es posible tratar un hecho tan excepcional. Sin aprovecharse de
ella, pero sin quitarle dramatismo. Y, de paso, rinde un homenaje a los
sanitarios que se han dejado, y se siguen dejando, la salud y los nervios en
esta locura. El COVID 19 no es el protagonista, sino que sirve de rampa de
salida para la historia. El virus está ahí, es necesario para el desarrollo de
la trama. Las vidas de los personajes son normales, las situaciones fluyen de
forma natural y nada suena impostado en una ficción que transcurre de forma
suave pero sólida, y nada más recorrer las primeras páginas, el lector se
olvida de todo lo que no sea seguir la trama.
Perros mirando al cielo es, si las cuentas no me fallan, la
novena entrega del detective Ricardo Cupido, en la que tendrá que afrontar la
investigación del asesinato de un médico que pasa unos días de descanso junto a
su familia en Breda, justo después de la primera ola de la pandemia. El
detective viene de un fracaso profesional, pues no ha sido capaz de resolver el
último encargo recibido, encargo con el que arranca precisamente la novela. Con
su particular estilo tranquilo y pausado, muy alejado de otros detectives
literarios, Cupido irá tirando de los distintos hilos hasta descubrir que ambos
casos (por supuesto, los aficionados al género ya lo sabíamos y no esperamos
menos) están relacionados, algo que ocurrirá solo en el momento de la resolución.
Una historia, como decía, de gente normal, con sus miedos, sus mentiras, sus
traumas, sus ambiciones y su pasado; una historia de hechos fortuitos, de
pequeños delitos, que son tan propicios para la tragedia y para la novela negra
como lo pueden ser el narcotráfico, la mafia o la prostitución, temas
habituales en el género, si se llevan de forma tan inteligente como lo hace
Eugenio Fuentes.
PD: No quería terminar sin dedicarle un sonoro “vaya usted a
la…” a J.M. Pozuelo, de ABC Cultural, quien, en su afán por encontrar la frase
más grandilocuente para la faja de la novela, ha considerado apropiadas las
palabras “Qué bien le sienta al género
negro tener detrás un buen escritor”. Fíjense bien, UNO solo, como si el
género fuese algo menor (ya estamos acostumbrados a oírlo) y fuesen basura autores
como Andreu Martín, Alicia Giménez Bartlett, Rosa Ribas, Claudio Cerdán, César
Pérez Gellida, Susana Rodríguez, Jordi Ledesma, Noelia Lorenzo Pino, Nacho
Cabana, José Javier Abasolo, José Luis Muñoz, Carlos Bassas, Marc Moreno… así,
a bote pronto, solo sin salir de España.
Alberto Pasamontes
Perros mirando al cielo
Eugenio Fuentes
Nº de páginas: 384
Editorial: TUSQUETS EDITORES
ISBN: 9788411070584
Año de edición: 2022
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