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dimarts, 22 de maig del 2018

'La mujer en la ventana / La dona a la finestra' - A.J. Finn


La mujer en la ventana es todo un éxito literario, como aquel que dice, incluso antes de llegar a las estanterías de nuestro país. Avalada por el mismísimo mago del suspense y el terror, Stephen King,  y envuelta en un halo de misterio, usar como seudónimo A.J. Finn, con esa ambigüedad de no saber si es hombre o mujer quien lo escribe, muy al estilo E.L. James y sus sombras, resulta un movimiento de márqueting perfecto, tanto, que este pasado Sant Jordi, se encaramó en las listas de libros más vendidos, tanto en su opción castellana, como en la catalana.

Pero, ¿es tanto revuelo digno de su lectura?

Sin dudarlo, si lo que buscamos es una novela que nos entretenga, nos distraiga, nos atrape y nos deje sentados en el sofá durante toda su lectura, y estamos hablando de más de 500 páginas, estamos delante de una de las mejores novelas del momento. Con diferencia.

Magnética, inquietante, atmosférica, elegante, y con un sabor, fuerte, a clásico de cine negro, en blanco y negro, por supuesto,  no solo por la cantidad de películas que salpican las páginas de la novela, si no por el hecho de que desde su título, La mujer en la ventana, un guiño a La ventana indiscreta del maestro del suspense,  hasta su final, que no desvelaremos, el autor tiene en mente esa época dorada.       

A.J. Finn, seudónimo de Daniel Mallory era hasta hace poco un editor estadounidense que disfrutaba leyendo y publicando novelas.  Negra, para ser más exactos. No en vano su tesis en Oxford fue sobre Patricia Highsmith, pionera del thriller psicológico. Así que con ese background era de esperar que en algún momento saltara la chispa para escribir una novela.

Su depresión severa durante quince años, aguantando un tratamiento tras otro, que desembocó finalmente en un diagnóstico de trastorno bipolar, fue esencial a la hora de delinear a uno de sus personajes, así como su agorafobia, que le sirvió también para plasmarlo en la novela.

Anna Fox vive sola en su casa de Nueva York sin atreverse a salir. Pasa el día chateando con desconocidos, bebiendo vino, seguramente más de la cuenta, ningún médico le aconsejaría que lo hiciera viendo la cantidad de pastillas que toma al día, viendo películas en blanco y negro, de las que conoce todos y cada uno de sus diálogos, recordando tiempos felices, cuando su marido y su hija vivían con ella antes de dejarla, y espiando a sus vecinos desde las ventanas de su casa armada con una cámara de fotos.

Los Russell son nuevos en el barrio. Una pareja y su hijo adolescente. La familia perfecta. Su casa al otro lado del parque queda justo frente a su mansión. Era evidente que Anna disparase su cámara hacia las ventanas de los vecinos.

Pero un día ve algo que no debería haber visto. ¿Realmente vio un asesinato? ¿Es posible que la mezcla de pastillas y alcohol le haga tener alucinaciones? ¿Conoce a sus vecinos cruzando con ellos unas pocas palabras?

A partir de ese momento Anna Fox entra en nuestra vida sin posibilidad de salir de ella hasta la última página de la novela gracias a la precisión quirúrgica de Finn con su escritura. No discutiremos que se leyó el manual del perfecto escritor de thriller psicológico/novela negra, pero maldita sea, debió ser el primero de la clase.

También es cierto que últimamente novelas como: 
La chica del tren de Paula Hawkins o Perdida de Gillian Flynn  le han dado al thriller psicológico un empujón, primero literario, después cinematográfico, dicen que La mujer en la ventana ya tiene equipo técnico que la realice, Joe Wright como director, TracyLetts como guionista y Scott Rudin como productor, aún no se desveló quién hará de Anna Fox, que está haciendo aflorar una tras otra novelas con esa temática, algo que no parece preocupar a nadie y que sigue dando sus frutos. No seremos nosotros los que nos quejemos, pero sí que bien podrían haber recortado alguna que otra página de la novela.

La mujer en la ventana se torna a la postre en la novela perfecta para este verano, su trama es agobiante, claustrofóbica y tensa, como una playa en plena canícula, no requiere mucho de nuestra atención, o dicho de otro modo, no hace falta tomar notas para colocar las fichas en el tablero, digamos que resulta bastante gaseosa, se pierde entre nuestros dedos, pero consigue con todo y con eso, su auténtico propósito, mantenernos pegado al libro capítulo tras capítulo sin movernos del sofá hora tras hora.

A.J. Finn cuenta en sesenta y cinco días, la novela comienza un 24 de octubre y acaba rondando final de año, una historia de voyerismo, de personalidades cambiantes, donde nada es lo  que parece, donde no nos podemos fiar ni de la primera persona del singular, ya que bien podría estar engañándonos a nosotros también, de empatía hacia aquellos que sufren algún tipo de trastorno, como el propio autor, quien no duda en afirmar que su protagonista debía ser mujer, en caso contrario no hubiera podido distanciarse del personaje, y en definitiva, una historia humana, donde aun con la distancia que separa a los protagonistas, se sienten más cercanos uno del otro delo que podrían pensar.

Ahora solo queda esperar, primero, la versión cinematográfica, y segundo, la nueva novela de Finn, que según cuenta él mismo, estuvo de gira por nuestro país a principios del mes de abril, tendrá como faro de guía, Vértigo, la película de Hitchcock.

SALVA G.

Título: La mujer en la ventana / La dona a la finestra
Autor: A.J. Finn
Editorial: Grijalbo / Rosa dels Vents
Traducción: ANUVELA / Immaculada Estany Morros
Edición: 1ª edición, marzo de 2018
Número de páginas: 537 pp. / 528 pp.
I.S.B.N. 978-84-253-5662-9 / 978-84-1693-0739

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