El trabajo de los sacerdotes es confesar, pero el sumo sacerdote del Metal, Rob Halford (Walsall, 1951) acaba de confesar todos sus pecados en un más que entretenido, interesante y dolorosamente verídico libro titulado, como no podía ser de otra forma, eso es ir con la verdad por bandera: Confesión.
Halford no lo tuvo fácil. Saber desde su más tierna infancia que era homosexual fue una tarea difícil. Tanto por el lugar donde residía, un pequeño pueblo que vivía de la fábrica de acero, como por convertirse en el líder indiscutible, no solo de su banda, sino del mundo del metal en general. Su apodo lo dice todo: Metal God.
Durante toda su vida tuvo que mantener en secreto su condición sexual lo que le llevó a una lucha interna que desembocó en un consumo de drogas y alcohol desenfrenado. Así como una vida sexual llena de peligros. Sí, el bueno de Rob también buscaba sexo rápido en los lavabos de las áreas de servicio como también hizo el malogrado George Michael. La suerte de Rob radica en que los policías que lo detuvieron eran fans de la banda y ocultaron el caso a la prensa. El escándalo hubiera sido mayúsculo y seguramente, aquello que más quería Rob, Judas Priest, la banda de la que forma parte a día de hoy y de la que jura seguirá formando parte hasta el día en que muera, hubiera desaparecido de un día para otro.
Si hay un mundo más heterosexual que el mundo del heavy que venga alguien y me lo diga (muchos dirán que el fútbol, y sí, no les quito razón, pero quien conoce ambos mundos sabe que en el primero de ellos es impensable que un homosexual sea una estrella del mismo)
En Confesión hay sexo, rock, sexo, drogas, sexo, rock, sexo, peleas, sexo, amistad, sexo, provocación, sexo, humor, sexo, trabajo, sexo, fe, sexo...
Sí, Rob no se corta. Mucho se dice a la hora de hablar de que tal o cuál autobiografía sirvió de terapia para quien la escribió, suena a cliché, pero en este caso es verdad, estoy convencido de que todo lo que cuenta Rob tenía unas ganas locas de contarlo, desde su amor por Madonna, como buen gay así debe ser, como su pasión por el heavy metal, Painkiller con su banda madre y Resurrection de su carrera en solitario así lo demuestran.
Pero lo mejor de Confesión no son las historias que cuenta Rob en sí, que nadie discute, lo que hace grande este libro es la forma en que Rob cuenta sin cortapisas ni tapujos su vida desde un prisma completamente gay.
Rob le quita hierro (¿o debería decir acero?) al asunto, y aunque en muchas ocasiones lo que cuenta debió doler, sus relaciones homosexuales con hombres heterosexuales, su bajada a los infiernos de la droga, su alcoholismo persistente...parece que nada importe tal y como lo cuenta.
Sin duda la mejor frase del libro es: si se tiene que hacer, se hace.
Según Rob eso es muy de Walsall en particular y del Black Country en particular.
También es cierto que para alguien que ya superó la setentena, todo está de más. Y digámoslo alto y claro, teniendo la carrera que tiene a sus espaldas, ya puede hacer y decir lo que le rote. Para muestra un botón, o dos: sus discos de villancicos.
Confesión es un libro ameno, se lee como una exhalación, divertido, debe ser por sus genes ingleses, duro, vivir años dentro de un armario no debió ser fácil, lleno de anécdotas, desde la reina Isabel II, hasta Lady Gaga y completamente recomendable. Incluyendo la magnífica y cuidada edición de Es Pop, su cubierta asemejando cuero negro con el logo de la banda en dorado tiene todo el efecto de ser una Biblia y lqué mejor que eso llamándose el libro confesión.
SALVA G.
Título: Confesión
Autor: Rob Halford
Traducción: Óscar Palmer Yánez
Editorial: Es Pop
Edición: 1ª edición, septiembre de 2021
Número de páginas: 426 pg.
I.S.B.N. 978-84-17645-15-1
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