Bescós es un tipo agradable. Siempre con una sonrisa en la cara, un cierto aire de investigador despistado, conversación distendida y trato amable. Parece el hombre menos indicado para escribir novela negra. Pero lo hace, y bien. Muy bien. Ya lo demostró con sus anteriores novelas, ambientadas en Calahorra, con la guardia civil Lucía Utrera como protagonista. Sus tramas siempre son sólidas y convincentes, sin dejar de aportar un toque de humor, algo negro en ocasiones, que aligeran la lectura y añaden un plus a esos crímenes tan atrayentes que imagina.
En La ronda cambia ese entorno rural de La Rioja que tan bien supo reflejar por la bulliciosa y enervante ciudad de Madrid. La ciudad en su conjunto, como un personaje más, pues recorreremos buena parte de su geografía (barrios pobres y ricos, zonas industriales, parques, los túneles de la circunvalación), en compañía de sus bien definidos protagonistas, los inspectores Dulce O’Rourke, piloto de carreras retirada y metida a policía como opción B, y Juan Luis Seito, hastiado de casi todo y padre de un niño con parálisis cerebral (comparte el policía este rasgo con el propio Bescós, algo que el autor cuenta en su magnífico, tierno y sincero ensayo Las manos cerradas), quienes contarán con la ayuda inestimable de la subinspectora Laura Rodrigo, una rata de oficina hipocondríaca y obsesiva (para mí, el mejor personaje de la novela, y eso que todos son buenos). Una vez que comienzas a leer, con un primer capítulo divertidísimo en forma de McGuffin perfecto que sirve para presentarnos a O’Rourke, uno queda atrapado entre sus páginas, en esa autovía de circunvalación, sin remedio. El ritmo es frenético, como el modo de vida de los que sufrimos esta ciudad a diario, el estilo limpio y preciso y la historia, original y creíble. Y además ese humor que comentaba antes, que salta cada poco y que, manejado con torpeza, podría sacarnos de la narración, pero que Paco dosifica con la maestría de un Donald Westlake hispano.
No quisiera aburrir al personal y seguir diciendo lo mucho que me ha gustado, enumerar una a una las virtudes de esta novela, o insistir en que se te pasan las horas sin darte cuenta cuando comienzas su lectura, así que lean a Paco Bescós. La ronda, o cualquiera de sus otros libros. Me agradecerán el consejo, si es que no lo conocían ya.
Alberto Pasamontes
Francisco Bescós
Reservoir Books
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