La investigación de una serie de asesinatos sin resolver, acaecidos en Los Ángeles, San Francisco y Santa Cruz en verano de 1967. Desde el preciso instante en que Toni Barrera cogió la pistola, se puso los guantes y salió a la noche, Figueroa era hombre muerto. Los Ángeles a finales de los años sesenta del siglo XX se mostraba como una promesa de redención, y la lluvia, como el título de una novela perdida, no decía nada. Aquella obra desapareció por una razón poderosa y se mantuvo en el anonimato durante medio siglo hasta que el detective Mat Fernández recibe el encargo de un rico excéntrico. El caso lo arrojará a la investigación de una serie de asesinatos, sin resolver, acaecidos en Los Ángeles, San Francisco y Santa Cruz en verano de 1967. En la investigación se topará con la familia Bravo que controla, con mano férrea, los resortes del poder económico, político y social de la isla de Tenerife.
¿Puede una novela explicar lo que sucedió y lo que va a ocurrir? Conforme se va acercando a descubrir la verdad, Mat comprobará que el pasado regresa para zanjar cuentas pendientes y que su cliente no se detendrá ante nada. Deberá elegir, porque las muertes no han hecho más que empezar y solo a través de los ojos del puente podrá recuperar la memoria perdida.
Los ojos del puente es una obra directa y sin concesiones innecesarias. Formada por capítulos muy breves, tiene un ritmo realmente trepidante y mantiene la tensión hasta la última palabra. Literalmente. Abrir el libro es como situarse en el lugar de salida de un tobogán lleno de curvas vertiginosas del que no podrás escapar hasta llegar al final del trayecto. Sus primeras veinticinco páginas son un golpe de adrenalina para los sentidos. A partir de entonces, el tobogán ralentiza ligeramente la pendiente para introducirte en una historia llena de giros argumentales que cabalgan entre Los Ángeles, San Francisco y Santa Cruz de Tenerife, entre 1967 y la actualidad.
En esta historia, el autor ha conseguido algo que no me parece fácil y que para mí es particularmente necesario en una novela: crear personajes, lugares y atmósferas a partir de tenues bases que permiten al lector construir su propio universo. A diferencia del cine y la televisión, donde lamentablemente queda poco margen para la fantasía, la literatura de ficción creo que ha de permitir poder imaginar tantas fisonomías, paisajes y situaciones, como lectores haya. Esa es su grandeza y este novelista así parece haberlo entendido. Bravo.
Con Los ojos del puente, Javier Hernández reivindica la autenticidad del género negro en el sentido más clásico. En un momento donde bajo el paraguas “Negro” parece caber todo, la novela del tinerfeño bebe de los grandes del hard-boiled americano de principios del siglo XX, con mención especial a su protagonista, Mat Fernández, un detective socarrón, irónico, fumador, bebedor y mujeriego, que me ha recordado los mejores Marlowe y Spade, pero en versión actual. Y eso es decir mucho.
En resumen, una novela adictiva, sustentada sobre diálogos sabrosos y bien ejecutados, que con seguridad será una de las grandes protagonistas del próximo año y que colmará las expectativas de los aficionados al género. Felicidades a su autor, ha hecho un buen trabajo.
Josep Camps
Los ojos del puente
Javier Hernández
M.A.R. Editor
Premio Wilkie Collins 2014
ISBN: 978-84-942182-6-2
272 páginas
PVP 16.95 €
Año 2014
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada