La música fue su salvación. James Rhodes fue víctima de abusos durante su infancia y su vida ha estado marcada por esa tragedia. Escuchar a Rajmáninov en bucle durante su adolescencia y descubrir el Adagio de Bach en un ala psiquiátrica le ayudó a combatir sus demonios y a transformar su vida. James Rhodes es uno de los más eminentes concertistas de piano de la actualidad y un gran renovador de la música clásica. Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4, escribe en The Guardian y ofrece recitales en todo el mundo. «Instrumental» son sus memorias, que vieron la luz en Reino Unido después de que el Tribunal Supremo levantara el veto que pesaba sobre la obra. Todo un tributo apasionado al poder terapéutico de la música y que aborda cuestiones fascinantes sobre cómo funciona la música clásica y sobre cómo y por qué puede cambiar nuestras vidas.
Es una autobiografía, pero en realidad podría pasar por una novela negra. Una de esas novelas de perdedores que caminan al borde del abismo con la gracia de un equilibrista, una novela de “puta buena mala suerte”, que diría el gran Carlos Zanón. Es una autobiografía, pero también es una denuncia. Denuncia de como un niño es una criatura vulnerable y en manos de la gente equivocada, puede ser convertido en un adolescente desnortado y en un adulto enfermo. Una denuncia, además, de la impunidad absoluta de algunos delincuentes, amparados en un mundo de inocencia y supuesta pureza, pederastas violadores que no dudan un segundo en abusar de criaturas que no tienen defensa, manipularlas y destrozarles la vida.
Sin pudor alguno, Rhodes narra su descenso al Hades más profundo, y su salvación y redención a través del amor a la música. Las violaciones no solo afectaron a su físico (tuvo que ser operado varias veces) sino también a su psique de una forma terrible, deformando su vida sexual y abocándolo a la autodestrucción, las autolesiones y los intentos de suicidio. Sin pudor, repito, nos cuenta todos los tormentos a los que se sometía, y los viajes alucinados a los hospitales psiquiátricos en donde intentaban salvar su vida de forma desesperada. Todo ello aderezado, paradójicamente, por un exquisito gusto musical y una maravillosa capacidad de divulgación de autores y obras pianísticas muchas veces desconocidas para el gran público. Pero Rhodes no solo es un músico genial y un desgraciado enloquecido. Es un cabrón con los planetas alineados para caer siempre de pie. Su talento es inconmensurable, es como un ente aparte, y es ese talento el que se las arregla para mantener a flote al desquiciado James. Encuentra el amor. Tiene un hijo al que adora. Pero es el piano el que le salvará la vida.
Y entre psiquiátrico y psiquiátrico, intentos de suicidio y clases de piano, Rhodes aprovecha para criticar el mundo anquilosado y rancio de la música llamada clásica, y lo hace con inteligencia y humildad, aunque no deje títere con cabeza desde su mente avanzada. Sabe que la música nos ha salvado y siempre nos salvará. ¿Por qué ha de pertenecer, entonces, solo a unos pocos privilegiados, a una élite de supuestos intelectuales? He ahí la gran pregunta…
En resumen. Un libro imprescindible para los amantes de la música, para los amantes de las historias tristes, para los amantes de la buena literatura. Además, sí. Está bien escrito. El talento de James Rhodes, para nuestro gozo, va más allá de su Steinway.
Nieves Abarca
Instrumental
James Rhodes
Editorial Blackie Books
Nº de páginas: 288 págs.
ISBN: 9788416290437
Año 2015
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