Con su nueva novela, Manuel Rivas (A Coruña, 1957) artífice de entre otros libros “El lápiz del carpintero” llevada al cine por el a día de hoy presidente de la controvertida SGAE (¿quién se lo hubiera dicho cuando estaba al frente de Os Resentidos?), Anton Reixa en 2003, y de los cuentos en los que se basó la estupenda “La lengua de las mariposas” con la inolvidable actuación de Fernando Fernán Gómez (los cuentos aparecieron en el libro de Rivas “¿Qué me quieres amor?”), vuelve a las andadas con esas pequeñas historias llenas de humanidad, a la vez tan cercanas y tan lejanas, parafraseando la obra maestra de Win Wenders, que nos transportan a un lugar de otro tiempo, no tan lejano, vivido por demasiada población.
Rivas utiliza su propia experiencia vital, la de su infancia, juventud y pequeñas pinceladas actuales, para contarnos esos pequeños hechos ocurridos en su vida a finales de los sesenta y en adelante. De nuevo estamos ante un libro lleno de sentido y sentimientos y lleno de metaliteratura, tan de moda últimamente.
Y es que Rivas mezcla tan bien la realidad y la ficción, que no sabes cuál es la delgada línea que las separa, aunque ciertamente, tampoco es necesario saberlo.
Una novela íntima e intimista, llena de pequeños detalles, pequeños recuerdos, gente corriente, que da voz y voto a todos aquellos que para el escritor resultan ser “Las voces bajas”: las mujeres que hablan solas, los emigrantes, los niños, los muertos, los animales…
Entre sus páginas encontramos fotos de aquella época que ayudan a transportarnos al tiempo en que transcurren los hechos narrados, extraídas del archivo familiar del autor, entre otras.
Los primeros miedos, venidos al ver unos Reyes Católicos gigantes cabezudos, el parvulario, donde Manuel se sentaba literalmente en una maleta, dice él, la del emigrante, su viaje al fin del mundo junto a su tío, su primera fotografía, robándole un instante de su vida y el dinero de sus padres, el lugar donde daba la vuelta el viento….todo ello ocurría en Castro de Elviña, la primera nación del protagonista, que por cierto tenía forma de triángulo, donde sus vértices eran el cementerio de San Amaro, la prisión provincial y el faro.
Pero lo que de verdad es “Las voces bajas” es un auténtico homenaje a la hermana de Manuel, María, quien sin quererlo se convierte en la coprotagonista del mismo y siempre anda de la mano de Manuel, metafóricamente hablando.
Sencillo, poético, con una escritura que roza el minimalismo descriptivo, se centra más en los sentimientos que en lo que rodea a estos, y consigue sin quererlo que sintamos una afinidad con el protagonista más grande de lo normal.
SALVA G.
Autor: Manuel Rivas
Título: Las voces bajas
Traducción: Manuel Rivas Barrós
Editorial: Alfaguara
Edición: 1ª edición, octubre de 2012
I.S.B.N. 978-84-204-1150-7
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