En 1938, en el Fuerte San Cristóbal de Pamplona, bajo administración franquista, 795 presos huyeron desesperados por las malas condiciones que sufrían, como humedades y falta de alimentos. La escritora barcelonesa Carmen Domingo ha escrito La fuga (Ediciones B), una novela coral sobre esta intrigante y emotiva huida, recuperando así uno de los episodios de la historia carcelaria de España que había pasado desapercibido a pesar de tratarse de la mayor fuga de presos de Europa.
"El antiguo penal debería albergar un centro de investigación que explicase la experiencia de las cárceles franquistas"
Xavier Borrell. Barcelona
¿Cómo dio con esta fuga de casi 800 presos de un fuerte navarro en plena Guerra Civil?
La realidad es que la historia vino a mí, casi sin darme cuenta. En uno de mis primeros viajes a Pamplona un amigo me enseñó el Fuerte de San Cristóbal, y a partir de ahí me intentaba escapar para verlo en todos mis viajes a Navarra.
¿Cómo era la relación entre los presos comunes y los militares, teniendo en cuenta que estábamos en plena guerra?
Lo cierto es que entre los militares de graduación y los presos, obviamente, no había buena relación. Otra cosa muy distinta son los soldados de reemplazo, la mayoría de ellos de la zona y que en no pocos casos tenía relación con los detenidos, o al menos se conocían.
¿Es cierto que había falangistas presos en el fuerte?
Sí, es cierto. Durante la Unificación un buen número de falangistas no franquistas se opusieron a ella y Franco ordenó detenerlos. Algunos de los que había en el Fuerte de San Cristóbal eran de esos. Sin embargo, y como eran falangistas, recibían un trato privilegiado, parecía claro que tarde o temprano Franco levantaría el castigo y ellos acabarían incorporándose al nuevo régimen.
¿Que impresión da entrar actualmente en el penal?
Da mucha impersión, porque es uno de los pocos edificios que quedan prácticamente tal cual estaban en esa época; la mayoría han sido destruidos para hacer centros comerciales o edificios. Además, yo no he vivido nunca una situación de reclusión, por lo que impacta mucho verse entre esas paredes. Y eso a pesar de que los actuales gobernantes de Pamplona se han encargado de modificar parte de la edificación para que parezca más un edificio militar que una prisión. Sin embargo, todavía queda intacta, por ejemplo, la celda de castigo. Y poder entrar en una y, aunque sea imaginariamente y durante unos minutos, experimentar lo que se sentía encerrado en ella te deja sin palabras.
¿Por qué decidió que fuera una novela coral en vez de poner voz a un único protagonista?
Hice diversos planteamientos de novela, hasta que di con la que de verdad me sentía a gusto. En realidad, no son tanto los hombres, que eran más de 2.500 detenidos en ese momento, como las sensaciones y las vivencias que se pueden transmitir a través de todas sus vidas con una novela coral, que es lo que a mí me interesaba. Simplemente, di prioridad a eso.
¿Es esta la mayor fuga de la historia de España?
No sólo la mayor de la historia de España, sino también la mayor de la historia de Europa, que se dice pronto.
¿Hubo muchos fusilamientos sin juicio previo?
La verdad es que en Navarra no hubo frente, pero sí hubo guerra y si miras los presos que entraban detenidos en el Fuerte de san Cristóbal te darás cuenta de que hay muy pocos navarros, lo que quiere decir que hubo una matanza indiscriminada de población civil. Y no solo eso, también hay mucha documentación acerca de los presos que entraban en el penal sin juicio previo, muchos de los cuales eran fusilados al amanecer en los alrededores del Fuerte.
Algunos presos buscaban huir para reincorporarse al frente republicano...
Hubo de todo. Muchos de ellos huyeron, incluso sin saber si se había acabado o no la guerra. Pero lo cierto es que uno de los tres presos que huyeron, Jovino, sí que regresó de inmediato desde Francia una vez escapó.
Muy miserable tenía que ser todo para que los mismos franquistas llegaran a procesar al alcaide...
Efectivamente. Es de las cosas que más sorprenden. Piensa que aunque la mayoría de reclusos eran presos políticos, la realidad es que la fuga fue una huida por hambre, porque no podían soportar la situación en la que vivían. Por mezquino que parezca, tanto el alcalde como el administrador hacían estraperlo con la comida que enviaban al penal. Y, tras la fuga, de destaparon todas esas irregularidades. Es como si a los franquistas les preocupara más que no se robara comida que el hecho de que se fusilara indiscriminadamente.
¿Qué se quiere hacer del fuerte en el futuro?
Hay muchas propuestas, la mayoría, a decir verdad, surrealistas. Yo apostaría por hacer un centro de investigación y explicación de la memoria, centrado en las experiencias de las distintas cárceles franquistas que hubo en España. Hay terreno de sobra para dedicar un pabellón a cada una de ellas.
Es una historia muy cinematográfica y tiene el escenario perfecto. ¿Hay algún proyecto para llevar la novela a la gran pantalla?
Hay un par de productoras que están valorando el proyecto, que es algo que me hace especial ilusión. Además eso también serviría para centra la atención sobre la necesidad que existe de mantener el Fuerte de San Cristóbal y dejarse de tonterías de hacer parques temáticos.
Xavier Borrell. Barcelona
¿Cómo dio con esta fuga de casi 800 presos de un fuerte navarro en plena Guerra Civil?
La realidad es que la historia vino a mí, casi sin darme cuenta. En uno de mis primeros viajes a Pamplona un amigo me enseñó el Fuerte de San Cristóbal, y a partir de ahí me intentaba escapar para verlo en todos mis viajes a Navarra.
¿Cómo era la relación entre los presos comunes y los militares, teniendo en cuenta que estábamos en plena guerra?
Lo cierto es que entre los militares de graduación y los presos, obviamente, no había buena relación. Otra cosa muy distinta son los soldados de reemplazo, la mayoría de ellos de la zona y que en no pocos casos tenía relación con los detenidos, o al menos se conocían.
¿Es cierto que había falangistas presos en el fuerte?
Sí, es cierto. Durante la Unificación un buen número de falangistas no franquistas se opusieron a ella y Franco ordenó detenerlos. Algunos de los que había en el Fuerte de San Cristóbal eran de esos. Sin embargo, y como eran falangistas, recibían un trato privilegiado, parecía claro que tarde o temprano Franco levantaría el castigo y ellos acabarían incorporándose al nuevo régimen.
¿Que impresión da entrar actualmente en el penal?
Da mucha impersión, porque es uno de los pocos edificios que quedan prácticamente tal cual estaban en esa época; la mayoría han sido destruidos para hacer centros comerciales o edificios. Además, yo no he vivido nunca una situación de reclusión, por lo que impacta mucho verse entre esas paredes. Y eso a pesar de que los actuales gobernantes de Pamplona se han encargado de modificar parte de la edificación para que parezca más un edificio militar que una prisión. Sin embargo, todavía queda intacta, por ejemplo, la celda de castigo. Y poder entrar en una y, aunque sea imaginariamente y durante unos minutos, experimentar lo que se sentía encerrado en ella te deja sin palabras.
¿Por qué decidió que fuera una novela coral en vez de poner voz a un único protagonista?
Hice diversos planteamientos de novela, hasta que di con la que de verdad me sentía a gusto. En realidad, no son tanto los hombres, que eran más de 2.500 detenidos en ese momento, como las sensaciones y las vivencias que se pueden transmitir a través de todas sus vidas con una novela coral, que es lo que a mí me interesaba. Simplemente, di prioridad a eso.
¿Es esta la mayor fuga de la historia de España?
No sólo la mayor de la historia de España, sino también la mayor de la historia de Europa, que se dice pronto.
¿Hubo muchos fusilamientos sin juicio previo?
La verdad es que en Navarra no hubo frente, pero sí hubo guerra y si miras los presos que entraban detenidos en el Fuerte de san Cristóbal te darás cuenta de que hay muy pocos navarros, lo que quiere decir que hubo una matanza indiscriminada de población civil. Y no solo eso, también hay mucha documentación acerca de los presos que entraban en el penal sin juicio previo, muchos de los cuales eran fusilados al amanecer en los alrededores del Fuerte.
Algunos presos buscaban huir para reincorporarse al frente republicano...
Hubo de todo. Muchos de ellos huyeron, incluso sin saber si se había acabado o no la guerra. Pero lo cierto es que uno de los tres presos que huyeron, Jovino, sí que regresó de inmediato desde Francia una vez escapó.
Muy miserable tenía que ser todo para que los mismos franquistas llegaran a procesar al alcaide...
Efectivamente. Es de las cosas que más sorprenden. Piensa que aunque la mayoría de reclusos eran presos políticos, la realidad es que la fuga fue una huida por hambre, porque no podían soportar la situación en la que vivían. Por mezquino que parezca, tanto el alcalde como el administrador hacían estraperlo con la comida que enviaban al penal. Y, tras la fuga, de destaparon todas esas irregularidades. Es como si a los franquistas les preocupara más que no se robara comida que el hecho de que se fusilara indiscriminadamente.
¿Qué se quiere hacer del fuerte en el futuro?
Hay muchas propuestas, la mayoría, a decir verdad, surrealistas. Yo apostaría por hacer un centro de investigación y explicación de la memoria, centrado en las experiencias de las distintas cárceles franquistas que hubo en España. Hay terreno de sobra para dedicar un pabellón a cada una de ellas.
Es una historia muy cinematográfica y tiene el escenario perfecto. ¿Hay algún proyecto para llevar la novela a la gran pantalla?
Hay un par de productoras que están valorando el proyecto, que es algo que me hace especial ilusión. Además eso también serviría para centra la atención sobre la necesidad que existe de mantener el Fuerte de San Cristóbal y dejarse de tonterías de hacer parques temáticos.
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